La Movida, materia tóxica
Parece que estamos condenados a discutir eternamente sobre aquel movimiento surgido en los ochenta. Más que sus méritos o deméritos artísticos, ahora se cuestiona su uso político


Se reedita Alaska y otras historias de la movida, el tomo de Rafa Cervera. Se trata de una panorámica hecha a principios del presente siglo, ahora levemente actualizada. Comunico la noticia a través de mis redes y me encuentro con reacciones inesperadas. Aparte de los que ya conocen el libro, modélico por muchas razones, otros se dedican a refutar al personaje central, ignorando que se trata de un retrato generacional (limitado, cierto, al círculo de la interfecta, es decir, a Kaka, Pegamoides, Dinarama y sus adláteres).
Barrunto que sigue abierta la veda para disparar por elevación contra la Movida, de la que solo los que la vivieron parecen tener visiones positivas o, vaya, templadas. Para el resto, es sinónimo de corrupción moral, de espejismo consensuado, de impío maridaje entre creadores y políticos, de… drogas.
Nada nuevo. Ya a finales de los ochenta, los madrileños The Refrescos cantaban sobre la “movida promovida por el Ayuntamiento”, plasmando así un runrún que funcionaba muy bien en la periferia del país. Con el tiempo, eso degeneraría en responsabilizar al PSOE de la popularidad del concepto y sus estrellas. Como suele ocurrir, se confundía causa y efecto. En los inicios, los socialistas madrileños recelaban de aquello como algo procedente de chavales ociosos de la clase alta. Encerrados en un simplón marco mental implantado por Francisco Umbral, preferían la “autenticidad vallecana” de un Ramoncín. Posteriormente, se subieron a lo que era efectivamente un caballo ganador, evidenciado por la ola de visitas de periodistas foráneos.
Un paréntesis. Por favor, no apunten aquí contra el alcalde Tierno Galván, que no sabía —ni tenía que saber, a su edad— distinguir entre tribus urbanas. Su famoso apercibimiento —“el que no esté colocado, que se coloque… ¡y al loro!”— usaba el cheli del rock urbano y solo obtuvo sonrisas entre el sector moderno.
Hay ventajas en arremeter contra este movimiento: sus protagonistas tienden a callar (la nostalgia ¡es pecado!). Y el artista siempre piensa en presente, aunque también reivindique su pasado. Así, en este libro, Alaska reduce la semilla de la Movida a los habituales de la casa del tándem Costus en el número 14 de la calle La Palma, en Malasaña. Ni siquiera considera compañeros a Nacha Pop o Mamá, grupos con los que compartía escenarios y oficina de management. Y no hablemos de su odio total hacia Mecano. Ese adelgazamiento sistemático de la nómina permitía afirmar a su amiga Paloma Chamorro que en la movida había más pintores que músicos.
La Alaska de Rafa Cervera ofrece un apetitoso sándwich de esnobismo e ingenuidad, de revelaciones y banalidad. Alardea de vivir en un mundillo hipersexual, pero es lo bastante pudorosa para no quitarse el traje de baño en una playa nudista. Tras lanzar el Bote de Colón, se prepara para protagonizar un spot publicitario del detergente: la oferta nunca llega. Se salva siempre gracias a su celebrada sensatez: recorta las fantasías de sus compinches con el mantra de “no estamos en Londres”, aunque, tras un viaje a la capital británica, vuelve convertida en evangelista del rock siniestro. Fugazmente, la vemos perdida cuando se rompen los Pegamoides y tarda en ser llamada para participar en su continuación, Dinarama. Se repone rápido y retoma su carrera: el triunfo de la voluntad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Más información
Archivado En
Últimas noticias
Trump intensifica su escalada contra la UE al sancionar a dirigentes que han atacado el discurso de odio en internet
Verdades, mentiras y dudas sobre los juguetes con inteligencia artificial
La carne, el lujo de esta Navidad: el precio del cordero, la ternera y el jamón se disparan
Claves de las ayudas al transporte y del bono único: ¿cuáles son las novedades? ¿Qué descuentos se mantienen?
Lo más visto
- El PP de Almeida vota en contra de dedicarle a Robe Iniesta un centro juvenil porque antes quiere hablarlo con su familia
- Comprobar Lotería de Navidad 2025: consulta la lista de números premiados
- El líder groenlandés responde a Trump: “Groenlandia es nuestro país. Nuestras decisiones se toman aquí”
- Trump anuncia la construcción de un nuevo tipo de buques de guerra que llevarán su nombre: “Serán los más grandes y poderosos de la historia”
- “¿Qué se siente al ser un fracaso?“: cómo la protagonista de ‘Showgirls’ superó la humillación y abrazó la película






























































