Santi Carrillo, director de ‘Rockdelux’: “Rosalía es una gran artista, pero también una desagradecida”
La emblemática publicación musical celebra 40 años con un número especial y su responsable habla de su trayectoria, las polémicas y fenómenos actuales como el de Taylor Swift
El director de Rockdelux, emblema de la prensa musical alternativa, asocia sus primeros recuerdos musicales a Los 40 Principales, el epítome de la comercialidad. “Bueno, como todo adolescente empecé escuchando la radiofórmula”, se justifica Santi Carrillo (Barcelona, 61 años), responsable de la publicación en los 37 años de los 40 de vida de la influyente revista. Rockdelux celebra estas cuatro décadas con un especial en papel eligiendo a las 200 personalidades que para ellos han marcado la cultura (especialmente la música) desde 1984, cuando se editó su primer número. En mayo de 2020, durante la pandemia, Rockdelux cerró en papel, y a los siete meses reapareció en digital, con la fórmula de suscripción de pago. Ahí sigue, también publicando anualmente dos números en papel.
Después de desvelar su primer impuso hacia la radio comercial, Carrillo deja las cosas en su sitio al recordar el día que su gusto musical enfiló el camino por el que todavía continua: “Era 1980 y tendría unos 17 años. Fui a un concierto en Barcelona organizado por el PSUC con un cartel con Mike Oldfield y a los Ramones. Yo fui a ver a Mike Oldfield porque a los Ramones no los conocía. Pero al ver el concierto de los Ramones mi perspectiva de la música cambió y descubrí que quizá lo que me gustaba no era lo más generalista, y enfoqué mis gustos hacía cosas más rebuscadas”.
Pregunta. Y todo empezó con la primera portada de Rockdelux, donde aparecían AC/DC y Scorpions.
Respuesta. (Risas) El primer número era una amalgama indigesta donde se mezclaba el heavy con Boy George, Alaska y David Bowie. Todos en un puzle fotográfico inaudito. Porque al principio Rockdelux era un híbrido raro: mezclaba rock, modernez y luego un contenido heavy. Quería llegar a un público diverso, pero no lo consiguió, porque a un heavy no le vas a vender a Alaska, y viceversa.
P. La versión en papel de Rockdelux desapareció durante la pandemia. ¿Si no llega a ser por la crisis de la covid la revista seguiría hoy en papel?
R. Probablemente habría cerrado, pero no a tan corto plazo. Era ya una lucha contra los elementos, porque había una sucesión de crisis encadenadas: la crisis económica en general; la del quiosco, porque cada vez había menos puntos de venta; la de las discográficas, que ya tenían menos poder económico para anunciarse, y la pérdida del hábito de leer en papel. La pandemia nos vino a decir que era mejor dejarlo a tiempo, y cerrar sin deudas.
P. ¿Por qué cerró Rockdelux y no otras revistas musicales como Popular 1, Ruta 66 o La Heavy, que todavía continúan?
R. Lo que intuyo es que los costes no son los mismos para estas revistas que para nosotros. Hablo de infraestructuras, redacción y colaboradores, a los que pagamos, y no sé si esto es así en otros casos. Creo que estas cabeceras que citas, a las que respeto profundamente, las veo más como negocios familiares y la elaboran entre muy poca gente. Este modelo no es equiparable a Rockdelux, que es más costosa de mantener.
Nosotros no estamos en contra de lo comercial, pero es una evidencia que las cosas más interesantes, por lo menos en su origen, están en el ‘underground”
P. De los 200 artistas que han seleccionado para su número de 40 aniversario, ¿es capaz de elegir a los tres más importantes?
R. Prefiero citar a los que les hemos dedicado una doble página. Tres directores de cine: David Lynch, Pedro Almodóvar y Quentin Tarantino. Un escritor, Roberto Bolaño. Un creador de cómics, Chris Ware. Y 15 músicos: PJ Harvey, Madonna, Beyoncé, Björk, Nick Cave, Thom Yorke, Prince, Chuck D, Kendrick Lamar, Kanye West, Kurt Cobain, Kim Gordon, Aphex Twin, y los españoles Jota, de Los Planetas, y Rosalía.
P. Rockdelux apoyó a Rosalía desde el principio, dedicándole incluso una portada cuatro meses antes de editar El mal querer (2018). ¿Les hace ella caso ahora, les concede entrevistas?
R. No. Es que Rosalía ya no nos necesita, está a otro nivel, en las estrellas. Cuando llegan a ese nivel no consideran a las revistas de música de su interés. Solo les interesan las publicaciones de moda y los suplementos de periódicos de gran tirada que van acompañados por fotos de moda. Pero hablar de música, para qué: la música va directamente a sus fans, no necesitan el filtro de un periodista que les cuestione cosas. Lo único que quieren es que les hagan fotos chulísimas y luego decir cuatro cosillas de lo que tienen pensando hacer.
P. Quizá haya que llamar a esa actitud de Rosalía con respecto a Rockdelux ingratitud…
R. Sí, es una gran artista, pero también una desagradecida.
P. ¿Qué le cuestionaría a Rosalía, si pudiese entrevistarla?
R. Podríamos hablar de esa manera que tiene de venderse, de proximidad con sus fans, de esta sobreexposición en sus redes para hacer ver que es natural y que está al mismo nivel que sus fans. Esto es de una hipocresía brutal. Lo que está vendiendo (ella y muchos más artistas) es un sueño idealizado de gran artista que sigue marcando distancia con sus seguidores, como no puede ser de otra manera. Lo que más me fastidia de los artistas es la hipocresía de querer ser normales o aparentar ser normales. Es que no son normales: viven en un mundo en el que no vivimos el 95% de la población. Rosalía es una gran artista y no sé hasta qué punto necesita esta sobreexposición mediática constante.
P. ¿Está su revista por norma en contra de lo comercial?
R. No, de hecho, dedicamos mucho espacio a artistas que abarcan a mucho público, como Beyoncé o Madonna. Nosotros no estamos en contra de lo comercial, pero es una evidencia que las cosas más interesantes, por lo menos en su origen, están en el underground; luego, claro, pueden explotar y llegar a mucha gente. Pero las cosas que ya van directamente a lo comercial, en principio son sospechosas. Lo lógico es que haya un camino que empiece en lo oculto, en lo alternativo. Y es ahí donde más nos hemos fijado. No hemos dejado de hablar de lo comercial, pero siempre con artistas que no dejan de perder su identidad originada en sus comienzos minoritarios.
Vetusta Morla ha generado una serie de grupos mediocres a más no poder. Todo ese pseudo indie insufrible: Supersubmarina, Viva Suecia, Arde Bogotá, Izal...
P. Dígame cuál ha sido el gran acierto de Rockdelux y la gran metedura de pata.
R. Aunque nuestra raíz fue el rock (Lou Reed, Bowie, Patti Smith…) el gran acierto ha sido abrirnos a muchos estilos cuando no era habitual en revistas de rock o de pop. Dedicamos una portada en 1987 al hip hop, hablamos de flamenco, de electrónica cuando nadie trataba este género. Era nuestra manera de ver la música. Y meteduras de pata, recuerdo una crítica a un disco de Prince, Parade, que me reía de él, y fue absurdo por mi parte. Despropósitos a nivel de comentarios hemos hecho muchas veces. Otro fallo fue no hacer ganadores a Los Planetas en el concurso de 1993. Quedaron segundos. Ganó un grupo de hip hop, Eat Meat, de Barcelona, que está bien, pero debieron ganar Los Planetas.
P. ¿Considera un error haber puesto en la portada a J Balvin, que fue el número menos vendido de Rockdelux?
R. Con el tiempo quizá sí, porque la trayectoria de J Balvin ha sido decreciente, y la de Bad Bunny, por ejemplo, sí ha ido a más. Aunque a mí, si hablamos de reguetón, el que me gusta es el precursor, Tego Calderón. Pero en aquel momento nos sirvió J Balvin para presentar un cambio de conciencia en la música de consumo, que era la explosión de las músicas latinas.
P. ¿Es rentable la edición digital de Rockdelux?
R. No es rentable. No lo es en los periódicos, cómo lo va a ser en una revista tan específica como la nuestra. Nos mantenemos, y lo digo orgullosamente, bajo el paraguas de Primavera Sound. Ellos nos dan libertad plena para hacer lo que queramos. No se meten con nuestra línea, nos dan carta blanca para escribir lo que consideremos. Es como un mecenas que nos protege para poder seguir.
P. Le expongo dos argumentos de los que son críticos con Rockdelux: que es una publicación pretenciosa y aburrida.
R. (Risas) Nos encanta que nos vean así, aunque no sea cierto. Lo que sí es cierto es que estamos más cerca de Babelia o de cualquier suplemento cultural de un periódico bueno que de las publicaciones de música. Perdónenme si ofendo, pero es que leo unas simplezas y tontadas en algunas revistas de música que flipo.
P. ¿No han publicado nunca simplezas y tontadas en Rockdelux?
R. Quizá sí, pero intentamos evitarlas. Por lo menos tenemos la intención, luego no sé si lo conseguimos.
P. Le voy a citar algunos nombres bastante incuestionables del pop y rock español que no han tenido mucha cobertura en su publicación. Robe Iniesta, por ejemplo.
R. Todo lo que puedo decir de él son elogios, pero es verdad que no lo hemos destacado mucho, también porque él no se deja entrevistar con facilidad. Y quizá por el rollo del rock urbano, que nosotros no hemos trabajado mucho. Pero el último disco lo pusimos por las nubes, una crítica estratosférica.
Flipo con el grado de perversión al que se ha llegado con el fenómeno Taylor Swift”
P. ¿Vetusta Morla?
R. Los aprecio mucho. Se han montado su propio camino de autoedición, marcando un terreno ajeno al resto. Tienen un buen gusto musical, además. Pero para mí hay un problema, y es que Vetusta Morla han generado una serie de grupos mediocres a más no poder. Todo ese pseudo indie insufrible. Son responsables en cierta manera porque han marcado un itinerario que los otros, mucho peores que ellos, han seguido a pies juntillas. Hablo de Supersubmarina, Viva Suecia, Arde Bogotá, Izal… Son horribles, directamente.
P. ¿Qué opina de Taylor Swift?
R. El gran misterio de la humanidad. Flipo con el grado de perversión al que se ha llegado con el fenómeno Taylor Swift, idolatrándola de una manera que está más allá de cualquier lógica. Algún disco me gusta, como Folklore, pero, en general, la veo una artista mainstream, que ahora hace una de country, ahora de R&B, ahora pop bailable… No veo que haya conseguido nada memorable. Hay mejores cantantes que ella, por descontado.
A la gente joven no le interesa nada que no salga en TikTok, YouTube o Instagram. Ahí estamos perdidos, no hay nada que hacer. Lo veo irrecuperable”
P. Se contradice usted, porque señala que también tratan lo comercial, pero ahora dice que Taylor Swift es una artista comercial y por eso no le llena.
R. En general, si tuviéramos que escoger, preferimos lo alternativo. Pero no renunciamos a lo comercial, pero quizá no como etiqueta genérica y topicazo: ese sonido, esas voces, ese robustecimiento para que impacte, sin emoción.
P. Algunos grupos españoles cuentan que Rockdelux les agasajaba cuando vendían cuatro ejemplares y luego cuando estaban en una posición más favorable ya no les hacen caso.
R. Bueno, eso es discutible. Esa era la táctica de la prensa británica, de NME y Melody Maker, pero nosotros no. Quizá no les hacemos caso porque son peores aunque lleguen a más público.
P. ¿Qué le pasa a los medios tradicionales con la gente joven, que no consiguen atraerla?
R. A la gente joven no le interesa nada que no salga en TikTok, YouTube o Instagram. Ahí estamos perdidos, no hay nada que hacer. Lo veo irrecuperable. El concepto prensa, periodista, revistas… Les es muy ajeno. Están en otro mundo, no digo peor, pero totalmente contrario al que nosotros nos formamos. Quizá cuando tengan 30 años les interesa, pero es una esperanzan vaga...
P. Cite, para finalizar, el disco que más veces ha escuchado y un artista que respetaba profundamente y le ha decepcionado.
R. Discos más veces escuchados (empate, imposible uno): Let England Shake (PJ Harvey), My Beautiful Dark Twisted Fantasy (Kanye West), What’s Going On (Marvin Gaye), The Queen Is Dead (The Smiths), Darkness On The Edge of Town (Bruce Springsteen), Young Americans (David Bowie), Berlin (Lou Reed) y It Takes a Nation of Millions to Hold Us Back (Public Enemy). Y un artista que respetaba y ahora no: Kanye West.
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