El príncipe Sihanuk hace una defensa matizada de Pol Pot

El pueblo camboyano «decidirá por sí mismo» si el régimen de Pol Pot debe asumir nuevamente la dirección del país o sí, por el contrario, prefiere las «promesas» del régimen «fantoche de vietnamitas», declaró ayer el príncipe Norodom Sihanuk, en Pekín, después de haber hecho una matizada defensa del régimen de los khmer rojos, cuya política interior criticó.Norodom Sihanuk en el transcurso de la larga entrevista que concedió en Pekín después de la caída de Phnom Penh, comentó también el programa político presentado por el Frente Unido de Salvación nacional de kainpuchea (FUSNK), prestando especial atención al anuncio del regreso de la gente a las ciudades y restablecimiento de la libre circulación de la población. «Ignoro si respetarán o no estas promesas -declaró-, pero si el pueblo camboyano se siente más feliz con los vietnamitas que con Pol Pot, no permitirá que este último regrese a Phnom Penh, aunque venga respaldado por una masiva ayuda militar china».

El príncipe defendió en Pol Pot el «símbolo de la resistencia del pueblo de Kampuchea», señalando, además, que el pueblo había sido «feliz» y que en su mayoría estaba de acuerdo con el régimen de Pol Pot. «Cierto es que los niños no tienen juguetes -manifestó-, pero no lo es menos que pueden correr y saltar».

Interrogado sobre las presuntas matanzas de los khmer rojos, Sihanuk, que fue prisionero suyo, durante tres anos, respondió: «No he visto esas matanzas ».

En cuanto a los logros del régimen de Pol Pot, el príncipe destacó la industrialización y el desarrollo de la agricultura gracias a los sistemas de riego.

No obstante, el antiguo jefe de Estado camboyano criticó la política interior de los khmer rojos, la ausencia de libertad de movimiento, el traslado forzoso de personas a las cooperativas rurales, etcétera. Recordó que dos de sus hijas fueron enviadas al campo en 1975 y que ignora su paradero.

Pese a todo, Sihanuk manifestó que su objetivo principal era ahora la «liberación» de su país y el restablecimiento del Gobierno de los khmer rojos, en Phnom Penh. «Después habrá que persuadir a Pol Pot para que cambie un poco -e incluso mucho- su régimen para bien del pueblo y de los individuos», concluyó el príncipe.