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Estados Unidos pide la división de Live Nation y Ticketmaster en una demanda antimonopolio

El Departamento de Justicia acusa a la compañía de perjudicar a promotores y aficionados con prácticas ilegales en el sector de los espectáculos en directo

Taylor Swift
Taylor Swift, el día 17 en Estocolmo.Michael Campanella/TAS24 (Getty Images for TAS Rights Mana)
Miguel Jiménez

Live Nation Entertainment y Ticketmaster se fusionaron en 2010 en una operación que despertó recelos por su impacto en la competencia. Este jueves, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha presentado una demanda en los tribunales en la que pide la ruptura del grupo, acusando a la compañía de ejercer un monopolio ilegal sobre los espectáculos en directo, algo que el grupo niega. Se abre así una larga batalla legal de cuyo resultado puede depender el futuro del multimillonario sector de los conciertos musicales, eventos deportivos y otros espectáculos.

La presión política sobre Live Nation (la matriz del grupo, dedicada a la promoción de espectáculos) y Ticketmaster (la ahora filial, especializada en la venta de entradas) había crecido a raíz no solo de los disparados precios de los conciertos, sino también de la gestión de la venta de entradas para algunos de ellos. Los problemas para comprar las entradas de la gira de Taylor Swift llevaron el caso al Congreso el año pasado en una sesión plagada de guiños a la cantante en la que promotores y artistas denunciaron los perjuicios que les suponía el dominio del gigante fusionado. “La única forma de recuperar la competencia en este sector es separar Live Nation y Ticketmaster”, dijo entonces Jack Groetzinger, el jefe de su competidor SeatGeek.

Eso es justamente lo que piden el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, y los fiscales de 29 Estados más el distrito de Columbia en su escrito de 128 páginas. “En los últimos años, las desorbitadas tarifas y los fallos tecnológicos de Live Nation y Ticketmaster han sido criticados tanto por los fans como por los artistas. Pero no estamos hoy aquí porque la conducta de Live Nation sea inconveniente o frustrante. Estamos aquí porque, como alegamos, esa conducta es anticompetitiva e ilegal”, ha dicho Garland en una rueda de prensa en Washington. “Alegamos que Live Nation ha monopolizado ilegalmente los mercados del sector de los conciertos en directo en Estados Unidos durante demasiado tiempo. Es hora de desarticularla”, ha añadido.

La demanda sostiene que Live Nation Ticketmaster se ha hecho omnipresente en el sector de los espectáculos en vivo. Controla al menos el 80% de la venta primaria de entradas en las principales salas de conciertos, gestiona directamente a más de 400 artistas y controla más del 60% de las promociones de conciertos en todo el país. A la vez, posee o controla más del 60% de los grandes recintos de Estados Unidos. Procesa 500 millones de entradas al año en más de 30 países.

“Alegamos que para mantener este dominio, Live Nation se basa en conductas ilícitas contra la competencia para ejercer su control monopolístico sobre el sector de los eventos en directo en Estados Unidos y sobre los fans, artistas, promotores independientes y locales que impulsan el sector. El resultado es que los aficionados pagan más. Los artistas tienen menos oportunidades de dar conciertos. Los promotores más pequeños se ven expulsados y los locales tienen menos opciones reales de servicios de venta de entradas”, ha señalado Garland.

Las oficinas de Live Nation Entertainment en Los Ángeles (California), en una imagen del miércoles.
Las oficinas de Live Nation Entertainment en Los Ángeles (California), en una imagen del miércoles.ALLISON DINNER (EFE)

El Departamento de Justicia acusa a Live Nation de prácticas como utilizar contratos exclusivos a largo plazo para impedir que los recintos elijan a vendedores de entradas rivales, bloquear a los locales para que no utilicen múltiples vendedores de entradas y amenazar a los recintos con que podrían perder dinero y fans si no eligen a Ticketmaster. “Live Nation asfixia a su competencia utilizando diversas tácticas, desde adquisiciones de promotores y salas regionales más pequeñas, hasta amenazas, represalias y acuerdos con rivales diseñados para neutralizarlos”.

Con acuerdos exclusivos que cubren más del 70% de la venta de entradas de conciertos en las principales salas del país, Ticketmaster puede imponer a los aficionados una lista aparentemente interminable de comisiones, denuncia Garland. Ha citado comisiones de venta de entradas, de servicio, de conveniencia, Platinum, de precio maestro por pedido, de gestión y de procesamiento de pagos. La demanda se refiere a esos sobrecargos como a un “impuesto Ticketmaster”. El grupo también ha sido acusado de no facilitar una distribución igualitaria y de implantar sistemas dinámicos de precios que llevan a cantidades desorbitadas por lograr una entrada.

Los abusos de posición dominante, según la demanda, funcionan también en sentido contrario. Los acuerdos a largo plazo con los recintos y su control directo de muchos de ellos le permiten presionar ilegalmente a los artistas para que acepten sus servicios de promoción. De hecho, según el departamento de Justicia, el grupo a menudo sacrifica beneficios como propietario de salas, pues prefiere dejar los locales vacíos que abrirlos a artistas que no utilizan los servicios de promoción de Live Nation, incluso durante la temporada alta de conciertos, según la demanda.

“El Departamento de Justicia ha presentado esta demanda en nombre de los fans, que deberían poder ir a conciertos sin que un monopolio se interponga en su camino”, ha dicho Garland en su intervención este jueves. “Hemos presentado esta demanda en nombre de los artistas, que deberían poder planificar sus giras en torno a sus fans, y no ser dictados por un monopolista ilegal. Hemos presentado esta demanda en nombre de los promotores y salas independientes, que deberían poder competir en igualdad de condiciones. Y hemos presentado esta demanda en nombre del pueblo estadounidense. Es hora de que los aficionados y los artistas dejen de pagar el precio del monopolio de Live Nation. Es hora de restaurar la competencia y la innovación en la industria del entretenimiento. Es hora de acabar con la unión Live Nation-Ticketmaster”, ha concluido.

En su comparecencia en el Congreso del año pasado, el presidente de Live Nation Entertainment, Joe Berchtold, aseguró que Ticketmaster no ha ganado cuota de mercado, sino que la ha perdido desde la fusión y admitió que la compañía tenía cosas que mejorar, pero aseguró que no actuaba como un monopolio. Se disculpó por su mala gestión en la venta de entradas de la gira de Taylor Swift, que rompió literalmente la taquilla. Berchtold culpó a los bots del colapso de su sistema.

Este jueves, la compañía ha respondido con un comunicado en el que dice que la demanda “no reducirá los precios de las entradas ni las tarifas de los servicios”. Según la empresa, “hay más competencia que nunca en el mercado de los eventos en directo, razón por la cual la cuota de mercado de Ticketmaster ha disminuido desde 2010″. Además, indica que los beneficios y márgenes del grupo indican que no ejerce un poder monopolístico. “Esta demanda desvía la atención de soluciones reales que reducirían los precios y protegerían a los aficionados, como permitir que los artistas limiten los precios de reventa”, señala.

Según Live Nation, la demanda “ignora todo lo que es realmente responsable del aumento del precio de las entradas, desde los crecientes costes de producción a la popularidad de los artistas, pasando por la reventa de entradas en línea 24/7 que revela la disposición del público a pagar mucho más de lo que cuestan las entradas primarias”. El Departamento de Justicia “culpa a Live Nation y Ticketmaster de las elevadas comisiones de servicio, pero ignora que Ticketmaster solo se queda con una modesta parte de esas comisiones”, asegura la empresa.

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Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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