Sobre Cataluña
Se han publicado en su periódico en los últimos días una serie de artículos del señor Trías Fargas. bajo el título «La cuestión Catalana». Desde una óptica evidentemente distinta. quiero hacer alguinas, precisiones de fondo. El citado señor representa una corriente de opinión va antigua, el catalanismo, aunque hoy se apellide democracia o socialismo catalán. Los catalanistas (algo distinto de ser catalán) tienen el dudoso gusto de confundir la formación del Estado español con la opresión castellana a pesar de ser históricamente Castilla la primera oprimida. La oposición Cataluña -Castilla pertenece a la sicología catalanista, no a la realidad objetiva porque los castellanos no actúan ni se sientes políticamente como tales. no son castellanistas, en un palabra. Pensar que la política se reduce a una cuestión de antagonismos regionales es un dispara,te mayúsculo: son las diferencias sociales y el desigual reparto de poder entre las clases lo que da sentido a la vida política. A Cambó no le importó financiar el Movirniento Nacional ni a la Lliga votar con la CEDA en las Cortes de la República. Sabían, evidentemente, que los intereses materiales eran más Importantes que la ideología catalanista. Esta no es más que una racionalización, según la cual los beneficios sociales vienen de Barcelona y los males y opresiones de Madrid. Así pueden pasar por alto los últimos cuarenta años y con ellos el hecho básico y decisivo de que la burguesía catalana ha sido una de las grandes beneficiarias conscientes de la dictadura.Cuando el señor Trías Fargas escribe: «Cataluña no será separatista mientras no se le obligue a serlo». ¿qué expresa, una profecía sociológica o una amenaza?
Más bien un contrasentido. A los obreros emigrados e incluso a la mayoría de los catalanes, qué les importa la querella catalanista. Lo único que les afecta es la solución a sus problemas. que pasan por otro meridiano: sindicación, mejora de las condiciones de trabajo, autogestión de servicios comunitarios, seguridad social eficaz, libertad, seguridad jurídica, etcétera. Lo mismo que a cualquier otro español. La realización política de estas aspiraciones será para todo o para ninguno. Cataluña no ha de ser una excepción, entre otras cosas, porque es irracional montar un sisterna político, ya de entrada, sobre el privilegio del estatuto de Autonomía que unido a la ofícialidad del catalán en la Administración y en la enseñanza dejará en clara inferioridad de condiciones al 50% de la población de Cataluña, y de paso, suscitará desagrado en las nueve décimas del país.
Catedrático de Historia y Geografia
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