La nueva "cançó": otras vías, otras expresiones
El nacimiento de una nueva cançó no puede separarse de los cambios producidos en Cataluña. No sólo en el terreno político ha variado la situación, también en el estético las líneas de acción han sufrido transformaciones muy considerables.
Cuando la nova cançó comenzó a dar sus primeros pasos, los Raimon, Serrat, Pi de la Serra, Llach y otros muchos, partían del vacío. Nada o muy poco dejaban tras sí y ello permitió que desarrollaran unas formas originales, nuevas. Estas formas, que veían la luz entre inumerables dificultades administrativas y técnicas, y unos presupuestos ideológicos necesariamente esquemáticos, dieron una respuesta válida a la música gazmoña y alienante que a partir de allí empezó a llamarse peyorativamente «comercial».Pero los tiempos, si no totalmente, han variado. El espacio político que ocupaban los recitales de cançó en unos momentos que sólo ellos podían vehicular las aspiraciones autonómicas y democráticas de Cataluña, se verá ocupado cada vez más por los partidos políticos o las centrales sindicales. De esta forma, la cançó y todas las demás canciones populares del Estado sólo encontrarán justificación y audiencia en tanto su mensaje político o social se armonice con nuevas formas estéticas que vayan a constituirse en alternativa cultural.
Estos son, a grandes rasgos, los presupuestos de los que partes los nuevos cantantes de los que hoy vamos a hablar. Incide en ellos, además del hecho de haber tenido acceso a la música «rock» que nos ha llegado en forma de discos, la eclosión de este tipo de música ocurrido en Barcelona, y que, sin perder sus bases en el mismo «rock» o el «jazz», ha ido intentando cada vez más engarzarlas con músicas de raíz popular.
La mayoría de esta «nueva generación» comenzó a cantar en los años 70, tras mayo del 68 y el proceso de Burgos. Al principio y durante algunos años, basculaban entre el profesionalismo y la imposibilidad física de vivir de su trabajo como cantantes. Muchos de ellos realizaron sus primeras actuaciones como primeras partes de los ya consagrados. Un deambular algo penoso, ya que estaban a expensas de las prohibiciones que cayeran sobre los «famosos». Lentamente, sin embargo, fueron haciéndose con una cierta reputación y así, Ramón Muntaner estuvo sin poder cantar prácticamente un año a resultas de un festival andorrano.
Nuevas voces
Ramón Muntaner es sin duda uno de los más conocidos. En su primera presentación en Madrid no dio en lo absoluto la medida de sí mismo, mientras que el Canet Cançó 76 cuajó una actuación casi perfecta. Acompañado en aquella ocasión por varios de los mejores músicos de «rock» de Barcelona, aquella actuación fue para muchos la definitiva consagración, no sólo de Ramón, sino de todo el movimiento. Muntaner ha realizado además un gran trabajo en torno a Miquel Martí i Pol, uno de los mejores poetas catalanes contemporáneos.
Joan Isaac, en cambio, escribe prácticamente todas sus letras. También aquí se nota un cambio respecto de la generación anterior. En Joan la poesía se retuerce un poco, el fin sigue siendo el mismo, pero la forma de aproximación es más lírica, menos efectista. En su disco, al igual que en los de Muntaner o en el de Bibiano, participa una pléyade de músicos que van a dotarle de una gran riqueza instrumental.
De entre los pocos grupos que funcionan hoy en Cataluña, es necesario destacar a Coses. Si bien su primer disco contenía unos arreglos deformantes de las composiciones del grupo, éste, en sus actuaciones, indica mucho más claramente lo que pretende. Salvando las distancias del idioma y del entorno, Coses viene a ser una bullonera, catalana, con toda su fuerza y podíamos decir, virilidad que caracteriza a los aragoneses.
Marina Rosell se propone, dentro de este espectro, una vía de acción distinta. Su labor consiste en investigar, junto a sus músicos, que no son meros acompañantes, sobre las raíces folklóricas y populares de su tierra. Evitando caer en una tentación arqueológica, dota a esto temas populares de nuevos arreglos y de letras más en consonancia con nuestra realidad cotidiana. Su esfuerzo se encuentra encerrado en disco para el que sólo falta casa editora. Marina, es, sin duda alguna, una de las grandes esperanzas de la canción.
Otra esperanza que ha de consolidarse es Pere Canals. Su juventud no impide que sus facultades como cantante se hayan desarrollado enormemente. Come compositor y letrista aún se le notan algunos balbuceos, debidos más a no haber encontrado todavía una forma de expresión propia y definida, que a incapacidad de ningún tipo.
Los modernos
Como decía al principio, la división tajante que ha separado tradicionalmente a la cançó del «rock» y del «jazz» va difuminándose cada vez más. Mientras los cantantes populares participan de inquietudes estéticas, los rockeros lo van haciendo cada vez, más de inquietudes políticas. Este efecto ve su máxima expresión en La Rondalla de la Costa. Prácticamente todos sus componentes han pertenecido con anterioridad a grupos progresivos. Sin abandonar esas inquietudes, la Rondalla introduce también textos que podrían ser firmados por cualquier cantante Popular. Este hecho es nuevo y, posiblemente, abra una puerta que hasta ahora permanecía cerrada sin razón válida para ello.
Epílogo
Si sólo hace un par de años nos hubiéramos preguntado por el futuro de la cançó, la predicción no hubiera podido ser muy optimista. Hoy, sin embargo, no sólo existen nuevos cantantes, sino, lo que es más importante, una nueva postura y nuevos presupuestos. El camino está despejado.
Babelia
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