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El debate eurocomunista se amplía en la prensa de París

El debate en torno al eurocomunismo se amplía en Francia. Los especialistas investigan la significación profunda de la nueva línea política de los partidos comunistas occidentales y del ataque frontal del Kremlin al PCE y a su líder, Santiago Carrillo. Los comunistas franceses, tras la intervención de su secretario general, Georges Marchais, para confirmar la política independiente de su partido, parece que desean mostrarse imparciales. Los disidentes de los países del Este también se han manifestado al respecto.

«Moscú ya no está en Moscú», titulaba ayer su editorial el diario de tendencia socialista Le Matin, en el que estimaba: «Antes de que los comunistas occidentales se hayan puesto de acuerdo sobre la definición del eurocomunismo, la palabra ya vincula a la opinión a una serie de ideas que van todas en el mismo sentido: poner en entredicho el régimen soviético.» Este mismo editorialista se preguntaba, en definitiva, hasta dónde llegará la voluntad de independencia de los comunistas occidentales y en qué momento alcanzarían realmente la liberalización.

Otro editorialista, en un amplio artículo, compara la polémica actual con la que se desarrolló entre chinos y soviéticos y que culminó con el cisma que, a su vez, dio lugar a un nuevo centro de una parte del comunismo mundial. Ahora bien, en el caso actual, en opinión del mismo analista, el cisma no conducirá a una «nueva línea general». De ser así, los soviéticos no necesitarían más pretextos para fulminar, en nombre de la ortodoxia, al señor Carrillo y al eurocomunismo.

De toda la prensa, el diario más cauteloso desde que estalló la «bomba» eurocomunista, lanzada por el líder español, es quizá el órgano oficial de los comunistas galos, L'Humanité. De hecho se conformaron con la declaración, favorable al PCE, que hizo el primer día de confrontación su líder, señor Marchais. Después, se han contentado con algunas informaciones escuetas sobre el desarrollo de la polémica.

Pelikan

El disidente checo Jiri Pelikan, que era miembro del comité central del partido de su país en tiempos de la «primavera de Praga», intervino ayer en el debate, confirmando que, en efecto, de un tiempo a esta parte, las relaciones «entre los partidos eurocomunistas y los disidentes del Este se han enfriado levemente, pero tenemos mucha simpatía por los partidos eurocomunistas». En su opinión, estos partidos critican la legalidad socialista en los países del Este, y el hecho es positivo. Pero lo más importante, añadió, «es que se plantee la esencia misma de este sistema, respondiendo a las preguntas siguientes: ¿Estas violaciones son un simple accidente de la historia? ¿Se trata de sociedades verdaderamente socialistas con algunos aspectos liberales, como decía recientemente Berlinguer?, y, por fin, pueden existir estos regímenes sin la censura, sin la represión y sin el Monopolio absoluto del poder?»

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