Una nueva mixtificación
Alberio Corazón es uno de los miembros de la comisión organizadora de la mostra española en la Biennale de Venezia. Participaba como artista en la misma dentro del apartado Hors Texte, es decir, en el de artistas invitados por la propia Biennale a realizar un trabajo, una obra especial para ella. Autor, junto con Valeriano Bozal, de la «cinta cronológica» que paralelamente al discurso artístico proponía una lectura del desarrollo del contexto histórico en el país durante estos cuarenta años.-¿Porqué vuestra exposición en la Fundación Miró?
-A finales de septiembre parece que la Fundación se interesó por la traída del trabajo que hicimos para la Biennale. Negociaron en acuerdo con la Biennale, ignoro en qué términos y a comienzos de este mes tuve la primera noticia concreta de esta decisión. La Fundación se puso en contacto con Valeriano Bozal y conmigo para que les ayudáramos en el montaje, al mismo tiempo que hablaba con Tomás Llorens (que vive en Inglaterra) en el mismo sentido. El martes pasado nos reunimos en Barcelona y miranios lo que había en los cajones. Lo que nos habían ofrecido como Biennale de Venezia no era más que una selección, bastante peculiar, de lo que nosotros montarnos. De algunos de estos fallos habíamos tenido noticia con anterioridad e indicamos a la Fundación cómo subsanarlos: pero llegado el momento no habían realizado ninguna gestión. La verdad es que hasta la galería más modesta que he conocido tiene una dirección más competente.
-Pero todas las noticas insisten en dar una imagen de que se presenta vuestra aportación a la Biennale...
-Me temo que sí. El director de la Fundación, el señor Vicens. por lo que he podido comprobar está entre el grupo de personasque dicen una cosa y hacen otra. Creo que está deliberadamente manipulando la imagen de «Venecia en la Fundación». Francamente: creo que está montando una operación a costa nuestra. Y del público que acuda a su reclamo. La exposición que están montando poco tiene que ver con Venecia desde el punto de vista de la obra y, en mi opinión, nada con la orientación básica de nuestro proyecto. En lo que respecta a mi trabajo, el desarrollo de una cinta histórica contextualizando el discurso artístico no tengo ninguna responsabilidad sobre él. He cedido a la Fundación los negativos de lo que hicimos en Venecia así como algunas ideas para adaptarlo al contexto del país, pero desde luego declino toda responsabilidad sobre lo que finalmente presente la Fundación. Por otro lado te insisto en que la comisión organizadora de Venecia, o «comisión de los 10» como he oído que se nos llama se declaró disuelta al entregar su trabajo e inaugurarse la mostra en Venecia. La comisión por tanto, no existe y por lo mismo no tiene nada que ver con esta exposición, a pesar de que el catálogo de la Fundación maliciosamente puede dar la impresión contraria.
-Todo esto no ayuda a esclarecer la polémica...
-Desde luego. Te confieso que tengo toda la impresión de haber sido engañado, y Valeriano Bozal me confiesa lo mismo en su caso. Hemos estado sólo dos días en la Fundación pero a cada momento ocurrían nuevas desviaciones del proyecto original, y sobre todo nos veíamos más implicados en algo sobre lo que no teníamos ningún control. No sé que presentarán al público al final, pero puedo asegurarte que no puede ser más que una mixtificación de nuestro proyecto para Venecia.
-Vuestro caballo de batalla ha sido siempre el libro-catálogo. ¿Qué su cede con él?
-Paece que hay una maldición. En Venecia finalmente no lo editaron por razones administrativas (un acuerdo entre la Biennale y la casa editora). Aquí el editor Gustavo Gilí había realizado un Iran esfuerzo para tenerlo impreso en estas fechas pero, por razones que desconocemos, ha sido secuestrado. El editor está haciendo gestiones para sacarlo adelante. Por otro lado está a punto de salir un número extraordinario de la revista Comunicación XXI con todo el material que hemos recopilado de la polémica que suscitó. Nuestro planteamiento ha sido siempre el de promover una discusión en profundidad sobre la producción de cultura, en este caso las corrientes de las vanguardias artísticas, bajo el franquismo. Desde mi punto de vista la exposición no fue sino una ilustración de las tesis que lanzamos. Personalmente estoy en favor de la vida, de lo que se afirma. Que todo aquel que tenga algo que decir lo diga, que afirme, que se escriban libros, se monten exposiciones. Que se promueva una discusión profunda y abierta, y se larguen la mesa camilla y el brasero, y su imagen, a los desvanes.
Babelia
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