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Dictaminado el proyecto de elecciones locales

Galeote (PSOE): barbaridad técnica y burdo truco electoral

La pugna entre la representación territorial y el sistema de elección basado en un hombre, un voto, a propósito de la regulación de las elecciones a diputados provinciales, dio lugar ayer a un extenso debate, que resumimos a continuación, en el que UCD y AP mantuvieron con éxito la primera de las actitudes citadas, y los restantes grupos parlamentarios la segunda. Guillermo Galeote (PSOE). La Diputación Provincial tiene una doble dimensión con suma de municipios y en función del interés general de la provincia. Nuestra enmienda se basa en el principio de doble elección, de diputados corporativos y diputados directos, teniendo en cuenta el papel de las diputaciones como distribuidoras de fondos y su protagonismo en el proceso preautonómico. EI proyecto de ley contine un sistema de desproporcionalización perfecta. La lista con menos número de votos puede ser la que obtenga la Diputación.Admitimos la desproporcionalización al parcelar el distrito en partidos judiciales, pero rechazamos que el sistema D'Hont se aplique no a votos, sino a personas, lo cual es una barbaridad técnica y constituye un burdo truco electoral. Los diputados provinciales deben asignarse a cada partido judicial en función de los votos objetinidospor las listas en las elecciones municipales.

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El sistema establecido tendrá graves consecuencias poselectorales, ya que producirá enfrentamientos y afectará al proceso preautonómico, así como invertirá los resultados electorales del 15 de junio.

Manuel Núñez (UCD). El argumento de las consecuencias poselectorales del procedimiento prejuzga el resultado de las elecciones, es decir, tiene una base pantanosa. No podemos usurpar la soberanía de las Cortes que han de aprobar las bases del régimen local y la Constitución, ambas amenazadas por la enmienda socialista, que las prejuzga. Hay que modificar las diputaciones, pero no ahora, y adaptarse mientras tanto a la función que actualmente tienen asignada.

No puede aceptarse la pretensión de establecer elecciones que den lugar a diputados de primera y de segunda clase. Nosotros preferirnos, con base en los concejales elegidos, diputados de una sola clase. Con el sistema de proyecto, de los 51 diputados de Madrid, diecisiete corresponderán a la metrópoli, y el resto, 34, a los restantes partidos judiciales. Según la enmienda del PSOE, corresponderían veintiocho a la metrópoli, y sólo veintitrés al resto. La tesis del PSOE consagrarla una técnica favorable al desarrollo regional cuantitativo y capitalista con el que no creo que este partido esté de acuerdo. En nuestro país, sólo uno de cada diez hogares está en zona rural. La exagerada y desproporcionada representación de los diputados de las metrópolis ha contribuido a ello y ha llevado a la desertización rural y al desarraigo. Existen ciudades monstruosas, por un lado, y desiertos, por otro. La enmienda del PSOE agravaría esa situación. Nosotros tratamos de evitar que las macrocifras de los votos de las grandes ciudades aplasten al modesto concejal. Creemos que el sistema del proyecto de ley es democrática-

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mente aceptable. Tenemos razones técnicas no para aplicar el sistema D'Hont a las personas, sino para compensar unos partidos judiciales con otros.

Macía Alavedra (Minoría Catalana). Nosotros defendemos la posibilidad de pactos a nivel municipal y no sólo provincial para las elecciones, aunque como partido no nos afecta.

En cuanto a la pugna UCD-PSOE es más lógico y democratizador que la regla D'Hont se aplique más a los votos que a las personas.

"No votan las tierras, sino los hombres"

Simón Sánchez Montero (PCE). El señor Núñez, para justificar algo que es legítimo desde un punto de vista de partido, pero no en general, ha hecho un canto a las regiones desertizadas y ha atacado el desarrollo capitalista. Es raro que haga esto, porque aunque su partido, como tal, no haya participado en el desarrollismo, sí lo han hecho fuerzas que representa, que lo han determinado y van a seguir determinándolo.

No votan las tierras, sino los hombres. No son las diputaciones las que pueden impedir desertizar esas comarcas. Será la política del Gobierno la que lo hará. Las consecuencias del sistema previsto es que existirá una tremenda desproporción entre los votos que estarán detrás de unos diputados y de otros. Eso no favorecerá la democracia ni una política, que quiera tener más en cuenta los intereses de los pueblos de España. Interesa que forma de elección sea lo más igualitaria posible. Lo que pretende UCD y, en parte también, los compañeros del PSOE, es repartirse las diputaciones. En todo caso, nosotros estaríamos de acuerdo con la propuesta del PSOE de elegir un número de diputados por elección directa. En realidad, de esa forma deberían serlo todos.

Nosotros proponíamos que a cada partido judicial se le asignara un diputado, y el resto se distribuyera en relación proporcional a la población.

Julio Busquets (socialista de Cataluña). El señor Núñez acusó al Gobierno actual y al anterior al criticar la desertización, porque sus líderes son los ministros de los cuarenta años. Os damos las gracias porque esto servirá para orientar a los electores.

Aplicar la regla D'Hont a los concejales es una barbaridad científica. La democracia parte de un hombre, un voto, no de que en algunos casos un hombre valga diez votos. La preocupación de UCD no es por la desertización, sino, como en las últimas elecciones, por añadir votos a las zonas rurales más conservadoras, como consecuencia del recelo hacia los obreros de la ciudad.

Ya pasó la época de la democracia orgánica y no es honesto defendería. No son los campesinos, sino las ideologías las que ofrecen soluciones a los problemas. ¿O quieren robarle la representación al obrero; que valga el voto del obrero diez veces menos que el del campo? Eso no es honesto. Con este sistema, mil habitantes pueden contar con 50 votos, mientras que cuatro millones contarán sólo con 65.

Jesús Sancho Rof (delegado del Gobierno). En algunos planteamientos se ha hablado de honestidad de las personas y creo que eso no es lícito, sino criticar las posiciones políticas. Es lógico y lícito que todo partido intente incrementar sus espectativas electorales, siempre que no afecte a la estructura total del sistema.

En el borrador constitucional no aparecen las diputaciones. El ente esencialmente político de la vida local, es el municipio. Se confunden las competencias de los entes autonómicos, de las diputaciones y del propio Estado. Se ha dicho que las diputaciones van a mandar donde no haya gobiernos autónomos. Esto es confundir los términos. Los municipios deben estar representados, mientras que las diputaciones son órganos administrativos, no políticos.

La aplicación del sistema D'Hont a los votos o a las personas produce el mismo resultado. De lo que se trata es de aplicar la filosofía del proyecto de ley. Los vecinos están representados en los municipios, y son los ayuntamientos los que deben nutrir las diputaciones. El proyecto de ley establece un sistema democrático, sobre la base de que todos los municipios tienen igual derecho a estar representados en su diputación.

Guillermo Galeote. UCD defiende tesis organicistas o de democracia orgánica, territorial. llevándolas a sus últimas consecuencias, todos los municipios habrían de tener igual número de concejales, tengan cinco millones de habitantes o mil.

Un ejemplo, Sevilla; un sexto de la población provincial obtendrá más de dos tercios del total de diputados provinciales. Y se trata de un ejemplo medio. El caso de Toledo sería escandaloso. El respeto a la territorialidad no debe llegar hasta el extremo de, que el voto de un concejal valga cien o doscientas veces más que el de otro. Debemos aplicar la regla D'Hont al número de votos obtenidos por lista electoral. Con el sistema que acepta UCD y contando que en las próximas elecciones se repitieran los resultados del 15 de junio, en Alicante los 199.000 votos de UCD darían lugar, a 17 diputados provinciales, mientras que los 216,000 del PSOE a sólo 13. Nosotros aceptamos una cierta representación territorial y, por eso, según nuestra enmienda, también perderíamos, pero menos: UCD tendría 16 diputados y nosotros 14, en la provincia citada.

La desertización a que alude UCD no se soluciona dando a un diputado representación de territorio; se soluciona ideológicamente.

Manuel Núñez. No se trata de como ganar o perder las diputaciones, sino de cómo asegurar la representación de los municipios. No es tan alarmante la desproporción como nos ha hecho ver el señor Galeote con las cifras, que yo no discuto. Defendemos las posibilidades de cada ayuntamiento, porque no se pueden aplastar los concejales de una candidatura que en otro sitio no hayan obtenido apenas votos.

Por lo demás, no se roba el voto a nadie. ¿Es que puede haber discriminación entre campesinos y trabajadores? Respetamos la territorialidad porque es la clave del sistema, pero esto no quiere decir que establezcamos una democracia orgánica. En cuanto a la inversión del voto es prácticamente nula.

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