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Reflexiones sobre el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo

La derecha española, que se llama, de momento, Unión de Centro Democrático, está dando algunas pruebas de cierta inteligencia política. Esta situación altera, de algún modo, los presupuestos tácticos de la izquierda clásica. Es público y notorio que en todos los países de la Europa industrializada, la derecha ha actuado siempre del mismo modo: recuperando e instrumentando las ideas propuestas por los intelectuales o por los partidos de izquierda; pero esta situación es especialmente interesante y dinámica porque obliga a las fuerzas progresistas a seguir inventando, creando nuevos proyectos de transformación de la sociedad, y la resultante de la contradicción entre dichas fuerzas sitúa las reformas o las transformaciones en un terreno más avanzado y real. La reforma administrativa ha sido bastante hábil en sus enunciados formales. Realmente, la Administración española tenla una estructura de post guerra, y aunque perduren incongruencias argentinoides como cultura y bienestar o amalgamas como comercio y turismo, por citar únicamente algún reciente aglomerado ministerial, ha sido el primer paso para poder estructurar con.un mínimo de lógica una pesada y aburrida administración.

Un primer paso

En mi terreno específico, la planificación física del territorio, el urbanismo, la arquitectura, la idea de unir obras públicas y vivienda en un solo organismo, la considero un primer paso hacia la futura y necesaria reestructuración que deberá operarse en el seno del Estado, cuya concepción misma será modificada.

El conjunto del territorio hay que ordenarlo: su planificación física debe hacerse en íntima relación y coherencia con el organismo de planificación económica, inexistente hasta el momento, con la idea de hacer evolucionar el modelo actual y, naturalmente, de acuerdo con la inevitable transformación de la sociedad actual hacia un modelo de socialismo que sea resultado de nuestra evolución histórica. Para ello, es urgente trazar una determinada política territorial que, teniendo en cuenta la realidad actual, los desequilibrios nacionales y regionales, la carencia de energía y materias'primas, el extraño panorama que ofrecen las comunicaciones existentes, las desarticuladas relaciones campo-ciudad, entre otros vectores, establezca una trayectoria para la configuración de nuestro país. Trazar esta trayectoria, coordinar y encauzar los distintos factores es un hecho político profundo que puede comenzar a realizarse ya en este momento. Las futuras generaciones serán, de algún modo, víctimas de las decisiones políticas tomadas actualmente en este terreno. No se trata, por tanto, de esquivar coyunturas, de hacer política de salón, o de legislar unas normas, sino de sentar las bases, de comenzar la construcción de las primeras muestras físicas de la futura sociedad española. A mi me sorprendió siempre el hecho de que ningún Ministerio de Obras Públicas, de Vivienda, u ordenación del territorio, se haya propuesto una política de conjunto, y sus respuestas hayan sido siempre coyunturales y faltas de contenido. Hace diez años que trabajo también fuera de España y he intervenido directamente en la definición de políticas territoriales consideradas urgentes en situaciones tan antagónicas como, por ejemplo, la Francia de Giscard o la Argelia de Boumedian y puedo asegurar que tanto el liberalismo avanzado de la decadente y culturizada Francia como el socialismo tercermundista de la revolucionaria Argelia han necesitado una definición política de envergadura frente a estos temas. Espero que Joaquín Garrigues, empiece este complejo trabajo, sabiendo que serájuzgado no por la habilidad de trampear una situación transitoria, sino por haber colocado los cimientos de una política que desarrollaremos y corregiremos también, a lo largo de los próximos gobiernos.

Problema primario

El problema urbanístico es uno de los primeros que tiene planteados la nueva Administración. El conjunto de problemas que tiene nuestra sociedad en este momento se traducen, en el terreno de lo real, de la vida cotidiana, de la calidad del medio ambiente, en términos de urbanismo. Después de u nos años en los que se ha construido desordenadamente, destruyendo el paisaje natural y deteriorando la vida de nuestras ciudades históricas, en los que se ha olvidado el quehacer urbanístico, restablecer un ministerio en el que una de sus partes sea la vivienda, adquiere síntomas de urgencia. Es totalmente significativo que las rei.Vindicaciones de la clase trabajadora no pasen únicamente por los lugares de trabajo, sino también por el territorio: el pueblo, el barrio, el distrito, la ciudad.

Las elecciones municipales se plantearán de hecho como una lucha por el control de los municipios, y en consecuencia por el control urbanístico. El actual Gobierno deberá plantearse, pues, con urgencia algunos temas esenciales que pertenecen a su ámbito ideológico.

En primer lugar, deberán darse lo! primeros pasos hacia una democratización de la vida urbana. La actual dernocracia formal habrá de instrumentar la descentralización.

Todo urbanista, todo aquel que de prioridad a lo público, a lo comunitario, a lo colectivo, a la evolución de la sociedad es, de algún modo, partidario del socialismo. No se puede hacer úrbanismo sin una política del Suelo coherente, que permita diseñar espacios públicos, zonas verdes, calles, plazas, equipamientos, etcétera, en función de las necesídades sociales de la población. Pero el problema del suelo, es actualmente más grave. La desaforada especulación es uno de los vectores fundamentales que paralizan la vida económica en el país. Al empresario le es más cómodo en este momento invertir en suelo y esperar a que éste vaya subiendo de valor, que construir, que realizar, que crear riqueza. En la industria, reconvertir las empresas acostumbradas a los negocios directamente especulativos de post guerra, frenar la especulación y comenzar una política de fiscalización del suelo en función de la densidad, de los tiempos para la realización de las obras del interés social de los programas, frenaría la especulación y fomentaría la producción y el trabajo. Esta es una política que terminará inexorablemente, en toda Europa occidental, en la municipalización del suelo, condición necesaria para el quehacer urbanístico. El ministerio actual deberá analizar muy cuidadosamente su programa de inversiones públicas, ya que, en función del mismo, se combatirá la actual crisis de producción y el desempleo creciente en este momento. La construcción de infraestructuras se deberá realizar en función de la política territorial, de la prioridad que debe darse al equilibrio regional y a la relación campo-ciudad, al mismo tiempo que deberá abordarse una resuelta mecánica de inversiones para paliar los déficits en infraestructuras urbanas y equipamientos escolares y sanitarios. Este ministerio habrá de revisar también necesariamente la política de vivienda.

Segregacionismo

El urbanismo espanol ha sido eminentemente segregacionista. Las ciudades están divididas en zonas, que corresponden a diversas clases sociales. Las ciudades crecen como una yuxtaposición de ghettos y los cinturones rojos son una de las características urbanísticas recientes. se construyen ciudades turísticas de baja calidad, de funcionamiento caro y poco productivas, muchas viviendas de lujo están por vender en estos momentos y el déficit de vivienda social aumenta.

Esta reorganización de la política de la vivienda pasa por dos puntos esenciales: dar prioridad al diseño urbano e instrumentar coherentemente la ayuda a la persona, en lugar de la ayuda a la piedra. No voy a extenderme sobre las medidas que en este sentido ya han sido puestas en práctica en países como Francia con resultados satisfactorios. En todo caso, son medidas urgentes si se quiere optar por un modelo de sociedad más integrado y por lo tanto menos conflictivo. La conservación del patrimonio histórico, de los centros de nues tras ciudades, del paisaje, la pro tección de la arquitectura, son to talmente necesarias si no se quie re destruir nuestra civilización, nuestra memoria colectiva. Ultí mamente los Ministerios de Vi vienda y Educación han mostra do intenciones, vagas sobre este tema culturálmente tan vital, pe ro ninguno ha tomado medidas prácticas. Así, se continúan destruyendo edificios en los cen tros de las ciudades para substi tuirlos por minirascacielos de características modernas. Imagi nemos, por un momento, que el Ministerio de Cultura autorizase la quema de manuscritos clásicos de nuestra literatura y fueran desapareciendo cuadros del mu seo del Prado. Esta es la situación para la arquitectura.

Imaginemos también el centro de París, Roma o Venecia, destruído para realizar bancos o sedes sociales de grandes empresas. Declarar monumento nacional los centros de las ciudades históricas, regular inteligente mente el tráfico, dando preferencia absoluta al peatón y al transporte colectivo y reutilizar dichos centros, adaptándolos a las exigencias de la vida actual y futura, implica una complejísima instrumentación y un gran talento en el diseño. Estos son algunos de los temas que tiene delante el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. La derecha española, el actual Gobierno. Se trata, hasta aquí, de paliativos para evitar nuevos errores, de frenar una situación aberrante con una política reformista. No se trata todavía, de exponer una política y metodología para la transformación de nuestra sociedad arcaica hacia un modelo socialista, hacia una sociedad superior. Estas son, simplemente, algunas medidas de reforma ante una situación caótica para remediar los acuciantes problemas de la vida cotidiana de los ciudadanos, para iniciar la construcción de un país algo más digno y vivible.

La creación arquitectónica, el fomento del talento en el diseño urbano y territorial, el impulso de la capacidad creadora de los ciudadanos, los trabajadores, los artesanos, los industriales y, especialmente, los arquitectos, los ingenieros, los urbanistas, es otro tema mucho más complejo. Orientar el trabajo hacia el reequipamiento de los monstruosos barrios de bloques abiertos construidos últimamente, instrumentary diseñarlos ensanchesde, las ciudades medias españolas, ordenar el campo y el paisaje, crear nuevos parques municipales, urbanos y territoriales, implica un aprendizaje de disciplinas nuevas, ya en uso en otros lugares; una transformación de la Universidad, estableciendo, entre otras medidas, una escuela especial de diseño territorial y paisajístico y urbano y un programa de investigación sólido sobre los problemas de morfología.

Reconvertir

La arquitectura y el urbanismo españoles están sedimentados en una rica tradición histórica y el hombre español con genio para la pintura y la escultura, y con dificultades para las ciencias y la tecnología, ha producido, a lo largo de la historia, una interesante arquitectura medieval y modernista, ha exportado ciudades a Latinoamérica y ha creado una variadísima arquitectura popular. Actualmente existen en España alrededor de cien brillantes arquitectos que están relativamente desocupados, y que podrían, en un primer tiempo, ser impulsados, hacia una mejor utilización de sus características creadoras, si el ministerio supiese proponerles trabajos necesarioís e interesantes. Más adelante con la consiguiente reconversión de la profesión, podría producirse un aumento de las cualidades creativas de las nuevas generaciones y una mayor participación de las mismas en dichos temas. Mi relación con el mundo internacional en materia de arquitectura y urbanismo, me hace constatar que gran parte del genio, del talento, están desaprovechados en nuestro país en estas disciplinas. Si el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo comienza esta labor, si está abierto y se prepara para esta primera reforma, encontrará el apoyo de una gran parte de los profesionales de Valor, aunque estos sigan pensando que no se trata más que de los primeros balbuceos, de los primeros pasos en la nueva etapa histórica que estamos comenzando. Espero que los actuales responsables olviden para el trabajo real, la pertenencia de los trabajadores de la cultura a una u otra corriente ideológica, a uno u otro partido. Espero que la reconciliación nacional se produzca de hecho en la vida del trabajo y se evite radicalmente la segregación y el favoritismo por motivos ideológicos. De otro modo, España seguirá, en la práctica, dividida en dos bandos y cuando se produzca la alternancia de poder necesaria para el buen funcionamiento de la democracia, la otra, España, aquélla que perdió la guerra y que todavía no ha podido trabajar y decidir, tendrá una tendencia a un comportamiento similar, de forma casi inevitable. La izquierda, los sectores socialistas y comunistas, que seguramente en un futuro próximo accederán al poder no debieran preocuparse por el hecho de que Suárez y su Gobierno, inicien una política más inteligente; se sentirán, al contrario, estimulados para imaginar soluciones reales de transformación de la sociedad española que lleven a la construcción de un modelo socialista de acuerdo con nuestro proceso histórico nacional.

No es más que el comienzo

Si estas primeras medidas que la derecha debe lógicamente llevar a cabo, ya que ésta es su única salida y éste su papel histórico, inquietan a la izquierda, querría decir que los programas, que las transformaciones que la izquierda ha propuesto terminaría con estas medidas, pero estas medídas no son más que el inicio de un proceso en el que todo está por hacer y en el que el papel de la izquierda es el de imaginar, el de inventar no solamente el acceso al poder, sino también las auténticas transformaciones que deben operarse en la sociedad española. Soy consciente de las dificultades que va a encontrar Joaquín Garrigues, debidas a la falta de una metodología de planificación que es tradicional y sintomática en el país, a la dificultad de,encontrar equipo, ya que los mejores hombres en la materia militan en el campo del socialismo, en la oposición. Sé que los problemas urbanísticos son los más difíciles que tiene planteados un país, que ni USA, ni U RSS, ni Francia, ni Alemania los han resuelto satisfactoriamente, que se trata de una problemática compleja no asimilable a la de otro departamento, que la ciudad no es una máquina, sino un organismo vivo y que la metodología para resolver sus problemas no se puede copiar de otros campos de la producción y la cultura. Sé, que en otros países la mayoríade eficientes ministros, de inteligentes políticos, cuando los han trasladado de otro ministerio a urbanismo han fracasado rotundamente; que el alcalde técnico, el alcalde empresario, el alcalde político, enfrentado a los problemas urbanos de su ciudad, se ha equivocado sistemáticamente, y Joaquín Garrigues debe saber que los problemas de planificación territorial y urbanismo no pueden encontrar una vía real de solución más que dentro de un planteamiento socialista y no reformista; pero algunas medidas, los primeros fundamentos de esta transformación, pueden perfectamente iniciarse por un político que se autodefine de derechas y que la honrada práctica que impondrá en el ejercicio de su trabajo se irá inclinando obligatoriamente hacia soluciones más avanzadas y progresistas, y le hará entregar, en su día, el relevo en su cargo de forma digna y aún brillante.

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