Cientos de ciudadanos se despiden de Concha Velasco: “Ha sido un guantazo en toda la cara”
Grandes figuras de la política y la cultura, entre ellas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se acercaron a rendir homenaje a la actriz. Hubo jaleos y abucheos: la capilla ardiente reflejó la polarización política
- Hola, ¿es aquí lo de Conchita?
El diminutivo ya indica la edad de quien pregunta, una seguidora con solera, de cuando Concha era todavía Conchita. Sí, ahí era lo de Conchita, la capilla ardiente, más bien el teatro ardiente de Concha Velasco: el célebre Teatro La Latina, en el centro de Madrid, muy cerca del Rastro. La seguidora se unió a la cola de ciudadanos que este sábado fueron a despedirse de la artista, que había fallecido de madrugada en el hospital Puerta de Hierro con 84 años recién cumplidos.
La vida de una persona podría resumirse en los centros de flores que se envían a su capilla ardiente. En la de Velasco hubo de Radiotelevisión Española, de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), de la revista Lecturas, de la promotora teatral Pentación, del Ayuntamiento de Valladolid, hasta del programa de Sonsoles Ónega. Eso era Velasco: artista de teatro, cine y televisión, creadora, famosa y vallisoletana (en esa ciudad será enterrada). En medio del escenario, su último escenario, el féretro cerrado. Un grueso crucifijo. Un retrato al óleo y otro proyectado a gran tamaño. Muchas flores. Música de ascensor de hotel. Sus hijos Manuel y Paco, de riguroso luto, recibiendo pésames de todo el mundo. “La mejor madre del mundo”, la describieron en un comunicado.
- Usted, ¿por qué ha venido?
- Porque estaba comiendo aquí cerca — responde un señor de cerca de setenta años que acude con su esposa.
- Ya, pero ¿por qué Concha?
- Ah. La seguimos de siempre. Desde Los gallos de la madrugada [de 1971], su mejor película. La primera vez que dejó de hacer de artista graciosa para dejar ver que era una gran artista.
En la cola se congregó la gente de siempre con la gente de ahora, de todas las edades, curiosos de toda índole, turistas, en uno de los barrios más turísticos de Madrid, que hacían turno para cuidar del equipaje y pasar a despedirse, chicas vestidas con atuendo sesentero, es decir, chicas yeyé. En la fachada del teatro enormes imágenes del musical Una rubia muy legal, ahora en cartel, que bien podría haber protagonizado aquella Conchita de la primera etapa. Alguna ominosa despedida de soltero cruzaba por delante.
Antes habían estado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que dijeron lo que se espera en estas ocasiones. Resumiendo: que Concha Velasco fue una figura clave en la historia de la cultura española del siglo XX. Hubo abucheos y jaleos: la polarización política escenificada en la capilla ardiente. También estuvo la actriz Marisa Paredes, a la que no le gustó la presencia de Ayuso: “¿Isabel Díaz Ayuso? Por Dios, ¿pero qué hace aquí? Fuera”, exclamó para regocijo de las redes sociales. Velasco, por cierto, era una reconocida socialista. Sobre el escenario, el actor José Sacristán, compañero en mil batallas, observando el féretro con la mano en el rostro, muy compungido.
“Estaba muy cansada, pero lúcida”, dijo el cineasta Paco Arango que la vio un mes antes por última vez y que también recordó el esmerado cuidado que le proporcionaron sus hijos. En el pupurrí de caras conocidas también se dejaron ver la vicepresidenta Nadia Calviño; la ministra de Defensa Margarita Robles; el padre Ángel; el presentador José Manuel Parada; el actor Antonio Resines; el presidente de la Academia de Cine Fernando Méndez-Leite o la actriz Manuela Velasco, sobrina de la fallecida.
“Concha Velasco estaba muy bien, era muy moderna, tenía la cabeza muy bien amueblada”, decía una mujer en la cola. “Ha sido un guantazo en toda la cara, sobre todo para la gente de la profesión, pero qué suerte haber podido vivir en la misma época que Concha”, decía un hombre con una sudadera de la serie Friends.
En redes sociales, un velatorio paralelo. El secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, compartía un recorte de prensa en el que la actriz defendía su afiliación al sindicato: “¿Cómo no voy a estar yo en CC.OO.?”. Otros compartían un vídeo de lo que se supone que está pasando en el Cielo: Velasco baila con Rafaella Carrá, fallecida en 2021. “Desolado por su desaparición”, escribió Santiago Segura. “Hace meses que dejó de escribirme. Entendí que se estaba yendo. Fue una gran amiga”, posteó el ministro Óscar Puente, antes alcalde de Valladolid. Alguien recordaba a las grandes mujeres del espectáculo que se ha llevado este 2023: “Carmen Sevilla, María Jiménez, María Teresa Campos, Laura Valenzuela y ahora, Concha Velasco”.
El velatorio estaba programado hasta las 10 de la noche, y recibió un flujo constante de personas. “Yo quiero llenar los teatros, y que el escenario se venga abajo, yo quiero llenar hasta mi entierro, hija mía. Por eso no hablo mal de nadie. Para que vaya todo el mundo”, le dijo la actriz en 2019 a la periodista de EL PAÍS Luz Sánchez-Mellado. Y todo el mundo fue.
Babelia
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