Demócratas y republicanos acusan de monopolio a Ticketmaster... y se lanzan a citar a Taylor Swift
Competidores, músicos y promotores piden en el Senado de Estados Unidos que se deshaga la fusión con Live Nation
Taylor Swift fue la protagonista este martes en el Capitolio. No estaba, pero todos hablaban de ella. Demócratas y republicanos aparcaron por un día sus diferencias para acusar a Ticketmaster de monopolio en una sesión a cuenta del fiasco en la venta de entradas para la gira de la cantante estadounidense. Y ya que estaban de acuerdo en el diagnóstico político, rivalizaron en citar las letras de las canciones de Taylor Swift. El ganador fue sin duda Mike Lee, senador republicano por Utah.
En su intervención, Lee parafraseó un verso de You belong with me para bromear con la victoria demócrata en las elecciones al Senado del pasado 8 de noviembre, se refirió al Karma al terminar su intervención y citó la “pesadilla vestida de ensueño” de Blank Space en relación con la gestión de la venta de entradas.
Para quien fue una pesadilla su paso por la comisión fue para el presidente de Live Nation Entertainment, Joe Berchtold, blanco de todos los disparos. Live Nation, el mayor promotor de conciertos de Estados Unidos, controla los principales recintos y Ticketmaster tiene una cuota de más del 70% en la venta de entradas. Ambas se fusionaron en 2010 pese a las dudas sobre la competencia que la operación generaba y el grupo resultante ha incumplido algunos de los compromisos que asumió para lograr luz verde a la fusión.
Berchtold fue el primer compareciente en intervenir en la sesión de la comisión judicial del Senado. Acusó a los bots de generar el colapso del sistema durante la venta de entradas para la gira de Taylor Swift, se disculpó con la cantante y sus fans, aseguró que Ticketmaster no ha ganado cuota de mercado, sino que la ha perdido desde la fusión y admitió que la compañía tenía cosas que mejorar, pero que no actuaba como un monopolio. “Tenemos que hacerlo mejor y lo haremos”, afirmó.
Apenas había terminado sus palabras, el jefe de su competidor SeatGeek, Jack Groetzinger, asestó el primer golpe: “La única forma de recuperar la competencia en este sector es separar Live Nation y Ticketmaster”, dijo. Según SeatGeek, si un estadio o gran recinto no adjudica la venta de las entradas a Ticketmaster, Live Nation se lleva la música a otra parte. En la gira de Taylor Swift, promovida por Live Nation, 47 de los 52 conciertos son en recintos donde las entradas las vende Ticketmaster, según expuso.
A la misma conclusión llega desde el otro mercado, el de la organización de conciertos, Jerry Mickelson, el jefe de la promotora Jam Productions: “Hoy sabemos con certeza que esta fusión es integración vertical con esteroides, que utiliza el dominio en un mercado para ampliar su poder y su dominio en otro, eliminando a la competencia y perjudicando a los consumidores”. Y se preguntó “¿Permitiría Coca-Cola que Pepsi distribuyese sus productos?” Cuando él organiza un concierto, argumentó, acaba favoreciendo a su rival porque se ve obligado a vender las entradas a través de Ticketmaster.
Sal Nuzzo, de The James Madison Institute, y Kathleen Bradish, del American Antitrust Institute, caracterizaron a Live Nation como un monopolio desde un punto de vista más teórico. Y para completar la panorámica intervino como último invitado Clyde Lawrence, de la banda Lawrence. “No somos todavía artistas del nivel de Bruce Springsteen y Taylor Swift, pero esperamos ser lo suficientemente grandes algún día para hacer que se cuelgue la web de venta de entradas”, empezó bromeando.
Lawrence expuso las penurias a las que se enfrentan bandas relativamente modestas al negociar con Live Nation y Ticketmaster. “En un mundo en el que el promotor y el local no están vinculados entre sí, podemos confiar en que el promotor tratará de obtener el mejor trato del local; sin embargo, en este caso, el promotor y el local forman parte de la misma entidad corporativa, por lo que esencialmente es Live Nation negociando para pagarse a sí misma. Y para que quede claro, debido al control que ejerce Live Nation en todo el sector, prácticamente no tenemos ni voz ni voto en la discusión de estas partidas, ni se nos ofrece mucha transparencia al respecto. Si quieren cobrar el 10% de cada entrada y llamarlo “canon de instalación”, pueden hacerlo (y lo hacen); si quieren cobrarnos 250 dólares por una pila de 10 toallas limpias, pueden hacerlo (y lo hacen)”, ha dicho en referencia a los locales que el promotor controla directamente.
Y en cuanto a las entradas, la relación entre el promotor y Ticketmaster es igual de perniciosa para los músicos, según Lawrence. “Si un artista actúa en un local de Live Nation, el artista no tiene más remedio que vender las entradas a través de Ticketmaster”, ha dicho. y ha puesto un ejemplo de un concierto tipo con un precio de 30 dólares por entrada: el seguidor que acude al concierto no paga 30 sino 42 dólares por la comisión que le cobra Ticketmaster. De ese importe bruto, a la banda le llegan 12 dólares y aproximadamente la mitad se lo llevan los gastos de la gira: “Eso nos deja 6 dólares por entrada a nosotros, una banda de ocho músicos... antes de impuestos. Y pagamos nuestro propio seguro médico”.
Esas exposiciones iniciales han dejado el terreno preparado para que los senadores demócratas y republicanos, empezando por la presidenta de la comisión, Amy Klobuchar, de Minessota (como Prince y Bob Dylan, ha subrayado como credenciales), que ha dicho que lo escuchado es la “definición de monopolio”, y lanzarse también a citar a Taylor Swift al decir que un exceso de consolidación es malo para el país. “Lo sabemos demasiado bien (All too well)”.
Los senadores no solo se mostraron críticos con la gestión de la venta de las entradas de la gira de Taylor Swift (”una debacle”, según el republicano John Kennedy), sino que algunos de ellos llegaron a plantear que la fusión debería deshacerse si el grupo no cumple los compromisos regulatorios asumidos. “Live Nation/Ticketmaster es el gorila de 400 kilos aquí”, dijo el senador demócrata Richard Blumenthal. “Todo este sistema de entradas para conciertos es un desastre, un desastre monopolístico”.
Los senadores también debatieron posibles medidas, entre ellas hacer intransferibles las entradas para impedir la reventa y exigir más transparencia en las comisiones y tarifas de promotores y vendedores de entradas. Kennedy también sugirió que grandes artistas como Taylor Swift o Bruce Springsteen deberían exigir topes en los precios. “No todos los niños pueden permitirse 500 dólares para ir a ver a Taylor Swift”, dijo.
Blumenthal se dirigió directamente al presidente de Live Nation: “Quiero felicitarles y darles las gracias por un logro absolutamente impresionante. Han reunido a republicanos y demócratas en una causa absolutamente común”. Tampoco pudo resistirse a citar a Taylor Swift, en este caso con la canción Anti-Hero: “Me permito sugerir respetuosamente que Ticketmaster debería mirarse en el espejo y decir: ‘Yo soy el problema. Soy yo”.
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