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Los científicos contra la primacía de la investigación en la empresa

«La injerencia del Ministerio de Industria en el Plan Nacional de Investigaciones es una burla a la comunidad científica», han declarado a Efe fuentes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.Al parecer, el plan nacional de urgencia de ayuda a la investigación, destinado a cubrir las necesidades mínimas, distribuía los fondos con arreglo al número de investigadores existentes entre todos los organismos de la nación. El informe del Ministerio de Industria ha modificado totalmente el anteproyecto, de tal suerte que la actividad industrial ha pasado a ser un instrumento rector de la política científica del país, según los rumores que llegaron al Conseja

«Es una anomalía con respecto a lo que se hace en otros países -añaden las fuentes citadas-, donde la ciencia no sólo incide en la actividad industrial, sino en la búsqueda de conocimientos para todas las actividades sociales. »

El anteproyecto del Plan de Investigación, en su primera edición, destinaba 73.000 millones de pesetas, en tres años, como ayuda mínima, a la comunidad científica. Este anteproyecto, elaborado por el Ministerio de Educación y Ciencia en el verano pasado, fue objeto de varias modificaciones. Antes de finalizar el año se redujeron 23.000 millones de pesetas, quedando reducido a 50.000 millones únicamente. De esta cifra, el porcentaje mayoritario estaba destinado a la universidad, con un 40 %. Un 20%, al CSIC; otro 20%, a diversos centros oficiales de investigación, y el 20% restante, a formación de personal, relaciones internacionales y otros temas

El anteproyecto pasó posteriormente a informe del Ministerio de Industria, quien, según las fuentes del CSIC, modificó sustancialmente estas partidas presupuestarias. Así parece que un porcentaje mu, importante se destina a la investigación en la empresa, y se reduce a «una cantidad simbólica» las inversiones en el CSIC, donde se realiza la mitad de la activid'ad investigadora del sector público y se plantea la política científica como una actividad subsidiaria del desarrollo económico. Los científicos del mencionado Consejo consideran por todo ello que es peligroso aprobar este anteproyecto sin que la comunidad científica tenga más conocimiento del mismo.

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