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Benidorm y unas sandalias de plástico, premios de diseño "Palas Atenea"

Ángel S. Harguindey

«En Benidorm puedes hacer un edificio en forma de plátano, lo que no se puede construir en casi ninguna ciudad, pero ese edificio debe poseer una infraestructura suficiente y funcional ». Esta fue una de las razones que motivaron el que el premio Palas Atenea de diseño, en su apartado de Ciudad, se concediera a Benidorm, localidad en la que se fallaron los premios el pasado sábado.Luis García Berlanga, realizador cinematográfico; Francisco Nieva, autor teatral; Toni Miró, diseñador de modas; Juan Fatjó, decorador y experto en joyas; Miguel Milá, diseñador; Julio Muñoz, interiorista y los arquitectos Oscar Tusquet, Pep Bonet y Luis Marín, formaron el jurado de este primer Premio de Diseño Palas Atenea, que posee una serie de características propias de las que quizá las más significativas sean la de que los premios, en cualquiera de sus secciones, deben concederse a objetos o realizaciones producidas en la Costa Blanca y que los criterios que se aplican no son tanto los de una estética más o menos purista, como el de su funcionalidad y justificación sociológica. El premio más debatido en las horas de discusiones del jurado -discusiones que a diferencia de otros concursos, no se celebraron a puerta cerrada-, fue el de Ciudad. En la preselección no se incluyó Benidorm pero el jurado, acogiéndose a una de las bases del premio, decidió concedérselo.

Cualquier profano en la materia identifica Benidorm con un desmadre caótico en el que los edificios surgen por doquier, sin orden aparente. El jurado debía ser consciente de lo sorprendente de su decisión por cuanto las razones alegadas fueron las más extensas y debatidas de todos los premios concedidos. «El jurado ha considerado que debía valorar en la ciudad no su valor histórico preexistente sino la forma en que se están resolviendo todas las solicitudes a que está sometida en la actualidad... Benidorm ha estado sometida, a unas presiones de índole especulativas, demográficas e infraestructurales muy superiores no sólo al resto de las poblaciones de la Costa Blanca, sino también a las del resto de España. Pese a la fuerza de estas presiones se ha generado una calidad urbana superior a la que poseen todos los ensanches producidos en la posguerra en cualquiera de las capitales de provincia españolas... Las pavimentaciones, el saneamiento, la iluminación, la jardinería y la capacidad viaria están inteligentemente planteadas y responden de forma realista a cada etapa de crecimiento». Pero quizá la razón clave, no exenta de valoraciones ideológicas y morales -de donde se deduce que el diseño no es una materia exclusivamente estética o formal-, esté en el siguiente párrafo: «Consideramos aleatoria la solución formal que se adopte en cada edificio. Consideramos negativo cualquier intento encaminado a la imposición de un orden formal puritano, que en Benidorm afortunadamente se ha evitado, con excepción de aquellas zonas regidas, por normas convencionales referentes a alineaciones y alturas, que se han extraído de etapas de formación de la ciudad ya obsoletas, y que en la ciudad que premiamos está produciendo los fragmentos urbanos menos satisfactorios».

Sandalias mejilloneras

Si el premio a la ciudad puede parecer sorprendente, el premio concedido al vestido, y en las bases se matiza que «se entiende por vestido toda prenda o conjunto de prendas de ropa que sirva para cubrir el cuerpo. Se incluyen dentro de la definición todos los tipos existentes de calzado, así como todas aquellas prendas que sin tener como función primitiva cubrir el cuerpo, se consideren tradicionalmente como ropa (corbatas, etcétera)», puede ser calificado como espectacular y no por las discusiones internas -fue el premio concedido con mayor, rapidez, y unánimemente-, sino por el concepto tradicional de la moda. El premio se adjudicó a la sandalia Marilyn, que no es otra que la clásica sandalia de plástico, de 90 pesetas de precio, y que se utiliza para bañarse en el mar, fundamentalmente en las zonas rocosas. La sandalia, por los devaneos de la moda, ha llegado a Saint Tropez y a los centros más sofisticados de Europa, sin embargo conserva su diseño y características propias. El jurado la otorgó el premio por ser «una forma de tradición antiquísima en la que la sustitución del material popular por el plástico, no sólo no ha ido en detrimento del objeto sino que ha ampliado su uso y aceptación por todo tipo de personas, desde el mejillonero hasta el estilista de moda».El premio de conjunto urbanístico fue concedido al Parque Municipal de Elche. Ricardo Bofill consiguió con su edificio, La muralla roja, el premio de la especialidad; la boutique Nova, el del mejor interior: una silla de mimbre se llevó el premio al objeto de diseño, y un bastón elaborado con una rama de palmera, el premio al objeto ornamental humano.

Nueve expertos de la arquitectura, diseño, modas, joyas, decoración, y, en definitiva, del mundo de la cultura, han concedido sus premios. El público tiene la palabra.

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