"Cuchillos para la ingeniería genética"
Las enzimas son sustancias catalizadoras de naturaleza proteica, es decir, formadas por aminoácidos, capaces de actuar sobre las reacciones químicas que se producen en las células vivas. En química se llama catalizadores a los compuestos capaces de acelerar o frenar una reacción química. Es decir, de la mayor o menor presencia del catalizador depende que una reacción se produzca a mayor o menor velocidad y, en consecuencia, a que sea también mayor o menor la intensidad de los fenómenos que se producen como consecuencia de la reacción química en cuestión. Sucede entonces que las funciones de los organismos vivientes se ven estimuladas o inhibidas por la acción enzimática.Las enzimas son, como todas las proteínas, sustancias termolábiles. Esto significa que la temperatura afecta a su funcionamiento de tal manera que su acción catalizadora desaparece a ciertas temperaturas. Las enzimas son activas a muy pequeñas dosis: una sola molécula de una enzima puede descomponer cinco millones de moléculas de agua oxigenada en un minuto. Este ejemplo muestra su alto poder catalizador.
¿Qué puede afectar el funcionamiento enzimático? El calor, como ya se ha dicho, a consecuencia del carácter termolábil de estas sustancias; las radiaciones, los ácidos o bases fuertes, las grandes presiones. Algunas circunstancias modifican la acción enzimática, favoreciéndola. Otras, sin embargo, la inhiben.
Las enzimas constituyen, cada vez en mayor medida, objeto de estudio, e investigación así como de múltiples aplicaciones terapéuticas e incluso industriales. Estas sustancias existen en todos los seres vivos, pero mientras algunas de ellas están siempre presentes, otras sólo se forman cuando el organismo las necesita. A las enzimas pertenecientes al primer grupo, es decir, a las que existen en todo ser vivo, en pequenas cantidades, para activar el crecimiento y sostenimiento de ese organismo, se las denomina enzimas constitutivas; mientras que esas otras que sólo se forman en el organismo ante ciertas circunstancias que reclaman su actividad constituyen las que se denominan bajo el nombre de enzimas de formación inducida.
Determinados tipos de enzimas actúan únicamente a nivel de los ácidos nucleicos que producen la rotura de éstos en determinados lugares de la doble hélice del ADN. Debido a la acción específica de las nucleasas de romper la cadena de nucleótidos en determinados lugares y no en otros, es posible el aislamiento de genes e incluirlos en bacterias. La unión de estos genes al material hereditario de las bacterias se debe a la complementafidad de las bases nitrogenadas que siempre se aparean de una forma determinada. Por tanto, estas enzimas actúan como verdaderos cuchillos para la ingeniería genética.
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