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México se apunta un nuevo tanto ante Trump con la detención de dos narcos buscados en EE UU

Las fuerzas de seguridad arrestan a Roberto Salazar en Morelos y a Leonel Salas en Durango, ambos vinculados al tráfico de drogas y perseguidos por la justicia estadounidense

Roberto Salazar y Leonel Salas, detenidos en los Estados de Morelos y Durango, respectivamente.
Roberto Salazar y Leonel Salas, detenidos en los Estados de Morelos y Durango, respectivamente.SEDENA
Alejandro Santos Cid

México se ha apuntado este jueves otro tanto de esos que valen doble al norte de la frontera. Las fuerzas de seguridad han arrestado en Cuernavaca, la capital de Morelos, a Roberto (o Alejandro, no tienen claro su primer nombre) Salazar Toledo, alias El Gordo, de 38 años, buscado en Estados Unidos por narcotráfico. Y a 950 kilómetros al norte, en Durango, otro operativo ha capturado a Leonel Salas Fabela El Sobrino, de 34 años, perseguido también por la justicia estadounidense por tráfico de drogas y seres humanos.

El Gordo ha caído en un operativo conjunto entre la Secretaría de Seguridad Ciudadana, el Ejército, la Marina, la Fiscalía General de la República (FGR) y la Guardia Nacional (GN). Los agentes llevaban un tiempo vigilando sus movimientos antes de arrestarlo en la colonia Paraíso, un barrio a las afueras de Cuernavaca. El Gobierno de Morelos ha difundido una ficha de búsqueda del Servicio de Marshals de Estados Unidos, una agencia federal, que señala al Gordo como uno de los hombres más buscados en California desde 2013 por el asesinato del ayudante de un sheriff y ser miembro del crimen organizado (aunque no ha trascendido a qué organización pertenecía).

EL PAÍS ha comprobado que esa ficha ya no existe, pero sí una de la DEA (Administración de Control de Drogas estadounidense, por sus siglas en inglés), que lo busca en los cargos federales de “conspiración para distribuir y poseer con la intención de distribuir sustancias controladas” (no menciona las acusaciones de asesinato). La agencia alerta de que El Gordo está “armado y peligroso”, y la última dirección que le conocían era en la ciudad de Los Ángeles. En el momento de su detención en Cuernavaca, los agentes le encontraron “cuatro dosis de marihuana y cuatro bolsitas con pastillas de color azul”. Sobre él, Estados Unidos tiene una orden de extradición, según el secretario de Seguridad mexicano, Omar García Harfuch.

El caso de Leonel Salas Fabela es más complicado. Las autoridades mexicanas han promocionado su captura como el arresto de “uno de los 10 criminales más peligrosos buscado en Chihuahua y Texas”, miembro del grupo criminal Los Cabrera, vinculado al Cartel del Pacífico. Sin embargo, no aparece en la lista de los 10 delincuentes más buscados en Texas (ni en la de fugitivos del Estado), y este periódico no ha encontrado su ficha en los archivos de la DEA, el Servicio de Marshalls ni otras entidades estadounidenses.

García Harfuch ha asegurado que la justicia estadounidense, al igual que la mexicana, le persigue por “su participación en el tráfico de drogas y personas indocumentadas”, además de contar “con una orden de aprehensión por secuestro agravado”. El Sobrino operaba en el valle de Juárez, en Chihuahua, pero fue detenido en el poblado de Los Ángeles, Durango, a casi 900 kilómetros, en un operativo también conjunto de los distintos organismos de seguridad. Junto a él, arrestaron también a una mujer de 30 años, Alicia Sarahí Olivas Simental, y un hombre de 57, Tereso De Jesús Rocha Puentes. Los agentes también encontraron un alijo de droga y un arma de fuego.

El crimen mexicano se agita ante Trump

El tablero del crimen organizado en México se mueve y la sombra de Donald Trump se esconde tras cada paso. Este jueves, el presidente estadounidense ha anunciado una prórroga en la imposición de aranceles del 25% a todas las importaciones mexicanas, una medida que impuso hace dos días y ha disfrutado de una vida breve. No es la primera vez que el magnate se enmienda a sí mismo. Es la volatilidad del republicano y su constante ir y venir en sus decisiones sobre México lo que ha cambiado el ritmo de la estrategia de seguridad del Gobierno de Claudia Sheinbaum.

En las últimas semanas, para contentar a la Casa Blanca y paralizar los aranceles, que amenazan con demoler la economía mexicana, la mandataria ha enviado a 29 altos capos del narcotráfico al norte del Río Bravo, recrudecido la lucha contra el crimen organizado y blindado la frontera hasta conseguir que la entrada de fentanilo en el país vecino se redujera a la mitad desde octubre.

Algunos de los 29 capos extraditados el pasado 27 de febrero a Estados Unidos, entre los que destaca Rafael Caro Quintero.
Algunos de los 29 capos extraditados el pasado 27 de febrero a Estados Unidos, entre los que destaca Rafael Caro Quintero.GOBIERNO DE MÉXICO

Aun así, los avances continúan siendo desiguales, con el foco puesto en los perfiles criminales más mediáticos, los que más puedan contentar a Trump. La semana pasada, las fuerzas armadas protagonizaron un enfrentamiento a tiros durante horas por las calles de Zacapu, en Michoacán, que se saldó con la captura de uno de los líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación en el Estado, Jesús N., alias El Chuy. Dos militares fueron heridos en la contienda.

Este jueves se ha conocido que el juez federal Rubén García Mateos ha decidido liberar al Chuy por fallos en el proceso. Otro ha paralizado el traslado de Abraham Oseguera Cervantes, Don Rodo, responsable de lavar dinero para el CJNG y hermano de su líder, Nemesio Oseguera, El Mencho, y ha liberado a la esposa del capo, Rosalinda González Valencia, señalada también como operadora financiera del cártel.

Mientras continúa el pulso diplomático entre Sheinbaum y Trump, las balaceras continúan en México. Las noticias de los últimos días señalan muertos en Michoacán, activistas ambientales asesinados en Oaxaca, policías acribillados en Puebla o uno de los últimos casos que ha conmocionado al país, la desaparición de ocho jóvenes de Tlaxcala que iban de vacaciones a Oaxaca, un turbio caso que no parece haber voluntad política para resolver mientras, las fiscalías de tres Estados diferentes se culpan entre ellas y nadie asume responsabilidades.

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Sobre la firma

Alejandro Santos Cid
Reportero en El País México desde 2021. Es licenciado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma de Madrid y máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Cubre la actualidad mexicana con especial interés por temas migratorios, derechos humanos, violencia política y cultura.
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