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Computadoras del futuro: más allá del hombre

¿Cómo debemos imaginar el futuro de las computadoras y de la informática? Los adelantos de las técnicas que harán posible una comunicación más fácil y rápida del hombre con la máquina permiten imaginar que, en el futuro, la máquina irá absorbiendo gradualmente parte de las actividades del hombre.Si comparamos el cerebro humano con el ordenador actual, vemos que el hombre está dotado de dos facultades esenciales: por un lado, tiene la facultad de percepción general, de conjunto, del mundo exterior, que se realiza por el sistema nervioso como si fuera un sistema en paralelo, es decir, donde las neuronas no funcionan secuencialmente, unas después de otras, sino simultáneamente. Esto nos indica que el tratamiento de la información, a nivel cerebral, no se verifica de forma secuencial. Esta forma de tratamiento de la información no es sólo privativa del hombre, sino de todos los seres vivos.

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Si no fuera así, es decir, si fuera secuencial, la percepción del mundo exterior, con toda su complejidad, exigiría mucho tiempo, aunque el operativo fuera muy pequeño. Con las máquinas inventadas hasta ahora por el hombre, el resultado es que en éstas no se ha conseguido más que muy parcialmente el tratamiento en paralelo.

Ahora bien, al lado de esta facultad el hombre tiene otra, la de realizar procesos lógicos, y esto lo hace secuencialmente y con bastante lentitud, por cierto. En estos procesos la máquina gana, sin duda alguna, pues opera muchísimo más deprisa (del orden de un millón a mil millones de veces más), naturalmente, con la condición de que su programa de trabajo haya sido establecido por el hombre. Esto nos indica que la máquina presenta un complemento indispensable al hombre, ya que mientras éste dirige, la máquina ejecuta mejor y con mayor rapidez que él mismo lo haría.

Posiblemente en las calculadoras del futuro se tratará de simular la estructura del cerebro humano y estarán constituidas por un número enorme de partes y elementos redundantes, conectados al azar, con una organización escasamente determinista. Una máquina de este tipo sería susceptible de aprender y reparar por sí misma las partes averiadas o defectuosas.

Se abren posibilidades en este sentido si se tiene presente que la evolución de los componentes electrónicos utilizados en las computadoras, es extraordinaria. El progreso continuo de la miniaturización de los circuitos integrados llevará, sin duda, a proyectar dispositivos mucho más complejos, con mayor capacidad que hasta ahora. Hay que recordar que la densidad de circuitos o funciones lógicas integrados en un chip o pastilla aumenta sin cesar. Desde el año 1971 hasta la época actual, la densidad ha pasado de sesenta circuitos lógicos por milímetro cuadrado hasta cerca de trescientos circuitos lógicos por milímetro cuadrado. Como puede observarse, estas densidades parecen increíbles. Extrapolando se llegaría hacia los años ochenta a pastillas de sesenta milímetros cuadrados donde se integrarían 45.000 circuitos lógicos.

La consecuencia de la miniaturización ha sido la aparición de los microprocesadores. Se comenzó por la integración, en una sola pastilla, de la lógica de las cuatro operaciones aritméticas, pero más tarde se llegó a la integración completa de un microordenador en una sola pastilla. La revolución de los microprocesadores no ha hecho más que empezar.

Respecto a las cualidades de las máquinas del futuro podemos citar a German Kalin, director del Hudson Institute, quien opina que los ordenadores posiblemente lograrán simular y sobrepasar algunas de las facultades intelectuales del hombre que podemos considerar como «más humanas», incluyendo acaso alguna de sus actividades creadoras y estéticas, aparte de otras que los seres humanos no tienen. De todas maneras, el propio Kahn añade cautamente que estas predicciones pueden no cumplirse, ya que estamos ante un interrogante respecto a las limitaciones de los ordenadores; y termina indicando que si no se lograra duplicar o sobrepasar algunas facultades humanas características, esta conclusión sería uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX. Descubrimiento negativo, claro está.

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