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China y Estados Unidos rubrican su primer tratado comercial

Estados Unidos y la República Popular China finalizaron con éxito sus negociaciones de un tratado comercial, que será el complemento económico de la normalización de relaciones diplomáticas y que permitirá cuatriplicar los intercambios comerciales entre los dos países durante los próximos cinco años.

El tratado fue rubricado ayer, en Cantón, por la ministra de Comercio norteamericana, Juanita Kreps, y su colega chino, Li Quiang (Li Chiang), pero la firma del acuerdo se retrasará vanos meses, quizá hasta finales de ano, porque es necesario adaptar la legislación vigente, especialmente en Estados Unidos, a lo previsto en el nuevo tratado comercial.Washington y Pekín se conceden mutuamente en el acuerdo la cláusula de nación más favorecida y establecen un marco que ordene las relaciones comerciales y los intercambios entre la mayor potencia del mundo occidental y el país más poblado de la Tierra.

La concesión de dicha cláusula, que será solicitada al Congreso por el presidente Jimmy Carter, supone un problema para las relaciones de Estados Unidos contra otras naciones comunistas, especialmente la Unión Soviética. Hasta ahora, la política comercial de Washington ha sido de equidad respecto a los dos gigantes comunistas y la concesión de la cláusula de nación más favorecida a China Popular no será sino el preámbulo del mismo tratamiento para la Unión Soviética.

Sin embargo, la llamada enmienda Jackson-Vanick dispone que se niegue esta ventaja comercial a los países que impidan o dificulten la emigración, algo que se redactó pensando especialmente en los judíos que querían abandonar la Unión Soviética y no podían hacerlo. Un portavoz del Departamento de Estado admitió ayer implícitamente que la concesión de la cláusula a China irá seguida de la misma, pero no simultánea, decisión respecto a la URSS.

Al rubricar el tratado comercial, la secretaria de Comercio dijo que «durante treinta años, el pueblo de Estados Unidos apenas ha tenido contacto, comercial o de otro tipo, con cerca de un cuarto de población mundial» y que «hoy, avanzamos un paso muy importante al restablecer el intercambio de bienes y servicios y, por consiguiente, el intercambio de ideas, experiencias y buena voluntad».

Durante el pasado año, los intercambios comerciales entre Estados Unidos y la República Popular China ascendieron a 1.100 millones de dólares. Pero tras el espectacular anuncio de la normalización diplomática hecho en diciembre, la visita del viceprimer ministro chino, Deng Xiaoping (Teng Hsiao-ping), a finales de enero, y la apertura de embajadas el 1 de marzo, las, perspectivas se multiplicaron, aunque pendientes de la negociación de un acuerdo comercial. Este año se espera que el comercio chino-norteamericano se acerque a los 2.000 millones de dólares y que en 1984 la cifra ronde los 4.000 millones.

Indemnizaciones chinas

Además del complejo tratado comercial rubricado ayer y negociado en los últimos meses, la secretaria de Comercio norteamericana anunció la conclusión de otros seis acuerdos durante su visita de diez días a la República Popular China. Tres de esos acuerdos son de cooperación científica y tecnológica; otro regula el intercambio de exposiciones comerciales; otro, las relaciones pesqueras, y el último resuelve las reclamaciones y deudas creadas a raíz del triunfo de la revolución maoísta en 1949.

Este acuerdo, firmado el pasado, viernes, era necesario para arreglar las disputas pendientes e iniciar la nueva era de relaciones comerciales. China pagará algo más de ochenta millones de dólares como compensación por las propiedades norteamericanas que fueron nacionalizadas después de la revolución comunista y Estados Unidos devolverá bienes chinos por un valor idéntico que fueron «congelados» entonces en Norteamérica como represalia.

El tratado comercial, que tendrá una duración inicial de tres años, pero será renovable por sucesivos períodos de idéntico tiempo, elimina los obstáculos para la concesión de créditos oficiales de Washington a la República Popular China y contiene disposiciones en las que se garantizan los derechos de patentes, marca comercial y copyright a las compañías norteamericanas que efectúan operaciones comerciales en China.

Las exportaciones de productos agrícolas norteamericanos continuarán siendo en los años inmediatos el principal capítulo del comercio con China, por lo menos hasta que los dirigentes de Pekín redacten un código que regule las inversiones extranjeras y los empresarios de Estados Unidos sepan a qué atenerse.

Los productos textiles constituirán la principal exportación china a Norteamérica, también en un plazo inmediato. La concesión de la cláusula de nación más favorecida reducirá los gravámenes a estos productos, lo que permitirá aumentar las. exportaciones a los chinos entre un 20% y un 25%, aunque creará una serie de acciones de la industria textil norteamericana de carácter proteccionista.

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