Las asociaciones de vecinos donostiarras, contrarias al traslado del festival a otra ciudad

ENVIADO ESPECIALLa asociación de vecinos de Ulía, en asamblea general extraordinaria celebrada en el día de hoy, 14-9-76, ha tomado, entre otros, los siguientes acuerdos relacionados con el Festival de Cine:

A. Dirigirse a los organizadores y participantes del Festival Internacional de Cine de San Sebastián para hacer un llamamiento a su sentido de la responsabilidad y al espíritu de solidaridad para con nuestro pueblo, y recomendarle el aplazamiento de todas sus actividades, puesto que, dadas las circunstancias que concurren actualmente en Euzkadi, la celebración del Festival pudiera ser considerada como una provocación al dolor del pueblo vasco.

B. Denunciar a la opinión pública las maniobras que año tras año vienen realizando elementos hostiles a nuestra ciudad para trasladar definitivamente el mismo a otros puntos del Estado español.

C. Denunciar a la opinión pública mundial que en la gestión del Festival no interviene ninguna representación cultural de nuestro pueblo y que en el mismo modo no responde a su sensibilidad artística ni refleja ninguno de los problemas que le afectan; considerándolo un instrumento más de opresión cultural, por lo que reclamamos su identidad.

D. Agradecer la presencia de todas las personas que con este motivo han acudido a nuestra ciudad y rogar a los corresponsales de los medios de comunicación social no la abandonen para así poder informar objetivamente sobre los recientes sucesos y la problemática de nuestro pueblo.

Quizás el punto segundo del comunicado de la Asociación de Vecinos de Ulía, aporte un dato esclarecedor: el pueblo donostiarra no desea que el Festival que se celebra en su ciudad desaparezca. Es evidente que dicho festival, al margen de los aciertos o errores en la selección de películas, está asentado en una población que le interesa el cine. De otra parte, para nadie es un secreto que en los festivales internacionales de cine se pueden ver determinadas películas que resultan difícil contemplarlas en las salas comerciales, a más de que se ven sin cortar o con un criterio censorial más atenuado.

Concurso

En la sección del concurso de ayer, jueves, se proyectaron las películas Takuj Alatt Futyul a Szel, del realizador húngaro Gyorgy Szmonjas, y la australiana Caddie, de Donald Crombie, en lo que parece ser el primer asalto de la cinematografía australiana a nuestro país.

En el Ciclo Bogart, uno de los más populares y coherentes, se proyectó The african queen, de John Huston, en la que el mito Humphrey adopta su primer papel en el que la ironía supera a la violencia. Bogart está presente en diez películas, siete de las cuales forman parte de un ciclo que una distribuidora española exhibirá en nuestras pantallas. The maltese falcon, High sierra, To have and have not, The treasure of Sierra Madre, The petrified forest, The big sleep, The african queen, Casablanca, Key largo y The barefoot contessa, muestran y demuestran el por qué del mito Bogart.

En la sección de nuevos creadores se proyectó la película alemana Lieb vaterland magst ruigh sein, de Roland Klick, en la que el amor y la sordidez se entremezclan en una historia de espías a uno y otro lado del muro de Berlín.

El acontecimiento de mayor relieve ciudadano se centra, sin embargo, en la visita que realizará a la ciudad, mañana sábado, el ministro de la Gobernación con el objeto de cambiar impresiones in situ acerca de los acontecimientos sangrientos de los últimos días. El sábado, el festival ofrecerá, entre otras, las películas Una mujer fiel, de Roger Vadim y con Silvia Kristel, ex Emmanuelle, de protagonista -a concurso- y Salomé, probablemente el filme más erótico de Carmelo Bene.