Octavio Paz: "Si yo fuera judío, sería sionista"
Con una rueda de prensa en torno a Octavio Paz, comenzaron ayer las actividades de la VIII Feria Internacional del Libro, de Jerusalén, que se inaugura oficialmente hoy martes, en un acto en que intervendrá el escritor mexicano, y al que acudirá el presidente de Israel, profesor Efraim Katzir. En el transcurso de esta ceremonia, le será entregado el Premio Jerusalén de la Paz a Octavio Paz, «quien ha dado expresión en sus obras al tema de la libertad del individuo en la sociedad».
En el recinto ferial del Convention Center, en la zona nueva de Jerusalén, donde se concentran los edificios públicos, se acaban de montar los stands de los cuatrocientos expositores de todo el mundo. Un enorme salón alfombrado, que recoge las casetas y donde comenzará la actividad más importante de esta feria internacional: el mercado de los derechos. El ambiente es de franca expectativa, particularmente por parte de los editores en hebreo, que esperan la llegada de los grandes best-sellers mundiales y también la de los compradores de la producción literaria israelí, para traducir a otras lenguas.
Ante cincuenta periodistas de todo el mundo, Octavio Paz, moreno y hablador, fue contestando en inglés preguntas que giraban en su mayoría en torno a la problemática política de México y América Latina en general, y por supuesto, a los problemas relacionados con la imagen mundial de Israel y de pueblo judío.
«Si fuera judío, sería sionista», dijo después de afirmar que la lucha por la libertad pasa por la lucha por el socialismo en todo el mundo. «Porque el sionismo no es racismo, y hay que acabar con esa especial propaganda antisemita que iguala los dos términos. El sionismo es, simplemente, la expresión filosófica, histórica y política de la autodeterminación de los judíos.»
Preguntado por la relación entre la escritura y la política, Octavio Paz defendió la independencia del escritor, a nivel de partidos políticos. «Entre la eficacia del partido y la moral, el escritor ha de defender posturas morales para escribir; es necesario ser independiente e incluso marginado.»
Después de afirmar su postura antitotalitaria y democrática, terminó diciendo: «Luchar por lsrael es luchar por la democracia en el mundo. Y no es algo idealista. Es absolutamente realista y verdad.» Poco más tarde felicitaría a EL PAIS por el editorial de repulsa al nombramiento de Díaz Ordaz como embajador en España. «En México leímos con satisfacción esa opinión, que recoge el sentimiento de muchos mexicanos.»
Paz, que es huésped de la municipalidad de Jerusalén, en un hermoso palacete de fin de siglo, destinado a las personalidades culturales que visitan la ciudad, tiene un programa muy apretado, como vedette de la feria. Ayer, leyó en castellano una conferencia sobre la literatura latinoamericana, a la que asistieron numerosos estudiantes que hablan esta lengua.
Asimismo, presentó su primer libro traducido al hebreo, aparecido con motivo de su viaje, y que llena los escaparates de las librerías. En él se recoge una antología de ensayos, de El laberinto de la soledad y Posdata, destacando los temas mexicanos, y una traducción completa de su conocido poema Piedra de Sol.
La Feria Internacional del Libro de Jerusalén es, sin duda, una de las más importantes del mundo, precedida con claridad tan sólo por la de Frankfurt. A nadie se le escapa las connotaciones políticas que un nombre como Israel tiene hoy en día para el mundo occidental y más concretamente para España, país que todavía no tiene relaciones diplomáticas con dicho Estado.
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