La cisterna romana de Obulco revive 2.000 años después
El agua sigue brotando de forma natural en Porcuna (Jaén) tras la rehabilitación de esta obra hidráulica en la que fue una de las principales urbes de la Bética romana
En la época de Augusto, la ciudad romana de Obulco, con 100 hectáreas amuralladas, llegó a ser la más extensa de Hispania, hasta que en el siglo II fue superada por Córdoba con 120 hectáreas. En uno de los sectores de la ciudad fortificada, en el barrio de la Calderona, se construyó hace más de dos milenios una cisterna para el abastecimiento de agua a la población. Hoy, 2.000 años después, esa cisterna revive en la que llegó a ser una de las principales urbes de la Bética romana, y el agua sigue entrando de forma natural a través de las capas freáticas y funcionando para lo que fue concebida en el siglo I a. C.
“Hemos logrado hacer un diálogo perfecto entre la arquitectura contemporánea y el patrimonio arqueológico”, asegura el arquitecto Pablo Millán, profesor de la Escuela de Arquitectura de Patrimonio y director de este proyecto. A su juicio, estamos ante uno de los monumentos arqueológicos romanos mejor conservados de Hispania y del Mediterráneo Occidental.
La cisterna romana de La Calderona, en la antigua ciudad romana de Obulco (hoy denominada Porcuna, en Jaén) se ha puesto en valor turístico y cultural tras haberse empleado medio siglo, desde la aparición del conjunto escultórico íbero de Cerrillo Blanco, uno de los principales yacimientos de arte ibero del país. Su restauración ha sido posible gracias a la financiación del Gobierno, que ha aportado el 70% del presupuesto (1,7 millones) con cargo al 1,5% cultural, mientras que el Ayuntamiento de Porcuna y la Diputación de Jaén han aportado el 30% restante.
“Se trata de un conjunto de casas y edificios de un sector de la ciudad romana, y la cisterna se conserva, tras la excavación, tal y como la dejaron los romanos”, ha señalado el arqueólogo Pablo Casado, director del Museo Arqueológico de Obulco. La función original de este sistema hidráulico era el abastecimiento público de agua al ‘municipium pontificiense de Obulco’, del que se destaca “su soberbia monumentalidad constructiva a base de bloques y losas megalíticas de piedra autóctona”. Casado cree que este yacimiento ha aportado una enorme información histórica sobre la evolución de la ciudad durante más de 700 años desde la época romana clásica hasta la antigüedad.
Eso sí, los arqueólogos, arquitectos y geólogos que han participado en este proyecto son conscientes de que es mucho el trabajo que queda por delante desde el punto de vista arqueológico, ya que tan solo se ha excavado en 500 metros cuadrados, una centésima parte del barrio del sector de la Calderona y una ínfima parte de toda la ciudad romana de Obulco, que contaba con un millón de metros cuadrados fortificados. Este enclave patrimonial, que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC), se utilizó durante la Guerra Civil como refugio antiaéreo.
Se trata de una obra con cinco proyectos incorporados: en primer lugar, se ha tenido que construir un edificio bajo la cota para llegar a una cisterna que está a más de seis metros de profundidad bajo unas casas habitadas. Después se tuvo que levantar un puente y un túnel que han tenido que taladrar bajo las propias casas para poder llegar a la cisterna. Así hasta restaurar la cisterna y los restos que han salido con la construcción del edificio.
Para acceder hasta la cisterna se ha construido un edificio que permite bajar hasta la misma junto a un puente que atraviesa la calle de San Marcos y un túnel que pasa por debajo de las casas. Para ello se ha creado una rampa tipo helicoide con más de 100 metros de desarrollo suspendidos, es decir, colgados para que en ningún momento se toquen los restos arqueológicos. “Además, todo el espacio está sensorizado hasta el último milímetro para conocer en tiempo real el estado de conservación de la cisterna”, valora el arquitecto Pablo Millán.
El arqueólogo Pablo Casado sostiene que el resultado es un “espectacular proyecto de arqueología científica” , que se completará con la apertura, el próximo otoño, de la primera fase de la rehabilitación del anfiteatro romano de Porcunam, datado en el siglo I antes de Cristo y que fue descubierto en 2015 a raíz de unas labores de ajardinamiento en la barriada porcunense del Hoyo Mendo.
Dos años después de su descubrimiento se efectuaron catas arqueológicas en el anfiteatro que confirmaron su relevancia como uno de los más destacados del país. Los estudios realizados sobre el terreno evidenciaron su buen estado de conservación, ya que se mantiene intacto un tramo de fachada de unos 50 metros y muros de hasta seis metros de altura en algunos puntos.
La intervención prevista permitirá recuperar en torno al 30% del edificio, ya que una parte de la construcción está enterrada bajo un sector de viviendas. Para el alcalde de Porcuna, Miguel Moreno, el objetivo “es sacar a la luz un edificio de una enorme importancia histórica y ponerlo en valor como recurso turístico que puede suponer un revulsivo para la provincia de Jaén por su relevancia y espectacularidad”.
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