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Pleno del Congreso

El debate sobre seguridad ciudadana se centró en la situación del País Vasco

Los grupos minoritarios del Congreso de los Diputados respondieron a la intervención del ministro del Interior con discursos que recordaron en muchas ocasiones el debate producido el 8 de noviembre del pasado año sobre el mismo tema. En respuesta a la sugerencia de Manuel Fraga sobre la intervención del Ejército en el País Vasco, el diputado comunista Simón Sánchez Montero desestimó tajantemente esa propuesta y aludió, en cambio, como camino para una pacificación a la pronta aprobación del Estatuto vasco.

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Los dos portavoces socialistas que intervinieron ayer -Enrique Múgica, por el Grupo Socialista vasco, y Josep María Obiols, por el catalán- coincidieron en reprochar al Gobierno su pasividad en el tema de la seguridad ciudadana, así como la falta de unas soluciones políticas, sin por eso prescindir de las, policiales. El señor Múgica criticó al Gobierno por su falta de imaginación y mostró su inquietud por la reforma anunciada de la ley de Enjuiciamiento Criminal, que elogió.El señor Múgica se refirió a la siniestra lista de atentados, asesinatos y asaltos fascistas y a la pasividad o complicidad con ellos del aparato del Estado, y asimismo señaló que el policía González Pacheco prepara sus maletas para Venezuela sin haber declarado en el sumario por la matanza de Atocha. El diputado socialista manifestó la condena de su partido tanto de la violencia fascista como de la violencia terrorista, y concretamente de ETA. Aludió a las ocasiones perdidas por el Gobierno en esta materia y pidió que no se escamoteen ahora las policías autónomas.

El señor Obiols manifestó que era preciso una política, global y no sólo criminológica, y que los socialistas apoyan la modernización y mejor dotación de la policía siempre que el Gobierno haga también frente políticamente a la violencia y a la delincuencia.

En nombre de la Minoría Catalana, Macía Alavedra expresó la conexión entre la crisis económica y energética y la seguridad ciudadana, temas todos ellos de los últimos debates en el Congreso.

Entre las intervenciones del Grupo Mixto, el señor Bandrés insistió en el origen de la violencia terrorista en la violencia institucional. Pidió que se devuelva a Euskadi su autogobierno, a través de la aprobación del Estatuto de Autonomía. La intervención del diputado de Euskadiko Ezkerra fue aplaudida por su compañero de grupo Fernando Sagaseta -se oyeron también algunos silbidos procedentes de la tribuna pública-, quien, en la breve intervención que le correspondió, reclamó el derecho de autodeterminación de los pueblos.

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El diputado del mismo grupo Blas Piñar solicitó, entre otras medidas, una unidad especial contra los incendios forestales. Defendió el carácter pacífico de la manifestación del 11 de mayo, y cuando, confundiéndose con los aplausos que se produjeron desde las tribunas, se oyeron algunos silbidos procedentes del hemiciclo, el señor Piñar increpó a quienes le silbaban, recordándoles la legitimidad de la representación que ostentaba y su pasividad ante todas las intervenciones.

Jesús Aizpún, también del Grupo Mixto (por Unión del Pueblo Navarro) pidió a los vascos respeto a Navarra, «del mismo modo que nosotros respetamos al resto del País Vasco».

El portavoz del Grupo parlamentario Andalucista, Alejandro Rojas Marcos, recordó que la sede de su partido había sido destruida por una bomba hace diez días, y consideró que existían tres formas distintas de violencia que provocaba la inseguridad ciudadana: delincuencia común, extremismo de izquierda y derecha «a menudo oculta en grupos de paternidad, real o aparentemente desconocida» y la violencia específica del País Vasco. Analizó las causas de la delincuencia común, entre las que citó el deterioro de las condiciones de subsistencia, y expuso que París o Roma tienen índices de criminalidad diez veces superiores a los de Madrid o Barcelona. «Me sorprende», añadió, «la interpretación que da el Gobierno a este tema. Parece que para él es una satisfacción. Para nosotros es terrorífico, porque pensamos que es el camino que llevamos, dado nuestro modelo de desarrollo económico».

El representante del Partido Nacionalista Vasco, Marcos Vizcaya, centró su intervención en la situación de la comunidad ciudadana en el País Vasco. Dijo que en Euskadi, en la practica, no se ha superado aún el concepto tradicional de orden público, entendido exclusivamente como orden en la calle. Realizó un amplio resumen de los hechos violentos ocurridos en el País Vasco durante el año 1978: 92 atracos a mano armada de signo político, 61 atentados de la extrema derecha y 255 de extrema izquierda, con un triste saldo de 87 muertos y 87 herid os. El señor Vizcaya expuso en cinco puntos «la realidad objetiva hoy en los pueblos y ciudades de Euskadi»: presencia masiva y agobiante de fuerzas de policía, más de 10.000 en la calle, con las armas a punto y en posición de disparo; una red de duros controles policiales, que producen ingentes atascos, molestias e irritación; psicosis de país en estado de excepción y ocupación, por una parte, y de banco de pruebas de la guerra revolucionaria, por otra; creencia de que la situación que padece el pueblo vasco es irremediable si se persiste exclusivamente en las vías policiales, por un lado, y revolucionarias y violentas, por otro, y radicalización e inflexibilidad de los sectores mayoritarios de la población ante la ausencia de auténticas soluciones políticas.

Para el representante del,Grupo Comunista del Congreso, Simón Sánchez Montero, el problema de Euskadi no puede arreglarse «con una declaración de guerra». Reconoció que el problema de la seguridad ciudadana era un problema de todos, y añadió que la principal responsabilidad correspondía al Gobierno. Consideró que la clase trabajadora no puede comportarse con mayor madurez que lo hace, y que esa madurez no viene del cielo, sino de la actuación de sus organizaciones políticas y sindicales. El señor Sánchez Montero dijo que los comunistas habían combatido siempre el terrorismo, fuera de izquierda o de derecha. La segunda parte de su intervención la dedicó el señor Sánchez Montero a insistir en la necesidad de que se cambie la imagen de la policía. Se refirió a la extraña muerte de un dirigente de los GRAPO; calificó de inconcebible el que la bandera nacional sea utilizada por grupos de ultraderecha, y se preguntó qué hacía la policía para evitarlo. Dijo más adelante que conocía el espíritu de abnegación de la gran mayoría de los agentes de policía, pero que no sería posible mejorar su imagen frente al pueblo si continúan estando al frente de ella personas que proceden de la antigua Brigada Político-Social. «He leído que se propone conceder al comisario Conesa la medalla al mérito civil», terminó. «¿Se quiere premiar sus éxitos como jefe de la Brigada de Información? ¿Dónde están? ¿Se premia su trabajo anterior? Eso sería un insulto para muchos hombres o mujeres que lucharon por la libertad y tuvieron que sufrir sus métodos».

La sesión se levantó pasadas las nueve y media de la noche. Hoy por la mañana se reanudará el Pleno con la intervención de los portavoces del PSOE y UCD.

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