La Iglesia y las elecciones

Como milliantes cristianos y de izquierdas (aunque el término esté siendo utilizado por una clase política ojerosa y trasnochada) somos muchos los que no nos vamos a conformar con la victoria pírrica de la izquierda en las elecciones, aceptamos el designio de las urnas, pero no somos electoralistas. Y vemos como un país que vota a la izquierda es representado, sin embargo, por la derecha.Tanto es así que, como dato indicativo, habrá que señalar que en aquellas zonas -nacionalidades, regiones y provincias- donde la vida de fe está mejor organizada en su base popular Comunidades cristianas, Cristianos por el Socialismo, u otras formas- la victoria de la izquierda ha sido más amplia. Con esto no queremos decir que el cristiano haya vuelto a protagonizar la política de otro signo, pero sí que estamos contentos, de haber luchado codo con codo, de ver que somos fieles a. la lucha popular por el socialismo, la justicia y la libertad.

La fe ha brillado de nuevo para aquellos que quieran leer la página de la historia que volvimos el 15 de junio. Al abrir hoy otra, queremos seguir siendo fieles a los intereses del pueblo expresados siquiera confusamente en las urnas, hemos de retomar este impulso, potenciarlo y llenarlo de contenido.

Se ha puesto de manifiesto, al contrario de lo que algunos pensaban, que los partidos y organizaciones obreras no manipulaban en su favor los intereses del pueblo, sino que eran el cauce de expresión de esos intereses en unas condiciones precarias de libertad. Fueron y son hoy, el único marco de expresión válido para ser fieles a los oprimidos a un nivel parlamentario (imprescindible en una sociedad moderna) y a un nivel de base.

El pueblo, y nosotros los creyentes, parte del pueblo, habremos de ir dotándonos de todos aquellos instrumentos, teóricos y prácticos, qué conducen a la liberación del hombre aquí en la tierra y que posibilitan la suprema liberación que todos anhelamos.