Un centenar de atentados a librerías españolas
En primavera, la España civilizada celebra la cultura. Las novedades editoriales, el Día del Libro, la Feria. La otra España, la del garrote y el insulto, los voceros del viejo orden, preparan sus botellas de gasolina, sus piedras y sus pistolas. Y las usan contra los libros, contra las librerías.Hace pocos días eran las librerías Jakintza de Algoru-P, (Vizcaya) y Xuquer, de Alcirá (Valencia). Los ánimos empezaban a estar hartos, y los libreros donostiarras, y los barceloneses, hicieron pública su protesta. Veintisiete librerías madrileñas firmaron el siguiente telegrama, que enviaron a sus colegas recientemente atacados: «Prente actual escalada violencia extrema derecha, que alcanza a todos los pueblos Península, enviamos mensaje solidaridady hacemos constar indignación antéimpunidad de los hechos».
Inmediatamente, la Oveja Negra, de Pueblo Nuevo, recibía una amenaza cuajada de insultos raciales, adornada con una cruz gamada en colores. Los días 25 y 26, los libreros que atendían los puestos callejeros del Día del Libro son amenazados, de manera vellada, y por individuos que no se identifican. Las zonas preferidas, Princesa y Cuatro Caminos. En las inmediaciones de la calle Princesa, en la librería Alberti, donde el cantaor Manolo Gerena había firmado ejemplares de sus libros el día anterior, (y no pudo cantar por orden gubernativa) se recibe el siguiente aviso: Lo de Gerena ha colmado nuestra paciencia. 0s visitaremos pronto. Era el día 28. Esa misma tarde, un grupo de jóvenes, que pasean fuertes cadenas, se acercan a curiosear los puestos. No hay incidentes porque, por la hora y la alarma, hay mucha gente por allí. En la madrugada del 30, la librería Alberti, que denunció la amenaza a la policía, amanece con las lunas rotas, tres golpes como de bala, y unas piedras enormes que ante la dureza del cristal antiataques, han sido trasladadas allí, se guramente de una obra cercana.
La situación de los libreros es kafkiana. Por un lado, los daño económicos que resultan quedan sus espaldas. El seguro normal cubre, Y, el consorcio general de seguros en el que están todas la compañías se avendría a pagar la DGS certifica que los daños han sido producidos, voluntariarnente y se trata de un atentado político.
Efectivamente, un fenómeno nuevo es que se va estableciendo cierta coordinación para la defensa dle las personas y de los libros, sobre todo para que la voz suene más fuerte a la hora de llamar la atención de la opinión pública. Y las autoridades. De hecho han sido 47 las librerías que han suscrito u comunicado en que expresan su soberana indignación, su solidaridad con todas las librerías atacadas, y hacen una llamada a la con ciencia cívica. Y este es un importante paso adelante, o así lo ven ellos que, por otra parte, han de funcionar al margen del INLE.
Babelia
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