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Guerra de manifiestos entre el Gobierno y los disidentes checoslovacos

La comunicación de que el número de quienes suscriben la Carta 77 asciende ya a 448 ha provocado la reanudación de la campaña de prensa contra el movimiento orientado por el citado manifiesto. Al tiempo, ha dado comienzo una verdadera guerra de firmas entre Gobierno y oposición.

A pesar de que el pasado miércoles el PC checoslovaco anunció, a través de su periódico Rude Pravo, que el Gobierno se proponía enterrar el hacha de guerra, el mismo diario vuelve a tratar el tema de los contestatarios acusándoles de agitar el clima pacífico del país tratando de desviar la atención de los trabajadores de los problemas que afectan al mundo capitalista y la inflación, y la bancarrota social y moral. Al tiempo, el periódico alude a la campaña de prensa en occidente y la califica de anticomunista antichecoslovaca. Esta campaña podrá desorientar por un tiempo a los ciudadanos de los países capitalistas, pero no a todos ellos ni eternamente. Conocemos —añade Rude Pravo— la enorme fuerza monopolista de los medios de información occidentales, pero también este poder tiene sus limitaciones.

Paralelamente a la Carta 77, promovida especialmente por el ex ministro de Asuntos Exteriores Hajek, el filósofo Patocka y el autor dramático Havel, encarcelado, surge ahora otro documento considerado como falso por los dos primeros portavoces. El texto de este nuevo documento, mecanografiado en papel rojo, no ha trascendido aún en occidente ni se conoce el origen de la iniciativa que pretende representar. Sí se sabe que en las empresas por las que circula se ha dado la voz de alarma contra él. En los círculos próximos a la Carta 77 se tiene la impresión de que pudiera ser un anzuelo destinado a identificar a quienes creen unirse al movimiento de la carta suscribiendo esta declaración, cuyo texto, según confirmación in directa, no parece diferir sustancialmente del de la originaria.

También está pasando de mano en mano, en los ambientes artísticos más vinculados al Gobierno de Praga, otro manifiesto que ya ha logrado más de mil firmas de intelectuales, cantantes y profesionales de las artes plásticas. En el nuevo texto valora la-atención que presta el Gobierno a la creación cultural. Entre los firmantes figura el cantante Karel Gott, a quien la semana pasada se prohibió en Praga la participación en un show del segundo programa de la TV alemana federal, por considerar que este medio es antichecoslovaco.

En cuanto a la proliferación de documentos contestatarios de adhesión, se ha comentado a este periódico en medios próximos a la carta 77 que no es un fenómeno nuevo en Checoslovaquia. Entre mayo de 1969 y noviembre de 1976 circularon por el país 130 manifiestos.

La mayor parte de los documentos de protesta no tratan de presentar un análisis de la situación sociopolítica en el país: algunos de ellos, como las cartas de Havel y Kaplan, remitidas al jefe del partido, Husak, tienen hoy en Praga el carácter de auténticos tratados de economía redactados como aportación a la búsqueda de soluciones a los problemas con que se enfrenta Checoslovaquia.

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