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El debate sobre el Sahara pasa a primer plano en la "cumbre" de Jartum

Anoche estalló el tema del Sahara en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Organización para la Unidad Africana (OUA). «Si no conseguimos resolver este problema conforme a los principios de autodeterminación e independencia que informan los principios de las Naciones Unidas, la conferencia de los no alineados y de nuestra propia organización será una humilde prueba de la que la OUA es inoperante.»

Estas palabras, pronunciadas pasadas las diez de la noche por el presidente de Madagascar, Didier Ratsiraka, arrancaron una atronadora salva de aplausos en la sala de conferencias del palacio de la Amistad.El presidente argelino, Huarl Bumedian, ha movido bien sus peones y, posiblemente, en Jartum o se llega a una solución « que haga justicia al pueblo saharaui », como insistieron a lo largo de la jornada varios jefes de Estado -cosa que realmente parece muy difícil- o la OUA entra en un proceso de descomposición del que será muy difícil que pueda reponerse, posibilidad ésta mucho más factible.

En todo caso habrá que esperar a las sesiones de hoy para ver el tono y la calidad de la previsible respuesta marroquí. También habrá que esperar unas horas para ver si se produce un anunciado golpe de efecto: la llegada de una delegación de la autodenominada República Arabe Saharaui Democrática (RASD), a cuyo frente vendría el ministro de Asuntos Exteriores, Ibrahim Hakim.

Según parece, tal delegación se encuentra desde hace días en Trípoli en espera de ser llamada.

La petición de un debate sobre el futuro del Sahara fue una constante de las intervenciones habidas ayer en la cumbre. Tal, pidieron el mozambiqueño Samora Machel, el Nigeriano Obasanjo, el gambiano Jawara y Matías Kereku, de Benin, aparte del jefe de Estado Malgache.

El señor Kereku, habitual portavoz de las tesis argelinas, dedicó un largo y embarullado discurso a demostrar el «imperialismo internacional» y a solicitar de la asamblea el reconocimiento del Polisario como legítimo representante del Sahara y la adopción de medidas que pusieran fin a la guerra en aquella parte del continente, «mantenida -dijo- por el imperialismo internacional, que quiere recolonizamos en connivencia con algunos jefes de Estado que tienen su asiento en la OUA».

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El vehemente señor Kereku se refirió después al intento de invasión de que fue objeto su país en enero del año pasado y acusó abiertamente de la tentativa a Gabón y Marruecos, lo que provocó un incidente que hizo intervenir al moderador de la asamblea. Kereku fue, sin embargo, muy aplaudido al referirse al Sahara.

El señor Ratsiraka, a su vez, tuvo una intervención impecable, serena y muy documentada, la mayor parte de la cual la invirtió en repasar el proceso de descolonización del Sahara español, con mención expresa de las diversas actitudes adoptadas durante el mismo por la potencia colonial y los países vecinos: Argelia, Marruecos y Mauritania.

Después de enumerar resoluciones de organismos internacionales, acuerdos y maniobras más o menos subterráneos que tuvieron lugar en los cuatro o cinco años anteriores a la retirada española del territorio, el jefe de Estado malgache estableció que «España ni debía ni podía disponer del mismo sin haber consultado previamente con su población, representada realmente, como informó la comisión de encuesta de la ONU que visitó el Sahara en 1975, por el Frente Polisario.»

Barajó todos sus datos de un modo que resultó convincente a su audiencia y, por último, estableció que la OUA debe afrontar, la solución del problema teniendo en cuenta que el Tribunal Internacional de La Haya dictaminó que ni Marruecos ni Mauritania tenían vínculos históricos o culturales permanentes con el territorio como para que pueda sostenerse en pie su reparto consumado entre estos países, y que, antes bien, fue Mauritania quien creó el Polisario para conseguir poner fin a la presencia española en el área, y Marruecos, por su parte, también se había mostrado partidario de su independencia precisamente ante una cumbre de la OUA. habida en Aeldis Abeba.

Las palabras del presidente malgache fueron acogidas con una salva de aplausos como no se había oído aún en el palacio de la Amistad durante la presente conferencia. Las tesis marroquíes -Mauritania sigue sin decir esta boca es mía- quedaban un poco en las cuerdas y, de paso, se ponía de manifiesto que en la sala había más partidarios de Argelia y del Polisario que de los representan tes de la monarquía alauita. «Africa debe rechazar el leadership como Europa rechazó la monarquía de origen divino», había dicho por la tarde el presidente nigeriano en una evidente alusión, realmente traída por los pelos, a Rabat.

Nadie ha hablado, sin embargo, de las islas Canarias. El presidente Ratsiraka se refirió a las «islas-bases» que balizan el continente, mencionando como tales a Mayotte y Reunión. Da la sensación de que el asunto del archipiélago español ha pasado a muy segundo plano. Toda la carne se va a poner en el asador sahariano.

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