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Entrevista:

Ceaucescu, hombre clave del equilibrio internacional

Juan Luis Cebrián

Los países del este de Europa han creado un modelo de sociedad bastante recusable en muchos aspectos y absolutamente identificable en uno: la veneración del poder. Esta aseveración cobró de nuevo sentido para mí cuando el presidente Nicolae Ceaucescu tomó asiento en la sala de audiencias en la que había de celebrarse la primera entrevista que concedía a un periódico español. Afincado sólidamente en el poder desde 1965, Ceaucescu ha sabido combinar una política abierta y universalista en el exterior con un régimen en su país demasiado evocador a veces del estalinismo. La creciente concentración de poder en manos de este hombre menudo, de 61 años, de origen campesino y modales hieráticos, ha rebasado la práctica del culto a la personalidad y hoy discurre incluso por caminos de un nepotismo de dudosa moderación.Pero Rumania ha experimentado bajo su mandato un notable relanzamiento económico y ha encontrado una definición positiva de sus relaciones exteriores, que le llevan a desempeñar un papel fundamental en el equilibrio de fuerzas internacionales. El país padece así una cierta esquizofrenia social y política, superior a la que protagonizan la mayoría de los Estados miembros del Pacto de Varsovia. A los deseos crecientes de las nuevas generaciones por obtener un modelo de sociedad y unos niveles de vida equiparables a sus vecinos de Europa occidental, se suma la dificultad de combinar una política de distensión internacional y colaboración en el exterior con un férreo sistema de represión interna. Todo ello hace que la disidencia política, que en el caso rumano tiene en el periodista Paul Goma su principal líder, apenas pueda desarrollarse.

Pasa a páginas 8 y 9

"En la Conferencia de Seguridad Europea de Madrid deben primar los temas de desarme"

(Viene de primera página)Rumania está siendo explícitamente apoyada por Estados Unidos en su reciente desafio a Moscú a la hora de limitar el presupuesto militar del Pacto de Varsovia; mantiene relaciones de creciente amistad con China; es el único país del Pacto que ha reconocido diplomáticamente a Israel, y en la actualidad se ha lanzado a una activa política en Africa y América Latina. Ceaucescu se ha convertido así en un personaje clave de la escena internacional. Ha viajado cuatro veces a Washington y dos a Pekín y ha visitado prácticamente todas las capitales del mundo occidental. Todas salvo una, Madrid, a donde llegará invitado oficialmente por el rey don Juan Carlos, el próximo lunes día 21, para una estancia de cinco días de duración que incluye un desplazamiento a Valencia. Es el primer jefe de Estado comunista que viene a España en toda la historia de nuestro país. El Rey le conoció en Persépolis con motivo de las fiestas de la coronación del sha, y desde entonces se trabó una relación entre ellos superior a la mera cortesía diplomática. Durante el franquismo, Ceaucescu ya tuvo oportunidad de recibir al sobrino del dictador, su tocayo Nicolás, y en 1974 al que era jefe del Alto Estado Mayor del Ejército general Díez Alegría, al que invitó a una merienda en su residencia de verano. La conclusíón es que cuantas críticas se hagan sobre el régimen rumano y la encarnación personal del poder que conlleva no podrán borrar las capacidades de hombre de Estado de Ceaucescu, que le permiten, no sin esfuerzos realizar una política de creciente independencia frente a Moscú. Eso, en un país como Rumania, comporta además una considerable dosis de popularidad púbilca.

La entrevista que me concedió el sábado pasado en la sede del Comité Central del partido tuvo, más bien, todos los caracteres de una audiencia. Durante casi una hora contestó -en rumano- a las preguntas de un cuestionario previo, con el compromiso formal preestablecido de que sus declaraciones no se mutilarían y se publicarían íntegras. No se abordaron, por deseo expreso de las autoridades rumanas, los problemas de la sucesión del mariscal Tito, el conflicto chino-soviético, la cuestión territorial de la Besarabia ni el tema del eventual ingreso de España en la OTAN. Tampoco se habló sobre la reciente creación en su país de un sindicato extraoficial que ha originado problemas políticos internos. Ceaucescu explicó in extenso su opinión sobre la necesidad de una política general de desarme que conduzca a la desaparición de los bloques militares, reiteró sus posiciones sobre la independencia de los partidos comunistas, pero se mostró enormemente cauteloso al referirse a las relaciones con la Unión Soviética. Todo se desarrolló en un tono extremadamente formal y protocolario, en presencia del director del periódico del partido, Scinteia, y de un equipo de taquígrafos y traductores, sin duda más habituados al concepto de la propaganda que al del periodismo en su versión occidental. Ceaucescu es, además, un hombre parco de ademanes, de difícil sonrisa y medida expresividad. Padece algún tipo de afección que le bloquea en ocasiones la palabra y que resuelve con un particular chasquido de lengua.

Habla bajo y pronuncia despacio, memorizando sus respuestas: es cortés pero no cordial y se mueve rodeado de un ambiente bastante evocador del que los españoles hemos conocido en un pasado todavía no lejano. Parece que su vida comienza a desarrollarse en ese mundo irreal del poder absoluto en el que ya no se sabe si es su persona la que irradia distancias o son las necesidades del sistema las que han construido en torno de él un espacio de pequeños abismos formales. Pero, en medio de su discreto porte humano y la frialdad que lo envuelve, es perceptible una mirada huidiza, inteligente, con la que sólo a duras penas regala a su interlocutor. Presidente de la República, presidente del Consejo de Estado secretario general del Partido Comunista, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, presidente del Consejo Nacional de Defensa, presidente del Consejo Supremo Económico y Social y presidente honorario de la Academia Rumana, acapara sin duda demasiados honores para no ser sensible a ellos. Con sus zapatos de rejilla, su rolex de oro blanco en la muñeca y sus notas recordatorias de datos y de cifras sobre la mesa, apenas rebulló en el sillón durante todo el tiempo de la entrevista. Cuando se levantó, finalmente, antes de desaparecer con rápida parsimonia por la puerta de la enorme estancia, ofreció su mano blanda para ser estrechada, y pronunció las últimas palabras, como arrancadas de uno de esos mensajes del Año Nuevo: «Desearía dirigir a sus lectores y a todo el pueblo español los mejores votos de éxito en la realización de las aspiraciones de desarrollo democrático, de progreso, de bienestar, de paz y felicidad. »

Pregunta. Es conocida la política exterior independiente de Rumania. Usted se ha pronunciado recientemente en favor de la creación de una amplia zona desmilitarizada en Europa. ¿Sería la adopción de tal medida un primer paso hacia la supresión definitiva de los bloques militares?

Respuesta. Efectivamente, Rumania otorga gran importancia a los problemas del desarme en general, y, sobre todo, en Europa. En nuestro continente se han acumulado una enorme cantidad de armamentos, tropas militares, incluso armas nucleares, que constituyen un muy serio peligro para la paz, la distensión y el desarrollo económico-social de los pueblos. Partiendo de estas consideraciones, creemos que es necesario hacer todo lo posible para detener la carrera armamentista, y adoptar medidas concretas de reducción de gastos militares, disminución de efectivos, la retirada de tropas extranjeras estacionadas en territorios de otros Estados, el desmantelamiento de las bases militares, así como otras medidas que conduzcán a un desarme real en nuestro continente. Habida cuenta de la existencia de los dos bloques mifitares, la OTAN y el Pacto de Varsovia, que fueron creados, como es sabido, en condiciones especiales, tendría una importancia particular la creación de unas zonas desmilitarizadas, que separen a las tropas de dichos dos bloques, como un paso hacia el robustecimiento de la confianza mutua y la creación de las condiciones necesarias previas a ulteriores medidas más decididas de desarme, que acabarían con la disolución simultánea de los dos bloques militares.

P. Sabemos que Rumania ha valorado positivamente las negociaciones entre Egipto e Israel. ¿Cómo aprecia la actual evolución en el Oriente Próximo y cuáles son, a su juicio, las perspectivas de solución de la situación conflictiva de la zona?

R. Rumania se ha pronunciado siempre por la solución política, a través de negociaciones, del conflicto del Oriente Próximo. Hemos pensado permanentemente en una paz general, que lleve a la retirada de Israel de todos los territorios árabes ocupados a raíz de la guerra de 1967. así como también a la solución del problema del pueblo palestino en base a su derecho a la autodeterminación, incluso mediante la constitución de un Estado palestino propio.

Dada la situación creada tras los acuerdos entre Egipto e Israel, consideramos necesario intensificar los esfuerzos por una solución global. Una paz sólida y justa en el Oriente Próximo se puede obtener tan sólo mediante la solución también del problema palestino, en el espíritu de lo que antes decía.

Sería necesario actuar para que se celebre una conferencia internacional, bajo el amparo de la Organización de las Naciones Unidas, con la participación de todos los interesados, incluida la Organización para la Liberación de Palestina y, por supuesto, de los dos copresidentes de Ginebra -la Unión Soviética y Estados Unidos-. En caso de que las partes interesadas lo quisieran, sería útil también la participación en dicha conferencia de otros Estados, que podrían contribuir a la realización de una paz global justa y duradera, que abra el camino de una convivencia pacífica entre todos los Estados del Oriente Próximo, sobre la base de la igualdad, el respeto a la independencia y la integridad territorial, y la colaboración mutuamente beneficiosa. Semejante solución corresponde tanto a los intereses de todos los pueblos del área, como a la causa general de la distensión y la paz internacional.

P. Hablamos de distensión y paz en un país, como Rumania, ubicado en una de las zonas más tradicionalmente conflictivas: los Balcanes. ¿En qué consiste la política de distensión y cooperación que Rumania desea promover -según sus palabras- en los Balcanes, donde se hallan tanto países miembros de la OTAN, como del Pacto de Varsovia?

R. Rumania actúa con toda consecuencia para el desarrollo de la colaboración bilateral y multilateral entre los Estados de los Balcanes. Nuestro país mantiene relaciones amistosas de buena colaboración, y no tiene ningún tipo de problema con ningún otro de los Balcanes. Estamos interesados en extender estas relaciones, y en que se llegue cuanto antes a la solución de determinados litigios -entre ellos, el problema de Chipre-, en base a negociaciones directas entre las partes interesadas.

Lo realizado hasta el presente permite estimar que hay buenas perspectivas para extender las relaciones de colaboración y cooperación en varios dominios -tanto bilaterales como multilaterales entre los países de los Balcanes, lo que contribuye también al logro de la seguridad y la cooperación en Europa de una política de distensión general y paz.

P. ¿Cuál es el estado actual de las relaciones bilaterales de Rumania con EEUU y la URSS?

R. Rumania mantiene buenas relaciones con la Unión Soviética, que descansan tanto en razones de buena vecindad y las remotas tradiciones de colaboración, como en la comunidad de régimen social. Por lo demás, la Unión Soviética ocupa el Primer puesto en las relaciones económicas de Rumania. La colaboración con la URSS abarca todos los dominios de actividad, tanto bilaterales como internacio nales. Estos lazos corresponden tanto a los intereses de los pueblos de los dos países como a la causa general del socialismo, la distensión y la paz.

En el espíritu de la política exterior de Rumania, de desarrollo de las relaciones con todos los Estados indistintamente del régimen social que posean, mantenemos también buenas relaciones con Estados Unidos de América. En los últimos diez años los intercambios económicos de Rumania con EEUU casi se decuplicaron. El desarrollo de estas relaciones corresponde tanto a los intereses de Rumania como a los de los Estados Unidos y sirven a la causa de la distensión, de una colaboración basada en la igualdad y el respeto mutuo de la independencia de ambos pueblos.

P. En los últimos años en el movimiento comunista internacional han sobrevenido mutaciones, en el sentido de una afirmación creciente de los principios de la independencia y la autonomía de cada partido. ¿Cuál es la contribución de índole política e ideológica del Partido Comunista Rumano a la instauración en la práctica de estos principios en las relaciones entre los partidos?

R. El partido Comunista rumano se ha pronunciado y se pronuncia siempre por el desarrollo de la colaboración entre los partidos comunistas y obreros, en base a la igualdad, el respeto al derecho de cada partido de elaborar de modo independiente su línea política y la estrategia, de acuerdo a las condiciones históricas, sociales y nacionales de cada país.

Estos principios se afirman cada vez más vigorosamente en las relaciones entre los partidos comunistas y obreros. Sobre esta base, muchos partidos han logrado conseguir éxitos importantes en la solución adecuada de los problemas que preocupan a sus respectivos países, desempeñar un papel importante en la vida política nacional y, al mismo tiempo, participar activamente en la solución de las cuestiones complejas de la vida internacional. Partiendo del principio de la igualdad, la independencia y el derecho de cada partido a elaborar su línea política propia, hay vastas perspectivas para que se robustezca la solidaridad y la colaboración entre estos partidos, para que aumente el papel del movimiento comunista, revolucionario y obrero en la solución de los problemas del desarrollo democrático, socialista, en la realización de la política de distensión, desarme y paz.

P. En esta línea de argumentos, ¿qué opina usted del eurocomunismo, en tanto que fórmula para los partidos comunistas de Europa occidental?

R. Tal como he declarado ya en otras ocasiones, la noción de eurocomunismo en sí no dice demasiado. Por ello, comprendo que en la elaboración de su política general los partidos comunistas de la Europa occidental actúen de forma independiente, reparando en las condiciones concretas de cada país. La actividad de los países de Europa occidental es acorde con la tendencia de que hablaba antes -y que se afirma cada vez con mayor vigor en las relaciones entre los partidos comunistas- de realizar una solidaridad basada en la igualdad y la independencia. Eso da fuerza y vigor a todo partido y abre el camino para un enfoque más justo de los problemas de cada país. Nosotros partimos del hecho de que se debe actuar de manera que se excluya toda injerencia en los asuntos de otros partidos; no es ya posible la existencia de algún centro o modelo en el desarrollo socialista, sino que se debe partir de los principios universalmente valederos, teniendo en cuenta las nuevas realidades históricas, sociales, en las que se desarrolla hoy la humanidad. Solamente sobre esta base se puede asegurar el desarrollo democrático, socialista, el progreso de toda la humanidad.

P. ¿Qué iniciativas concretas presentará Rumania en la futura Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa, que se celebrará el próximo año en Madrid?

R. Rumania ha prestado y presta gran importancia al logro de la seguridad y la cooperación europea, a la realización de los documentos firmados en Helsinki, que constituyen un todo unitario. Teniendo en cuenta que después de Helsinki no se han llevado a cabo muchas de las previsiones de los documentos, y el hecho de que la reunión de Belgrado tampoco concluyó con resultados demasiado buenos, consideramos necesario que todos los Estados participantes en la conferencia y, en primer lugar, los Estados europeos, actúen con más decisión, con vistas a una seria preparación de la reunión de Madrid de 1980. Situamos en primer plano el paso a medidas concretas para extender la cooperación económica, técnico-científica y cultural. Pero, al mismo tiempo, consideramos que se debe conceder un papel importante a los problemas del desenganche militar y el desarme. Desearíamos que en la reunión de Madrid -además de la adopción de medidas concretas para el cumplimiento, en todos los terrenos. de los documentos firmados en Helsinki- se conceda importancia primordial a las resoluciones con vistas al desenganche. militar y el desarme. Sin ello no se puede hablar de distensión y cooperación. de paz en Europa y en todo el mundo.

P. El pueblo rumano celebrará este verano el XXXV aniversario de la liberación del país después de la segunda guerra mundial. ¿Cuáles son, a su juicio señor presidente, las realizaciones que marcan la evolución de Rumania en esta etapa de su historia?

R. En los 35 años transcurridos desde la victoria de la insurrección nacional antifascista y antiimperialista, Rumania ha alcanzado éxitos notables en todos los dominios. Durante estos años -históricamente bastante pocos- fueron atravesadas varias etapas históricas: de la sociedad burgués-terrateniente a la sociedad socialista multilateralmente desarrollada; de un país débilmente desarrollado, que algunos consideraban debía permanecer eminentemente agrícola, a un país con una industria desarrollada, con una agricultura moderna, socialista. En estos años, por ejemplo, la producción industrial de Rumania aumentó en 42 veces. Hay ramas que han registrado un desarrollo muy grande, la producción de energía se ha incrementado en unas 110 veces; la de la industria de construcciones mecánicas, en 160 veces, y la de química, en unas 280 veces. Asimismo, la producción de la industria ligera ha aumentado en 35 veces, y la de la industria alimentaría, en más de nueve veces. Se ha desarrollado poderosamente, sobre cimientos nuevos, socialistas, la agricultura, cuya producción ha crecido en este período en cerca de 3,5 veces. Estas cifras mismas demuestran que en estos años Rumania se ha convertido en un país industrial-agrario en pleno desarrollo. Sobre esta base, han ocurrido cambios en la estructura social, se ha asegurado el desarrollo de la enseñanza, la ciencia, la cultura, la elevación general del grado de civilización de todo el pueblo.

P. En esta perspectiva. ¿cuáles son ahora los problemas económicos más acuciantes del sistema rumano?

R. Actualmente, las preocupaciones se centran en el cumplimiento del programa elaborado por el XI Congreso, concerniente a la creación de una sociedad socialista multilateralmente desarrollada. En los tres años que pasaron del actual quinquenio - 1976-1980- el ritmo anual de desarrollo de la industria rumana ha sobrepasado el 11%. Se han conseguido también importantes progresos en la agricultura y las demás ramas de la economía. A la vez, prestamos gran importancia al perfeccionamiento del sistema económico. Las medidas adoptadas en este sentido preconizan acentuar la autodirección obrera y la autogestión, la implantación de nuevos índices económicos, centrando todas las preocupaciones en la elevación de la calidad y el aumento del rendimiento económico. También nos preocupamos por acentuar la participación de los trabajadores en los beneficios.

Un papel importante en el perfeccionamiento de nuestro sistema económico lo desempeña la realización de las nuevas formas democráticas de dirección, al crearse los consejos de los trabajadores como órganos deliberativos que deciden sobre toda la actividad de todas las unidades económico-sociales, y al garantizarse la participación en todos los organismos, en proporción de al menos un 30%, de los obreros que trabajan directamente en la producción . El desarrollo de la democracia económica, de la democracia obrera constituye parte inseparable de la democracia general, de la creación de las condiciones para la participación directa, consciente de las masas populares en la elaboración de la política interna y externa, en el cumplimiento del programa de desarrollo socialista del país, en la dirección de todos los sectores de la actividad.

Son preocupaciones que irán acentuándose en los próximos años, junto con el desarrollo de las fuerzas productivas y el aumento del nivel general de civilización de la sociedad socialista rumana.

P. Reiteradas veces, usted mismo, señor presidente, ha asegurado que el régimen se esforzará por elevar el nivel de vida de la población. ¿Qué nuevas medidas se han tomado al respecto en los últimos tiempos?

R. Sobre la base del desarrollo general de las fuerzas productivas, del crecimiento de toda la economía nacional, se ha asegurado también la elevación del nivel de vida material y espiritual del pueblo. En los años de socialismo la renta nacional ha crecido en unas doce veces. Ello permitió, junto con la asignación de una parte importante para el desarrollo (en los diez últimos años de un tercio de la renta nacional) que dedicáramos medios cada vez más notables al crecimiento de los ingresos de los trabajadores. Los ingresos reales han aumentado, en los treinta últimos años, en casi cinco veces. En el actual quinquenio, a través del plan, tenemos previsto un crecimiento de ingresos reales de cerca del 20 %. En los primeros tres años del quinquenio, realizamos un aumento del 22 %, y en los dos años siguientes -hasta 1980- realizaremos un crecimiento de cerca del 10%. Esto asegurará, por todo el quinquenio, un aumento de los ingresos de los trabajadores de casi el 32%, manteniéndose firmes los precios al nivel planificado. El plan prevé una subida de precios, para los cinco años, de un 6%. Con las medidas que hemos tomado hasta ahora y con las que tomaremos en el futuro, obtendremos una subida de estos precios por debajo incluso de ese 6%.

Por consiguiente, podemos decir que el desarrollo económico-social se refleja directamente en el crecimiento de los ingresos de los trabajadores. a los que se suman los gastos sociales que también tienen un peso muy importante en el crecimiento del nivel general de vida del pueblo. Partimos del hecho de que todo lo que realizamos en el desarrollo de la sociedad socialista rumana debe repercutir directamente en el crecimiento del bienestar del pueblo. Esto constituye la esencia de la política de nuestro Partido Comunista, la esencia de la sociedad socialista que realizamos en Rumania.

P. ¿Qué aspectos destacaría usted de la cooperación bilateral rumano-española y en qué dominios considera que las relaciones actuales podrían ser ampliadas? ¿Qué significación concede, en este marco, a la próxima visita oficial que emprenderá a España?

R. Quisiera mencionar con gran satisfacción que, en los últimos años, las relaciones entre Rumania y España han registrado un continuo desarrollo. Hemos realizado, la extensión de los intercambios económicos, así como algunas acciones de cooperación en la producción y en otros dominios de actividad. Claro, lo que hemos realizado hasta ahora no nos puede contentar -según mi opinión- ni a nosotros, ni a ustedes. Pero, partiendo de las realizaciones hechas hasta el presente, apreciamos que hay una buena base para ensanchar nuestra colaboración, tanto en lo que se refiere a los intercambios económicos y técnico-científicos, como, sobre todo, a la cooperación en la producción, inclusive a través de la cooperación mancomunada con terceros países. Hay excelentes perspectivas en esta dirección.

Deseamos encontrar, durante la visita que dentro de poco efectuaré a España, los terrenos más propicios para ampliar la colaboración entre Rumania y España. Naturalmente, preconizamos extender las relaciones culturales, teniendo en cuenta las afinidades de idioma y cultura, de civilización, existentes entre nuestros países. Ambos son herederos de antiguas tradiciones que contribuyeron mucho al progreso y la civilización mundial y eso constituye un factor importante en el desarrollo de las relaciones.

También en política internacional nuestros países han cooperado activamente tanto en la Conferencia general-europea, como en la aplicación de los documentos firmados en Helsinki o en otros complejos problemas, como pueden ser la edificación del nuevo orden económico internacional o el desarme-, se dan todas las condiciones necesarias para robustecer esta colaboración con vistas a afirmar en la vida internacional los principios de igualdad, respeto a la independencia y la soberanía nacionales, no injerencia en los asuntos internos, renuncia a la fuerza y la amenaza de fuerza, respeto al derecho de cada pueblo de ser dueño de las riquezas nacionales y de los destinos propios.

He aquí por qué creo que la visita que efectuaré dentro de poco tiempo a España, por invitación del rey Juan Carlos, y las conversaciones que llevaremos a cabo abrirán nuevas perspectivas para el progreso multilateral de la colaboración entre nuestros países. Esto corresponde tanto a los intereses de nuestros pueblos, como a la política de distensión, colaboración y paz en el mundo.

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