Aumentan las zonas desérticas de la Tierra
Los desiertos se extienden sobre la superficie de nuestro planeta. Cada año disminuye la extensión del terreno cultivable. La causa de ello es unas veces la propia dinámica de la Naturaleza: erosión, inundaciones y enfangamientos, etcétera. Pero en otras ocasiones ello es debido a la acción del hombre: mala utilización y empleo de las tierras, excesivo empleo de fertilizantes, urbanización... Todo ello es la causa de que ese proceso de desertización se haya tragado ya el 40% de las tierras del mundo aptas para el cultivo.El proceso viene de antiguo. El Africa septentrional, por ejemplo, que fue en otro tiempo el fértil granero del Imperio Romano, es actualmente un desierto o semidesierto que necesita importar una gran parte de sus alimentos. En El Salvador, el 77% de la superficie terrestre sufre una erosión acelerada. La carga de fango del río Citarun, en Java, cuya cuenca está siendo intensamente erosionada por el cultivo excesivo, ha aumentado siete, veces en tres años. En las colinas orientales del Nepal, el 38 % de la superficie terrestre se compone de campos que han tenido que ser abonados porque su capa superior ha sido arrastrada por el agua, mientras que río abajo, en las llanuras del Terai nepalés, la misma capa de suelo hace que el lecho del río se eleve de quince a treinta centímetros anuales.
Otro ejemplo de degradación de suelos, esta vez debido a pastoreos excesivos, es el hecho de que en la provincia sudanesa de Kordofan, al borde del Sahara, la cabaña interior se cuadruplicó entre, 1957 y 1966. El número de cabezas de ganado siguió aumentando desde entonces. El exceso de pastoreo rompe el equilibrio dinámico que en otro tiempo existió entre el ganado y la tierra.
Cuando se destruye la cubierta vegetal del suelo terrestre se produce una grave erosión eólica, ya que el viento actúa entonces con mayor eficacia en su devastación. Por eso, para lograr la productividad sostenida en pastizales y tierras de pastoreo, habría que evaluar la capacidad de la tierra y no sobrepasarla.
Otras causas
Otro agente de desertización se debe al aumento de salinidad o alcalinidad del terreno. En Pakistán, por ejemplo, a principio de la década de los sesenta, el 22% de todas las tierras regadas se vio dañado por el anegamiento o la salinidad, míentras en la India la cifra fue del 15%. En total, cada año se pierde por salinización o anegamiento un total comprendido entre 200.000 y 300.000 hectáreas de tierras irrigadas.
El uso excesivo de plaguicidas y de fertilizantes inorgánicos puede perjudicar también la microflora y la microfauna naturales del suelo. Un cultivo excesivo o inapropiado reduce también el potencial agrícola del suelo. En el Sahel tunecino, los arados arrastrados por tractores y las rastrilladoras de discos están rompiendo el suelo superficial aumentando también en ese caso la erosión que el viento provoca.
En algunas zonas del Reino Unido ha quedado reducido el drenaje y el rendimiento de los cultivos a causa de la compactación y la pérdida de la estructura del suelo causada por el empleo de maquinaria pesada en tiempo atmosférico inapropiado.
Por otra parte, en Estados Unidos, cada año un millón de hectáreas de tierras agrícolas son destinadas a carreteras, urbanizaciones y otros usos no agrícolas, aunque esa pérdida se ve parcialmente compensada con la adición todos los años de medio millón de hectáreas de tierras agrícolas de nuevo cultivo. Grandes ciudades crecen, comiéndose el terreno.
Consecuencias
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de todo ello? Por lo pronto, existen bacterias en el suelo que desempeñan un papel fundamental en la regulación de los gases atmosféricos. Las partículas de polvo mineral o vegetal contribuyen a la formación de nubes y lluvia. También influyen sobre la temperatura del planeta, ya que determinan la parte de energía solar- que es devuelta hacia la atmósfera y la parte que es absorbida. Una alteración, por consiguiente, en la constitución del suelo afectaría a todo el equilibrio climático que volvería a su vez a incidir sobre el suelo, destruyéndolo.
Estos grandes problemas del suelo afectarán sin duda a la producción mundial alimentaría. Según el informe de las Naciones Unidas, «el, pastoreo excesivo, el cultivo exagerado, la irrigación imprudente y la urbanización; las soluciones a los muchos y complejos problemas del deterioro y la pérdida del suelo, y los daños permanentes a la base agrícola de producción alimentaria que ese proceso implica variarán según los continentes, los países, las regiones y las localidades. Sin embargo, aunque la gestión sostenida de todo ecosistema agrícola debe ser objeto de una buena administración basada en. conocimientos científicos adecuados en relación con el medio local de que se trate, hace falta una perspectiva mundial más amplia. La UNESCO y la FAO están trabajando ya hacia ese fin.» El informe reclama una respuesta mundial para un problema universal. Es un reto más que plantea a la racionalidad humana otra de las facetas de una degradación ambiental provocada en parte por su irracionalidad.
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