Seis mil alumnos y quinientos profesores en la "escola d'estiu", de Barcelona

Hasta el próximo 17 de julio se está desarrollando en Barcelona la Escola d'estiu per a mestres Rosa Sensat. Iniciada en 1966, puede afirmarse que solamente en esta undécima edición esta escuela de verano sale plenamente de las catacumbas, para ser reconocida y ayudada, tanto por parte del Ministerio de Educación y Ciencia como por la Diputación de Barcelona.Esta salida manifiesta a la luz pública va acompañada de un éxito sin precedentes: 6.000 matriculados y unos 500 profesores y ayudantes. Todos ellos ocuparán durante doce días la Facultad de Filosofía y Letras de la primera Universidad barcelonesa.

Los cursos impartidos comprenden prácticamente todas las disciplinas universitarias, con especial referencia a la pedagogía en su sentido más nato. Así, estarán presentes la didáctica de la lengua catalana (de casi imposible aprendizaje en los centros oficiales) y todas aquellas ciencias en las que se considera imprescindible un enfoque: que parta de la realidad específica de Catalunya (geografía, historia, ciencias sociales y otras).

Es también de señalar que estos cursos veraniegos están pensados particularmente para los maestros catalanes, pero que, en la práctica, el interés llega a casi toda España, y, desde luego, a otras capas profesionales. A éstas cabría añadir numerosos padres interesados, en su mera condición de tales, en poder comprender el complejo mundo de sus hijos.

En esta edición de la escuela de verano están presentes unos 600 maestros de tierras no catalanas. Para ellos el aparente obstáculo de la lengua -casi solamente es utilizada la catalana- carece de importancia. «Los asistentes no catalanes -comentó a EL PAÍS uno de los organizadores- vienen para conocer nuestra realidad catalana y, muy particularmente, para recibir unas enseñanzas cuyos contenidos no pueden ser comparados con los propios de las antiguas escuelas normales de Magisterio.» El mismo interlocutor añadió: «Cuando hay acuerdo en el fondo, la lengua no es un obstáculo.»

Hay, en efecto, acuerdo en el fondo. Una coincidencia de criterios que el pasado año fue expuesta mediante el importante documento Per una nova escola pública. Su contenido enlazaba directamente con la tradición de modernidad pedagógica tan propia de la Catalunya de los tiempos de la Mancomunidad y de la Generalidad. Además, se franqueaba la crítica barrera que determinaba la disyuntiva entre escuela pública y escuela privada.

Se daba, pues, el caso de que una institución privada, como es Rosa Sensat, preconizaba y continúa preconizando la existencia de una escuela pública. «Somos, efectivamente, una institución privada -manifestaron a EL PAÍS los organizadores de la escuela de verano-, pero aceptaríamos con mucho gusto el ser nacionalizados por un poder autonómico y democrático catalán. Mientras este día llega, nosotros continuamos llevando a cabo, durante todo el año, un trabajo de formación de maestros.

Es innegable que la escuela de verano ofrece al maestro muchos aspectos pedagógicos que están ausentesde la enseñanza oficial. Y ello tanto en el terreno -ya aludido- de lo estrictamente pedagógico como en el cívico. Una prueba: en el transcurso de la escuela de verano se presentarán oficialmente a los 6.000 asistentes la Assemblea de Catalunya y el Consell de Forces Polítiques de Catalunya.