Nicaragua descarta una acción mlitar contra Costa Rica
El Gobierno y la Guardia Nacional nicaragüenses han descartado, por el momento, la posibilidad de una respuesta militar en territorio costarricense a la invasión denunciada el martes por el ministro de Asuntos Exteriores, Julio César Quintana. Según esta denuncia, una columna de unos trescientos hombres armados penetró desde Costa Rica en territorio de Nicaragua, y atacó instalaciones militares a este lado de la frontera. El puesto fronterizo Peñas Blancas y una lancha guardacostas atracada en la bahía de Sahnas fueron bombardeados con morteros y granadas desde territorio de Costa Rica, según dicha denuncia.
Por otra parte, Efe informa desde Costa Rica que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) libra duros combates contra la Guardia Nacional de Nicaragua en tres ciudades importantes de esa nación centroamericana. Estelí, Masaya, Rivas y la región que comunica a esta última con la frontera de Costa Rica, distante unos treinta kilómetros, son escenario de cruentas batallas.A últimas horas de la noche de ayer, medios diplomáticos comentaron con preocupación la posibilidad de que Nicaragua decidiera una incursión militar más allá de las fronteras costarricenses, para atacar directamente los santuarios que el Frente Sandinista de Liberación tiene en esa zona. A esa hora se celebraba, según noticias no confirmadas oficialmente, una reunión entre el estado mayor de la Guardia Nacional nicaragüense y el presidente Anastasio Somoza, en la que, presuntamente, debía tomarse una decisión sobre la acción militar.
De forma paralela, el director de la oficina de radio y televisión del Gobierno, coronel Luna, comunicó telefónicamente a todos los noticieros de ambos medios que debían suspender sus emisiones hasta nuevo aviso. Desde las ocho de la noche del martes, Nicaragua quedó absolutamente aislada de los hechos que sucedían en su país y en el resto del mundo. El director de uno de dichos noticieros, que pidió silenciáramos su nombre, señaló que la medida estaba relacionada con los planes de acciones militares en Costa Rica que estudiaban el Gobierno y la Guardia Nacional en aquellos momentos. Señaló a EL PAIS el citado periodista que no recordaba una medida similar en sus casi treinta años.
Ayer por la mañana, y mediante una nueva comunicación telefónica, el coronel Luna comunicó a los noticieros que podían reanudar sus labores, pero con la condición de no difundir ninguna noticia sobre enfrentamientos y combates entre el Frente Sandinista de Liberación y la Guardia Nacional, ni sobre las gestiones que se realizan en Washington, en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), después de la urgente convocatoria del órgano consultivo de dicho comité, a petición de Nicaragua. Este país invocó igualmente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), después de denunciar la invasión procedente de Costa Rica.
Según algunos observadores, una de las razones por las que se ha descartado la respuesta militar en Costa Rica es el hecho de que una acción militar de ese tipo dejaría desguarnecidos otros frentes, donde la actividad guerrillera es importante. En las últimas horas, en efecto, se han detectado acciones sandinistas en el norte del país, cerca de la frontera de Honduras, desde donde, presumiblemente, han entrado nuevos contingentes de guerrilleros.
Aunque la Guardia Nacional, a través de un comunicado de la «oficina de leyes y relaciones», señaló que el Ejército había controlado la situación en la zona de Rivas y en las instalaciones mineras de Rosita y Bonanta, atacadas en la mañana del martes por el FSLN, noticias procedentes de esa zona aseguran que los combates continúan.
La Guardia Nacional confirmó ayer por la mañana que un avión de combate había sido alcanzado por disparos realizados desde tierra por el FSLN. El piloto resultó muerto, pero el copiloto pudo traer el aparato hasta el aeropuerto de Las Mercedes, en Managua, donde, según la nota, pudo aterrizar sin novedad. Otras fuentes aseguran que la maniobra de aterrizaje se realizó en deficientes condiciones técnicas y que el aparato sufrió graves desperfectos.
Mientras tanto, los dos observadores de la Organización de Estados Americanos cuyo secuestro fue denunciado por el canciller nicaragüense, Julio César Quintana, aparecieron sanos y salvos en la tarde del martes. Los observadores, de nacionalidad ecuatoriana, explicaron que estuvieron retenidos, en el suelo de su automóvil, durante seis horas, vigilados por un grupo de sandinistas.
Muchos observadores se preguntan si la creciente actividad bélica en distintos puntos del territorio nicaragüense, en la que han aparecido elementos desconocidos hasta ahora, como la utilización del apoyo aéreo o las formales denuncias de intervención extranjera, corresponde a la tan anunciada ofensiva del Frente Sandinista de Liberación contra el Gobierno de Anastasio Somoza.
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