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FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE BERLÍN

Secuelas del proceso a Els Joglars en el Festival de Berlín

En Berlín se ha denunciado también el proceso militar contra Els Joglars como una falta a la libertad de expresión. Un miembro del grupo teatral, Miriam Maeztu, no pudo estar presente en la proyección de la película Las palabras de Max, de Emilio Martínez Lázaro, presentada a concurso el pasado lunes. Junto con Las truchas, de José Luis García Sánchez, forma la representación española en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Del equipo de la película se han desplazado su productor y guionista, Elías Querejeta, y los intérpretes Ignacio Fernández de Castro, Gracia Querejeta y Héctor Alterio. El director, Martínez Lázaro, no pudo participar por motivos familiares.

Las palabras de Max lleva el sello Querejeta como guionista y productor. La forma de concebir el proyecto se aleja de los términos usuales de planificación a partir de un guión estructurado. Han preferido elaborar la narración con un material filmado, en lugar de los esquemas literarios. De esta forma han rodado la película en tres etapas distintas, en las que van evolucionando las características de los personajes de acuerdo con las necesidades fílmicas para fijar la historia definitiva en el montaje. La narración discurre a través de una serie de encuentros del protagonista con personas de su pasado y otras accidentales, teniendo como relaciones motivadas las que se producen con su hija y con un antiguo amigo con trastornos psicológicos. En el fondo, puede plantear el aislamiento de una generación que se ha «desarrollado» en el franquismo.En la rueda informativa que tiene lugar a continuación de la proyección de las películas concursantes, el aspecto del entendimiento interno de la película apenas fue planteado. Es curioso resaltar que la crítica europea, y esto se ha podido constatar en anteriores ruedas de prensa, está más preocupada por los planteamientos de conflicto en los personajes que por los aspectos técnicos estrictamente cinematográficos. La temática «literaria» desborda la forma y se centra en los contenidos. Como reacción se limita y empobrece, quizá por el cansancio teórico, todo lo que hace referencia al lenguaje y «discurso» fílmicos.

Otra nota característica de estos encuentros informativos, sobre todo en algunos críticos de países socialistas, es un cierto «malestar» cuando las películas no aportan soluciones a la temática propuesta. En sus intervenciones, Elías Querejeta defendió la presentación de problemas abiertos, que en el caso de Las palabras de Max hacen referencia a las relaciones paterno-filiales, la identidad con la propia biografía y las formas de opresión que surgen del entorno, sin que sea necesario ofrecer determinadas soluciones a una situación histórica donde se mueven los pesonajes. En su opinión, la película no presenta problemas estrictamente individuales, sino establece en la sociedad actual valores que están en crisis y se convierten en materia de cine.

En su condición de sociólogo y de primera intervención en el cine, Ignacio Fernández de Castro se refirió a su interés por la sociología comprometida y en cuanto a su personaje señaló que le exigía romper la incomunicación interna de la película, que al mismo tiempo participa de elementos psicológicos y sociológicos, al reflejar las relaciones de autoritarismo y violencia que motiva el ambiente social. La narración intimista va unida a las propuestas de resaltar los esquemas sociales y de incomunicación, aspectos que han interesado en Las palabras de Max.

La «colonia» española que participa en el festival ha aumentado en las fechas de presentación de las dos películas. Además de los equipos de Las palabras de Max y Las truchas, se encuentran en Berlín Carlos Saura, José Luis Gómez, Enrique Braso, Antoni Padrós, Amparo Muñoz, Marta Morata, Julieta Serrano, algunos de ellos relacionados con las películas que se presentan en la Sección Informativa y en la de Cine Joven.

Si en otros festivales las películas a competición circulan por locales públicos, la Berlinale tiene un público muy específico por la Universidad Libre de Berlín, con proyección y coloquio. Anoche se celebró un animado diálogo sobre Las truchas, donde los estudiantes analizaron los conflictos de grupo y en especial la situación de la mujer en la película.

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