El triunfo póstumo de Hannah Arendt
El rescate constante de la obra de la pensadora alemana suma nuevos libros que reivindican su vigencia en el 50 aniversario de su muerte


Este jueves se cumple medio siglo de aquel 4 de diciembre de 1975 en que la pensadora política Hannah Arendt había invitado a una pareja de viejos amigos a cenar en su apartamento en el 370 de Riverside Drive, en el Upper West Side de Manhattan, y sufrió un segundo y fatal infarto. Brillante, heterodoxa y radicalmente comprometida con mantener su pensamiento libre de ataduras ideológicas, la autora de Los orígenes del totalitarismo, La condición humana o el polémico Eichmann en Jerusalén murió a los 69 años. En su funeral, unos días después, su gran y viejo amigo Hans Jonas recordaba: “Las cosas parecían distintas después de que ella las mirara”. Esa mirada lúcida y valiente ha perdurado: 50 años después de su muerte, el trabajo y la figura de Arendt viven un auge en las librerías.
Nueve títulos de y sobre Arendt han sido publicados en 2025, y estos se suman a otros tantos el año pasado. El sello Página Indómita ha recuperado Sobre la naturaleza del totalitarismo; Sobre la desobediencia civil; ¿Qué es la autoridad?; y el texto de Raymond Aron La esencia del totalitarismo: a propósito de Hannah Arendt. Altamarea ha sacado ¿Qué es la libertad? y Nosotros, refugiados. Herder ha editado Hannah Arendt, carta del recuerdo para los amigos de Olga Amarís, y Una herencia sin testamento, Hannah Arendt, de Fina Birulés, autora también de Hannah Arendt, el mundo en juego, editado en Katz. Y en la lista también están la biografía de Samantha Rose Hill publicada por Báltica, el ensayo de Máriam Martínez-Bascuñán El fin del mundo común, Hannah Arendt y la posverdad (Taurus), o el texto sobre Walter Benjamin de Arendt que ha sacado Flaneur.
“Arendt parece ser, en la actualidad, una guía para muchos”, apunta en conversación telefónica Thomas Meyer, autor de la recién aparecida Hannah Arendt. Una biografía intelectual (Anagrama) y de la edición y el prólogo de Sobre Palestina (Taurus), un volumen que reúne un ensayo escrito por la pensadora en 1944 y el informe colectivo de 1958 sobre refugiados palestinos del Institute for Mediterranean Affairs en el que ella participó.
“La guerra de Ucrania, la catástrofe de Gaza, la manipulación de la esfera pública por los technobros; ante todas estas crisis el trabajo de Arendt nos interpela y nos hace preguntarnos si estamos cumpliendo con nuestro deber como intelectuales públicos. Ella se mantuvo firme en el umbral entre el activismo político y el compromiso de independencia intelectual. Y quería encontrar soluciones, no se resignaba, como demuestra su participación en el trabajo sobre los refugiados”, señala Meyer. El profesor de la universidad de Múnich subraya cómo la pensadora se distanció del estéril universo de los intelectuales, que firmaban cartas abiertas o se aislaban en sus aulas, rechazaba participar en debates televisivos o formar parte del círculo de escritores comprometidos al estilo de Sartre y Beauvoir. “Arendt afrontó con valentía, en su trabajo y en su vida, los retos de su tiempo. En mi libro he querido rescatar los hechos históricos que rodearon su historia para reconstruir lo que la motivó a escribir como lo hizo”, explica. El pensamiento poliédrico y atento a cuestiones muy diversas impide pensar en Arendt como “un todo coherente” o monolítico, insiste Meyer. “Con frecuencia, en la actualidad, los aspectos más duros y ásperos de Arendt son pasados por alto”. Y de entre todas las Arendt posibles, él se inclina por la pensadora ferozmente independiente que escribe La condición humana, que “asume riesgos y se lanza al mundo”.

Arendt no creía en la repetición del pasado, algunos retazos podían ayudar a iluminar nuevas situaciones, pero no pensaba que un mismo esquema servía para esclarecer distintos problemas, sino que reivindicaba el pensamiento unido inseparablemente a la experiencia. Comprender la vida era la clave angular que regía sus análisis, no el ansia por acumular conocimiento y saber. “La cuestión es cómo evitar, a toda costa, dejarse llevar por la corriente”, escribió en su diario, en una cita rescatada por Samantha Rose Hill en su biografía.
¿Se entendió a Arendt mejor en su momento u hoy en día? “Ella escribió para una clase media intelectual, renunció a lo puramente académico, y además había pocas mujeres y tuvo pocos modelos que seguir. Se labró su propio camino, decepcionada por Heidegger desde los años treinta, incapaz de estar de acuerdo con el sionismo. Arendt defendía la objetivización de la experiencia propia para alcanzar una posición moral”, reflexiona Meyer, y añade en referencia a las críticas feministas que ha recibido, y que él expone en su libro, que la pensadora es “hija es de su tiempo y, por lo tanto, también tiene limitaciones”.
“Su capacidad para mirar más allá de las convenciones de su época y dar forma a un pensamiento nuevo por completo es lo que la convierte en una guía insustituible para nuestra comprensión del presente”, escribe Máriam Martínez-Bascuñán en su ensayo, en el que conecta las reflexiones de Arendt con el presente.
Para Wolfram Eilenberger, autor de El fuego de la libertad. El refugio de la filosofía en tiempos sombríos 1933-1943, libro que protagoniza Arendt junto a Simone de Beauvoir, Simone Weil y Ayn Rand, la pensadora alemana engloba en su propia vida la filosofía y los vaivenes del siglo XX. “Su vida es novelesca. Nació en la tierra de Kant, pasó por Berlín, por Friburgo y Marburgo, donde tuvo una intensa relación con Heidegger, en París entabló una estrecha amistad con Walter Benjamin y acabó en Nueva York, un destino que compartió con muchos judíos alemanes. Era una excelente escritora que redactó crónicas, poemas, ensayos y que no quedó confinada en el mundo académico, ni en una escuela determinada. Trató temas como el trabajo, el mal, el amor, la identidad de una forma iluminadora y contemporánea”, aclara Eilenberger. “Quizá una de las cosas más importantes para que la obra de un pensador sobreviva es que no sea posible encasillarlo políticamente, y esto en el caso de Arendt se cumple. Fue increíblemente valiente y eso es algo grande en filosofía”. Advierte, sin embargo, que el trabajo de Arendt no es complaciente sino desafiante, y celebra que su figura y sus ideas se sitúen en el centro tras muchos años en los que la academia alemana parecía no tomarla tan en serio. “Es una gran pensadora que defendió la pluralidad con coraje”.
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