Más de 40.000 personas en el festival de apoyo a la lengua vasca
Con una cuestación masiva en todas las localidades de Euskadi concluyó el domingo la primera fase de la campaña Bai euskerari (sí al euskera) organizado por Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca) para la promoción y revitalización del euskera. La cifra de presupuesto que para el desarrollo de sus actividades tiene previsto para este año el citado organismo -35 millones de pesetas- va a ser ampliamente cubierta por los donativos del pueblo vasco. La recogida de fondos realizada el viernes y el domingo y el gran festival vasco de seis horas de duración, celebrado el sábado, pueden considerarse los tres momentos claves de la campaña, que ha supuesto una auténtica movilización de apoyo económico y participación popular solamente superada en el pasado por campañas de signo político como la legalización de partidos o la amnistía.Se calcula que en las labores de cuestación han intervenido más de 30.000 personas, que han rastrillado la totalidad del País Vasco en dosjornadas.
El viernes la recogida de fondos se llevó a cabo en las cuatro capitales de las provincias vascas y en los núcleos obreros vizcaínos de Sestao y Baracaldo. Al término de la jornada se calculaba que en las 6.000 huchas repartidas por fábricas, comercios, locales públicos y calles se habían depositado por encima de los dieciséis millones de pesetas, que podrían doblarse en la cuestación que el domingo se llevó a todos los rincones de Euskadi.
Aunque no hay cifras oficiales, se piensa que el total recaudado en el mes de campaña puede superar los cincuenta millones de pesetas. En esta cantidad hay que incluir la venta de diversos objetos (pegatinas, folletos, carteles, camisetas y discos) -con una recaudación diaria oscilante entre las 50.000 y las 600.000 pesetas-, las cantidades aportadas por organismos oficiales (diputaciones, cajas de ahorro), las de entidades privadas (iberduero, un millón, y la asociación de la patronal guipuzcoana, Adegui, cinco millones), los dieciséis millones de la cuestación del viernes, el doble aproximado, de la del domingo, y una cuestación que oscila entre seis y los siete millones aportados por más de 40.000 personas que asistieron el sábado al festival.
San Mamés registraba ese día un lleno como solamente conoció el estadio del Athletic de Bilbao en sus mejores partidos de Liga y Copa. Las gradas aparecían a las siete de la tarde -hora del comienzo del acto- repletas de un público heterogéneo que había pagado rigurosamente una entrada con precio único de 150 pesetas. Entre los asistentes, multitud de ikurriñas y carencia absoluta de pancartas o banderas de organizaciones políticas. La única reivindicación previa de todo el público era una: sí al euskera. Solamente una excepción: la pancarta que colgaba sobre una de las tribunas, en la que se leía Ez, ez, ez, zentral nuklearik ez (no, no, no a las centrales nucleares). La frase sería coreada una y mil veces por los espectadores, que mezclaron a lo largo de las seis horas que duró el festival, ese eslogan con otros tales como Nafarroa Euskadi da (Navarra es Euskadi), Independenzia, Eta, herria zurekin (ETA, el pueblo está contigo) y diversos goras.
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