Rojos y fascistas

En EL PAIS de fecha 11-4-78 aparece una carta firmada por R. R., en la que escribe seis veces la palabreja «fascismo», algo así como si los dedos se le hicieran huéspedes.Yo, que al tanto de los acontecimientos populares vivo, me viene a la memoria la pasada época franquista, época en la que a una persona que reclamase algo más de sueldo para sostener a su numerosa familia, que pidiese una vivienda decente para decir adiós a la chabola o que le dijese al terrateniente que no le podía pagar la renta porque había sido muy mal año de cosecha, se le colgaba el sambenito de comunista, se le fichaba y, si el patrón tenía influencia, podía despedirle («a petición propia del interesado») del trabajo y hasta amenazarle con la cárcel.

Ahora, en la época que atravesamos, se tilda de fascista a todo aquel que no hable mal de la Monarquía y del Gobierno, a todo aquel que se afeite y se corte el pelo, a todo aquel que le dé por cantar España cañí, porque es una canción muy española y que no tenemos que copiar nada del extranjero, a todo aquel que no es partidario de amenazar a nadie ofreciéndole un puñetazo en los dientes, a todo aquel que respeta a los demás, única manera de ser respetado.