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Entrevista:

"La novela española, en decadencia"

Entrevista con Leopoldo Rodríguez Alcalde, premio "Camón Aznar" de crítica de arte

Se acaban de confirmar los premios de la crítica de arte que la fundación Lázaro Galdiano concede cada año, y que en la presente edición han correspondido, según confirma a EL PAIS el director del museo, señor Camón Aznar, el Lázaro Galdiano a Angel Marsá, de Barcelona, y el que lleva el nombre de su director, a Leopoldo Rodríguez Alcalde, de Santander. Con este último, mantenemos una breve entrevista.- Hace unos ocho años que me dedico sistemáticamente a la crítica de arte, aunque al arte le tuve afición desde muy niño. De hecho profesionalmente me vengo dedicando a la crítica literaria. El paso de una a otra ha sido natural, dada mi pasión por la pintura.

Y efectivamente, en su casa del muelle santanderino hay colgadas infinidad de pinturas increibles, firmas contemporáneas.

-En creación lo suyo ha sido la poesía, y en crítica, en cambio, usted ha preferido la novela. ¿Hay alguna razón?

- Bueno. Yo siempre he buscado la relación entre la literatura y la vida. En poesía, la expresión. En novela hay los caracteres, los ambientes, el mundo...

-¿Cuál le parece la situación de la novela en España?

-Hay que distinguir épocas y años, dentro de la posguerra. Creo que en los treinta y cuarenta hubo un auténtico auge, un período de esplendor que, si no fue tanto de autores, por lo menos lo era de público. De afición. En estos años hay cierto descenso, que no es sólo de la novela española, sino de todo el mundo. Bueno, excepto América del Sur.

No comprendo por qué. Sobre todo si se relaciona con la situación a nivel de artes plásticas. Y es que, a mi modo de ver, no siempre los fenómenos artísticos se pueden relacionar con los hechos sociopolíticos... La crisis actual de la novela quizá se deba al cansancio de las formas, o a que este siglo se han quemado las etapas demasiado deprisa.

Realmente, no es que se trate de la muerte de la novela, pero lo cierto es que en estos últimos años no han aparecido ni grandes novelas ni grandes novelistas.

-¿Y en poesía?

-Magnífico momento. En realidad, todo el siglo. Comparable al Siglo de Oro. No hay grandes maestros, pero el nivel medio es estupendo en todos los sectores de la poesía: social, intelectual, amorosa...

-¿Y qué opina de la situación de las artes plásticas?

-Ahí pienso que la situación es verdaderamente extraordinaria Hay un gran nivel, aparte los monstruos vivos -Dalí, Miró...- el más grande es Quirós, un hombre de una técnica prodigiosa, y en las dos vertientes: la maestría técnica y un mundo suyo, sobrecogedor. Un fantástico dominio del color y de la forma. En fin. Los abstractos siguen interesándome. Clavé Sempere Ochoa... y también Valencia y Tapies, grandes maestros. Lo malo de decir nombres es que nunca hay sitio para todos, y se enfadan.

-En Santander hay una buena escuela de pintores, ¿no?

- Sí, hubo una primera generación, digamos, en un sentido muy amplio de tiempo, de auténticos maestros. Solana, Riancho, Cossio, María Blanchard, Quirós. Individualidades grandes, que marcaron su propia línea, que no han imitado a nadie. A partir de los años cuarenta, siete y u ocho grandes: Raba, Medina, Sanz, Esteban de la Foz, Agustín de Celis, Julio de Pablo, Adolfo Estrada, Fernando y Martín Sáez. Creo que están a la cabeza de un momento de la pintura española, soberbio por dos razones: hay tina impresionante ebullición estética y la situación económica de los pintores ha cambiado, en vez de ser una aventura, es casi una situación en la vida.

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