‘El clan de hierro’: un gran director convierte en trágico el patetismo de la lucha libre
Este drama basado en una familia real alberga una afilada reflexión sobre la tradición blanca de la América profunda de los ochenta
En el patetismo siempre hay algo trágico. En un cuerpo atiborrado de nandrolona, músculos desmesurados, aspecto plástico, venas a punto de estallar. En un combate de lucha libre americana y sus alrededores, en la falsedad de las bravatas de los contendientes por televisión días antes del evento, en el cartón piedra del ring, en la exageración de las peleas, en ese coreográfico teatro del vigor sintético y de la simple estupidez. Pero, ¿qué hay dentro de las mentes y los corazones de esos luchadores? ¿Cómo transcurren sus vidas, de dónde vienen y hacia dónde van? ¿Qué hay de verdad en ellos? Sean Durkin, uno de los mejores directores desconocidos de la última década, nombre aún por sedimentar en el gran público, apenas tres películas en 12 años, se lo ha preguntado en la excelente El clan de hierro, título basado en hechos reales, en torno a los hermanos Von Erich a lo largo de la primera mitad de la década de los ochenta. Cuatro chavales patéticos y trágicos. Cuatro chavales apasionantes.
Es curioso que dos de las mejores películas de ambiente deportivo, aspecto dramático y fondo misteriosamente perturbador de los últimos años hayan sido sobre la lucha y las hayan dirigido cineastas relativamente jóvenes y poco prolíficos con una mirada tan poco complaciente con el entorno como cariñosa con sus criaturas. La extraordinaria Foxcatcher (2014), de Bennett Miller, premio al mejor director en el festival de Cannes, sobre la lucha olímpica y también inspirada en una historia real, y esta de Durkin acaban hablando de mucho más que de deporte pues hurgan tanto en el interior de sus contendientes como en la masa social y moral que los encumbra.
Hay en El clan de hierro una afilada reflexión sobre la tradición blanca de la América profunda de los ochenta. La santísima trinidad en casa de los Von Erich, con un padre durísimo, de los que vuelcan en sus hijos sus propias frustraciones pues no logró ser campeón del mundo y ahora quiere serlo a través de sus pupilos, está formada por las armas de fuego, los crucifijos cristianos y los trofeos deportivos. En el salón de casa domina un triunvirato que les hace llevar una vida que tiene mucho de artificio y de representación, aunque también de dignidad. Y los acontecimientos trágicos se van sucediendo en sus vidas, marcados por Durkin en la segunda parte del relato por una luz tenue y unos colores ocres que distinguen el carácter lúgubre de sus existencias.
Nacido en Canadá, criado en Reino Unido y forjado cinematográficamente en Estados Unidos, Durkin comenzó su carrera con Martha Marcy May Marlene (2011), poderosa meditación sobre el desvarío de las sectas como refugio para los jóvenes esquinados o en crisis existencial, y después de dirigir la magnífica miniserie de televisión Southcliffe (2013) solo había hecho un largometraje más: The Nest (2021), desasosegante drama social en las alturas del poder, con mirada de thriller de terror y enorme expresividad artística. Una personalidad cinematográfica en la narración y en la puesta en escena que vuelca de nuevo en El clan de hierro, sobre todo en una segunda mitad de la historia que acongoja por sus sucesos, pero aún más por su narrativa y su planificación. Y en ese sentido hay dos instantes deslumbrantes: la elipsis tras la huida nocturna en moto del personaje de Jeremy Allen White, y el plano largo en la cocina, sutil y maestro, frontal y en ligero contrapicado, mientras este coge la leche del frigorífico; y el feliz reencuentro de los hermanos en el campo durante el crepúsculo del día.
Con la ayuda de un estupendo reparto (junto a Allen White, estrella de The Bear, están Holt McCallany, de Mindhunter, el inquietante británico Harris Dickinson y la revelación dramática de Zac Efron), Durkin compone su historia en un tono sombrío no exento de ternura, y elige el camino más difícil para una historia sobre la aparente patraña de la lucha libre: tratar de un modo serio, respetuoso y grave lo que podría estar cerca de la comedia chusca. Y, al hacerlo, convierte en trágico y trascendente lo que en principio solo era patético.
El clan de hierro
Dirección: Sean Durkin.
Intérpretes: Zac Efron, Jeremy Allen White, Harris Dickinson, Holt McCallany.
Género: drama. EE UU, 2023.
Duración: 130 minutos.
Estreno: 15 de marzo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.