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La crisis del Magreb

La guerra en el Sahara puede prolongarse indefinidamente

El Ejército marroquí no parece estar en condiciones de tomar la iniciativa en el Sahara y la capacidad del Polisario para golpear en el lugar y momento de su elección constituye un serio inconveniente para la defensa del territorio por parte de Marruecos, según reconocimiento implícito de los militares marroquíes de las zonas más avanzadas del Sahara.

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Durante 48 horas un grupo de periodistas hemos visitado El Aaiún y Bir Anzaran, invitados por el Gobierno y el Ejército marroquí, para ver sobre el terreno la realidad militar. Después de asistir a un ejercicio táctico del VI Regimiento, de intervención con base en Haggunia, pudimos viajar en un Hércules 130 del Ejército a Bir Anzaran. Según han reconocido marroquíes y polisarios, el pasado 11 de agosto tuvo lugar en esa localidad, situada en pleno corazón de Tiris el Garbia, la batalla más importante que se ha librado hasta ahora entre marroquíes y polisarios.Naturalmente discrepan las apreciaciones de los resultados de la batalla, que cada parte reivindica como un triunfo para sí. Los polisarios afirman haber causado 467 bajas al Ejército marroquí destacado en la localidad, mientras éste afirma haber causado un número similar de muertos al Polisario.

En esta guerra psicológica de comunicados es difícil establecer la verdad. Sólo podemos referimos a las constataciones sobre el terreno. Bir Anzaran, una localidad donde viven aproximadamente unas 3.000 personas, con una guamición marroquí, según dijo el comandante Mzerd, al frente de la misma, de ochocientos hombres, no presenta en absoluto ningún signo que pruebe que fue objeto de una batalla tan encarnizada como ambas partes pretenden.

La ciudad, en efecto, no parece en absoluto tocada ni mucho menos destruida, como había pretendido hacer creer el Polisario en uno de sus comunicados. Los marroquíes, que han afirmado haber causado cuatrocientas bajas al Polisario y haberle destruido 117 jeeps, tampoco estuvieron en condiciones de presentar evidencias que justificasen esas pretensiones. Dosjeeps destruidos y una docena de ametralladoras, así como varios RPG y GRAB-P de 122 milímetros parecían un botín escaso para un enfrentamiento de la envergadura indicada.

El comandante Mzerd, jefe de la posición, reconoció no obstante que el Polisario sí había realizado prisioneros marroquíes en la operación y que incluso un capitán herido fue llevado por los polisarios con ellos en su retirada.

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La conclusión sacada por los infórmadores ante los datos que nos fueron presentados fue que las dos partes, por razones aún no claras, han tratado de inflar esa operación. Los marroquíes sostienen que, en cualquier caso, ha sido un fracaso del Polisario, que quiso tomar Bir Anzaran coincidiendo con la ocupación por las tropas marroquíes de Dajla.

Guerra de desgaste

El ejercicio táctico realizado por el coronel Ghoudjami, al mando del VI Regimiento, resultó interesante por cuanto confirma la impresión de que en realidad en la guerra del desierto, por sus propias características, la superioridad marroquí no es determinante y que polisarios y FAR combaten de jeep a jeep, como explicaba el comandante, en una gran igualdad de condiciones. La aviación que Marruecos utiliza en las batallas de envergadura es inoperante en muchas ocasiones, ya sea por las condiciones climáticas o por la rápida dispersión de sus efectivos en las inmediaciones del desierto, a la que procede el Polisario inmediatamente después de que ve aparecer los F-5, de la Fuerza Aérea marroquí.El Ejército marroquí parece, por otra parte, haber superado en gran medida la desventaja en que se encontraba inicialmente por el desconocimiento del terreno y poco habituado a la lucha del Sahara. La impresión no es de un Ejército desmoralizado, tampoco de un Ejército triunfador, pero sí de uno que ha encontrado o está encontrando una estrategia que se considera adecuada y que aunque no le permitirá adquirir nunca la iniciativa, tampoco el Polisario podrá derrotarle, ni siquiera golpearle fuertemente, en las localidades que ha escogido como puntos fortificados.

La impresión más generalizada entre los altos mandos es que la guerra puede en estas condiciones prolongarse indefinidamente, y que al fin y al cabo será, como todas las guerras, según decía el coronel Ghoudjami, una cuestión de dinero y de aguante.

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