La desaparición de ocho jóvenes en las playas de Oaxaca y el silencio de tres Estados: la opacidad en el crimen se ceba con México
Días después del secuestro de un grupo de personas de Tlaxcala fue hallado un coche con nueve cuerpos en una carretera de Puebla. Ahora ningún Gobierno quiere hacerse responsable


Al menos ocho jóvenes desaparecieron a final de febrero en las playas de Oaxaca, en el Pacífico mexicano. Habían salido de Tlaxcala, en el centro del país. A principios de marzo, un vehículo con nueve cuerpos en su interior fue abandonado en una carretera, ya en el límite con Puebla, a 400 kilómetros de la costa. Esos datos, los únicos que están comprobados hasta ahora, involucran a tres Gobiernos estatales en la investigación de, por lo menos, una desaparición y una masacre. Pese a la gravedad del asunto, ninguna de las tres entidades ha dado paso alguno para explicar qué ha pasado, qué ocurrió para que un grupo de jóvenes se esfumara de uno de los enclaves turísticos más importantes del país y cuál es la relación con el escenario de una matanza móvil. Entre tanto, bulos y silencio.
México ha demostrado que es capaz de organizar en tiempo récord a más de 3.500 elementos de seguridad para trasladar a 29 capos del narcotráfico a Estados Unidos, como ocurrió la semana pasada, pero parece incapaz de dar pasos adelante cuando se trata de la desaparición de ocho jóvenes mexicanos, poco importantes al otro lado de la frontera. En un país con más de 110.000 desaparecidos y una tasa de impunidad del 95%, el caso de los jóvenes de Tlaxcala se ha quedado atrapado entre los “indicios” de las fiscalías y las secretarías de Seguridad y Gobierno de tres Estados, que tratan de desplazar la responsabilidad hacia la entidad vecina.
A finales de febrero, Angie Lizeth Pérez, de 29 años, y Brenda Mariel Salas, de 19, salieron juntas en un Ford Fiesta desde Tlaxcala hasta Huatulco, uno de los destinos turísticos más habituales de la costa mexicana. El día 27 sus familias perdieron el contacto con ellas. Al día siguiente, desaparecieron Raúl Emmanuel González y Noemí Yamileth, ambos de 28 años. La última vez que se supo de ellos fue en Zipolite, una de las playas más famosas de esta costa, a unos 50 kilómetros de donde se perdió la pista de Angie y Brenda. La Fiscalía de Oaxaca recibió las cuatro denuncias por desaparición.
También de Zipolite y también el 28 de febrero se llevaron a Jacqueline Ailet Meza, de 23 años, según contó su madre en una publicación de Facebook. “Por favor, les pido de su ayuda, mi hija desapareció la noche de ayer en una playa de Huatulco, llamada Zipolite, la levantaron y hasta el momento de hoy no sabemos nada de mi hija. Fue levantada en un local de comida cerca de la misma playa, la esperan dos pequeños de cinco y tres años de edad”, escribió la mujer, el 1 de marzo. Luego presentó la denuncia respectiva ante la Comisión de Búsqueda de Oaxaca.
Ese mismo día y en ese mismo enclave, se pierde el rastro de Lesly Noya. A las 11 de la mañana del 28 de febrero fue la última vez que su familia supo de ella. Tenía 21 años. Denunciaron su desaparición en la Fiscalía de Tlaxcala, de donde era la joven. En total, las autoridades de Oaxaca y Tlaxcala emitieron fichas de búsqueda para estas seis personas. Pero, además, en redes sociales, amigos y familiares advirtieron de la desaparición de Rubén Antonio Ramos y Rolando Armando Evaristo, ambos de 22 años y también de Tlaxcala. No se sabe cuándo o dónde desaparecieron, pero los amigos compartieron sus fichas de búsqueda junto a las otras seis.

El lunes la atención se desplazó hasta Puebla, a 400 kilómetros de la costa. Ahí se localizó con vida a Brenda Mariel Salas, una de las primeras mencionadas, según confirmó la Fiscalía de Oaxaca, que no explicó cuándo había sido encontrada, ni en qué estado, ni cómo había llegado hasta allá, a cientos de kilómetros de donde estaba con su amiga Angie. Brenda apareció sola. El lunes también, la policía de Puebla informó del hallazgo de un coche abandonado en la carretera que une al Estado con Oaxaca. Estaba a un costado del asfalto, justo en el límite de las dos entidades. En el interior del vehículo había nueve cuerpos, de cinco hombres y cuatro mujeres, según ha podido confirmar EL PAÍS. El hallazgo detonó las mismas preguntas que siguen hasta ahora: ¿eran los jóvenes de Tlaxcala? ¿Si eran, quiénes de ellos eran?
“Hay indicios de que algunos cuerpos son probablemente de personas de allá, pero hay que esperarse”, dijo el lunes el secretario de Seguridad de Puebla, Francisco Sánchez, que añadió con sorna: “Ahí les va: ¿sí están ustedes observando donde se encontraron los cuerpos? ¿Sí? ¿Dónde? ¿Dónde es? Es el límite entre Puebla y Oaxaca, ¿cierto? Nosotros esos eventos no los hemos tenido en el Estado, ¿sí o no?”. Mientras el funcionario apuntaba sin ambigüedades a las autoridades vecinas, el fiscal de Oaxaca, Bernardo Rodríguez, afirmaba que como los cuerpos se habían localizado en Puebla, son las autoridades poblanas las que deben hacer la identificación. De su lado, de momento, “no hay ninguna actualización, se están haciendo las investigaciones y lo que se puede hacer público ya se ha hecho público”, ha señalado la dependencia a EL PAÍS.
La falta de información oficial ha dejado los huecos perfectos para que prolifere la desinformación. Estos días han surgido en páginas web, radios y televisiones, unas capturas de un grupo de WhatsApp llamado “Los Zacapuaxtlas”, que se han atribuido sin pruebas a los jóvenes desaparecidos. En las imágenes, a las que tuvo acceso este periódico, no se ve ningún nombre relacionado con el de estos ocho jóvenes, ni tampoco se encuentra en los textos ningún vínculo con ellos. Sin embargo, muchos medios de comunicación han difundido que los muchachos formaban parte de este grupo, que presuntamente ejecutaba robos, presunto motivo de su desaparición.
Ante el vacío de datos de los Gobiernos y los bulos virtuales, son las familias de las jóvenes desaparecidas quienes han dado información de qué pasó con ellas. Mónica, la hermana de Jacqueline Ailet Meza, confirmó que la chica había sido hallada sin vida y escribió en Instagram una despedida también para el novio de esta (de quien no se ha publicado el nombre): “Descansen en paz mis angelitos, no fue manera de morir y menos para ustedes, merecían otra despedida”. La mujer no ha dado detalles del hallazgo del cadáver de su hermana, si fue en el carro encontrado en la carretera entre Puebla y Oaxaca, o no.
Lo mismo ha ocurrido con Lesly Noya. Este martes, Karla, su hermana, también se despedía de ella en Facebook: “Mi niña bonita, te han arrebatado de mi vida y no te pude proteger. No tengo mente ahora para poder aceptar lo que está pasando, quisiera que todo esto fuera una pesadilla y que mañana todo esté bien, tu único error fue confiar en personas equivocadas, mi niña”. Y la madre de Angie Pérez, escribía a EL PAÍS: “Mi hija no tenía que ver con ese grupo, si realmente se investiga se sabrá que hay muchas cosas ahí y mi hija no se merecía eso”.
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