Manuel Fraga apeló al Ejército para responder a la "guerra revolucionaria" de ETA
El Pleno del Congreso de los Diputados inició ayer un debate sobre el orden público y la seguridad ciudadana, que se abrió con la comunicación del Gobierno sobre el problema, ampliada por la intervención del ministro del Interior, Antonio Ibáñez Freire, quien anunció una serie de medidas legislativas y policiales para combatir la delincuencia. A continuación intervinieron los representantes de los grupos parlamentarios, excepto los del PSOE y UCD, que expondrán hoy su opinión, ya que el presidente de la Cámara levantó la sesión al llegar el turno a los socialistas. Informan La apelación de Manuel Fraga al Ejército para responder a la guerra revolucionaria planteada en el País Vasco, por un lado, y la consideración que hizo Juan María Bandrés sobre la Constitución, como ejemplo de violencia institucional contra el pueblo vasco, por otro, marcaron los puntos de máxima tensión política durante el debate sobre seguridad ciudadana que siguió al discurso del ministro del Interior, teniente general Antonio Ibáñez Freire. Con las intervenciones pendientes de los grupos socialista del Congreso y centrista -que continuarán hoy-, el presidente del Congreso levantó la sesión a las nueve y media de la noche.
El tono general de las intervenciones de los grupos parlamentarios fue menos crítico para el nuevo titular de la cartera del Interior de lo que lo fue el debate sobre el mismo tema celebrado el 8 de noviembre del pasado año, en que fue duramente censurada la política del entonces ministro, Rodolfo Martín Villa. Varios diputados se interesaron por las consecuencias de la resolución que se produjo al término de aquel debate y preguntaron al Gobierno sobre las medidas tomadas en cumplimiento de la misma.La habilidad del teniente general Ibáñez Freire, al fijar un calendario de proyectos legales. contribuyó a mitigar las críticas de las minorías, habituadas a meras declaraciones gubernamentales de propósitos, no concretadas en medidas a plazo fijo.
La monotonía qué presidió la primera parte del debate sobre seguridad ciudadana, que continuará hoy, encontró su contrapunto cuando intervinieron, en nombre del Grupo Mixto, cuatro diputados de muy diferente ideología: Juan María Bandrés, Fernando Sagaseta, Blas Piñar y Jesús Aizpún.
Unas alusiones de Fernando Sagaseta, de Unión del Pueblo Canario, a las manifestaciones fascistas y de ultraderecha, con utilización de uniformes paramilitares y de la bandera de España, dieron pie a Blas Piñar (Unión Nacional) para que negara vehementemente el carácter fascista y ultra de la manifestación organizada por Fuerza Nueva y celebrada el 11 de mayo último. Las palabras del señor Piñar arrancaron aplausos en un sector del público, que, a pesar de las indicaciones del presidente de la Cámara, Landelino Lavilla, volvieron a producirse cuando el señor Piñar manifestó enérgicamente que la utilización de la bandera nacional por parte de un español no puede ser impedida por ninguna disposición, porque esta sería anticonstitucional.
De las intervenciones de las minorías que subieron ayer a la tribuna de oradores, la que mayor preparación y contundencia ofreció fue la del portavoz de Coalición Democrática, Manuel Fraga, quien, sin negar el apoyo a las propuestas del ministro del Interior, ofreció una alternativa completa en su conocida línea de lucha sin cuartel contra el terrorismo.
El señor Fraga estructuró su díscurso en cuatro puntos: decir basta a la guerra revolucionaria en el País Vasco, con todas sus consecuencias; decir basta a los que están promoviendo o tolerando el terrorismo desde fuera de Espana; modificar las disposiciones penales, de procedimiento y penitenciarias que sea necesario y respaldar y dar medios a las fuerzas que defienden la seguridad ciudadana.
Hizo un análisis de lo que denominó «la presión criminal de ÉTA complementada», dijo, «con un intolerable complejo de acciones paralelas, gestoras pro-amnístía, comisiones de investigación, grupos de acción municipal, marchas de la libertad y frentes políticos, que han culminado en Herri Batasuna.»
El señor Fraga criticó duramente a esta coalición y pidió al Parlamento que tomara medidas por la no participación de Herri Batasuna en las tareas parlamentarias, a pesar del deber de asistir a las sesiones que establece el reglamento.
Respecto a la guerra revolucionaria planteada, según el señor Fraga, por ETA, manifestó que es una guerra como las demás y que «se gana o se pierde». «Para ganarla», dijo, «hay que tomarla en serio, y eso quiere decir utilizar todos los medios disponibles, como ahora mismo se ha hecho en Italia, recurnendo al mismo Ejército.»
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