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Gastos de gestión, aforos segregados y precios dinámicos: ¿Por qué son tan caras las entradas de los conciertos?

Cinco claves para entender la actual situación que ha incendiado la música en directo

Concierto Bruce Springsteen
Bruce Springsteen, el pasado 27 de febrero en el Climate Pledge Arena de Seattle, Washington.Mat Hayward (Getty Images)
Fernando Navarro

La música en directo es un territorio incendiado por las quejas del público debido a que el precio de los billetes de las grandes actuaciones se ha disparado. El encarecimiento del proceso de producción, la alta demanda, los gastos de gestión, los precios dinámicos, los aforos segregados y la consolidación de la cultura vip son algunos de los factores que explican esta situación. Algunos conciertos próximos como el de Bruce Springsteen en Barcelona los días 28 y 30 abril han estado bajo lupa por todo esto. Sus entradas han oscilado entre 65 y 400 euros. Metallica tocan el 12 y 14 de julio en el Wanda Metropolitano de Madrid y las entradas oscilan entre 76,5 y 272 euros, pero hay distintos paquetes vips que pueden llegar a alcanzar los 3.100 euros para verlos los dos días.

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Encarecimiento del proceso de producción.

Muchos oyentes creen que la música en directo en la primera línea del pop se ha convertido en un festín para la especulación. Sin embargo, los promotores alegan que la vida se ha hecho más cara y afecta también al proceso de producción de un concierto. “Los precios han subido en todos los sectores e industrias (alimentación, transportes, hostelería, energía…). Estamos viviendo una etapa de inflación y de circunstancias que están encareciendo las materias primas, transporte… Lógicamente, la producción de un concierto requiere de muchos elementos cuyos costes han aumentado, por lo que es lógico que acabe reflejándose en el precio de la entrada, especialmente en las grandes producciones”, explica Albert Salmerón, presidente de la Asociación de Promotores Musicales (APM).

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Caché y demanda.

Neo Sala, CEO y fundador de la promotora Doctor Music, indica que los cachés de las estrellas han subido en los últimos años y destaca otro factor: el desequilibrio entre la gran demanda del público y la oferta tras el parón de dos años. “Asistir a un concierto es una de las principales preferencias de ocio para una mayoría de los españoles. Pero el número de ellos que pueden dar casi todos los artistas al año es exactamente el mismo. Claramente, la demanda ha subido mucho más que la oferta”.

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Gastos de gestión.

Muchas quejas son por los gastos de gestión de las entradas, un recargo que puede variar según el precio del boleto. Los responsables dicen que el mantenimiento de su tecnología y su infraestructura tiene un coste que provoca que, en realidad, el porcentaje de su beneficio esté muy ajustado. En este sentido, conviene recordar que Ticketmaster, la mayor empresa de venta de entradas del mundo, está sometida ahora mismo a una investigación federal en EE UU tras el escándalo que provocó la salida a la venta de las entradas de la gira de Taylor Swift. La investigación también incluye a Live Nation, la mayor promotora de conciertos en todo el mundo, que se fusionó con Ticketmaster. Se investiga un posible monopolio del mercado.

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Precios dinámicos.

Actualmente, la escena se ha visto especialmente incendiada por los conocidos como precios dinámicos. Son los precios sujetos a una variación en función de la demanda en los que un algoritmo va cambiando el importe de las entradas según las solicitudes en tiempo real de la venta digital. El caso más polémico fue protagonizado el pasado verano por Bruce Springsteen en el anuncio de su última gira por Estados Unidos: sus entradas llegaron a alcanzar en cuestión de minutos hasta 5.000 euros debido a la alta demanda. Las empresas del sector aseguran que este sistema se aplica siempre con el acuerdo de los artistas. De esta forma, defienden su uso. “Es un sistema que otros sectores han normalizado, especialmente el del turismo. Las compañías aéreas y los hoteles llevan décadas utilizándolo. Me sorprende que cause tanta desconfianza el que se aplique este método”, señala el CEO de Doctor Music, la empresa promotora encargada de los conciertos de Bruce Springsteen en Barcelona los días 28 y 30 de abril. La consecuencia es que el precio de la entrada puede llegar a multiplicarse por 10. Los promotores aseguran que estos precios no llegan a aplicarse más allá del 10% del aforo total y que es un modo legal que ayuda a combatir la reventa.

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Aforos segregados.

Los precios se disparan especialmente en los paquetes vip. De esta forma, los grandes conciertos se han convertido en un parque de aforos segregados. La próxima gira de Madonna es ilustrativa: Pase Inmaculado Vip por 1.020 euros, Pase Icónico Vip por 680 euros, Pase Puedes Bailar Premium por 510 o Pase Vámonos de Fiesta por 350 euros. En palabras de Neo Sala: “El público no solamente ha aceptado la existencia de productos o servicios, sino que son los propios consumidores los que lo demandan cada vez más, para mayor comodidad y mejor experiencia. No solo pasa en los conciertos. En los parques de atracciones se venden entradas vip que facilitan que sus compradores hagan menos cola, y en el mundo del deporte los packs vip están a la orden del día”. En España, la banda Lori Meyers decidió acabar con este tipo de entradas exclusivas ante el reguero de quejas de sus fans en redes sociales.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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