‘El cielo rojo’: Petzold muestra con ligera profundidad la adversidad que surge de las inseguridades
Sin elementos extraños ni artificios externos, el director alemán logra desde el inicio que bajo el manto de tranquilidad de los lugares, algo perverso parezca cernirse sobre los personajes
Por escenario, número de personajes y temáticas, tiene aspecto de película de Éric Rohmer. Sin embargo, con El cielo rojo, última película del prestigioso director alemán Christian Petzold, Gran Premio del Jurado del Festival de Berlín de 2023, hay que ir más atrás. Hasta Antón Chéjov. A su ligera profundidad, a su profunda ligereza. A su capacidad para presentar personajes arrebatados y esquivos, apacibles e irritantes, que se muestran de un modo u otro dependiendo de las circunstancias, siempre cambiantes, lo que les hace ser adorables pese a sus taras, porque sencillamente somos nosotros.
En estos parámetros se mueve esta vez el director de las notables Barbara (2012), Phoenix (2014) y Ondina. Un amor para siempre (2020), que se ha ido asentando desde hace década y media entre la aristocracia de los autores más sólidos de Europa. Como ya hiciese en Phoenix, que tenía ecos de Vértigo en la obstinación del personaje masculino por reconstruir a la mujer perdida, el cineasta alemán recurre en su parte final a otra imagen mítica de la historia del cine para redondear su obra: el abrazo de los amantes de Pompeya, símbolo esencial de la sin par Te querré siempre, de Roberto Rossellini. Eso sí, fusionado con “el estremecimiento del amor” en el Romancero, de Heinrich Heine, considerado como el último poeta del romanticismo alemán, y al que se cita explícitamente con infinita belleza en una de las secuencias.
Para los que después del párrafo anterior empiecen a pensar que esta no es su película, que quizá haya demasiada profundidad y complejidad, que no se asusten. El cielo rojo, en apariencia, es una comedia amarga sobre dos jóvenes amigos que desean pasar unos días en la bonita casa familiar de uno de ellos; un pequeño paraíso con jardín, en medio de una zona boscosa y cerca de la playa. Ahora bien, el tono es cambiante, y el escritor que intenta redondear su segunda novela y el fotógrafo que prepara un portafolio para lograr entrar en una escuela de artes se van topando poco a poco con tres personajes más, una mujer dulce e inteligente, un socorrista espontáneo y el editor del escritor, lo que acaba conformando uno de esos microcosmos vitales, culturales y humanos tan propios de las obras de Chéjov. Un entorno cerrado pero agradable, luminoso por fuera pero lúgubre en el interior de una de sus criaturas: ese escritor cada vez más insoportable, aunque enternecedor de puro tonto, que solo ve adversidades alrededor suyo y complós por parte de los demás, y que lo que esconde es un mar de inseguridades.
Sin elementos extraños de lenguaje cinematográfico ni artificios externos (puesta en escena invisible, montaje convencional, sin banda sonora de acompañamiento salvo en un par de mínimos extractos), Petzold logra desde el inicio que bajo el manto de tranquilidad de los lugares en los que se ambienta el relato, cada vez más literario conforme avanza, pero sin dejar de ser buen cine, algo perverso parezca cernirse sobre los personajes. Por supuesto, son los incendios cada vez más fuera de control que acechan a la zona, y a la que hace referencia el título. Pero, en verdad, es algo mucho más áspero y menos físico, siempre con el rol del escritor como referente. El cielo rojo no es más que tapar siempre nuestras propias mierdas interiores echándole la culpa a los demás.
El cielo rojo
Dirección: Christian Petzold.
Intérpretes: Thomas Schubert, Paula Beer, Langston Iubel, Enno Trebs.
Género: drama. Alemania, 2023.
Duración: 101 minutos.
Estreno: 14 de junio.
Babelia
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