El World Press Photo abre una rendija a la inteligencia artificial
La decisión de la organización del concurso de prohibir la IA en todas las categorías excepto en una dedicada a nuevos enfoques narrativos, siempre que el material básico sea una foto fija tomada con lente, alimenta el debate sobre la manipulación de imágenes en el ámbito del periodismo
En pleno debate sobre la inteligencia artificial (IA) aplicada a la fotografía, el World Press Photo, el famoso concurso que elige desde 1955 en Ámsterdam la que se considera foto periodística del año, ha modificado sus normas. La IA puede generar imágenes que parecen reales y llegan a confundir al espectador, por lo que el certamen ha excluido las instantáneas así generadas en todas sus categorías para la edición de 2024, cuyo periodo de recepción de material se abrirá el 1 de diciembre. Pero en el denominado Formato Abierto, una categoría que impulsa nuevas narrativas visuales, se podrán añadir elementos con cierto margen de maniobra, siempre que se haya utilizado la tecnología clásica de objetivo-película/sensor. Aunque la organización ha hecho votos para mantener la fiabilidad de las fuentes y evitar engaños, la decisión reaviva la controversia sobre la manipulación de imágenes en el ámbito del periodismo.
World Press Photo está considerado el concurso más prestigioso de su clase, pero no es una agencia de fotografía. Debido a ello, solo admite trabajos de fotógrafos profesionales. No hace falta que posean un carné de prensa, pero deben incluir una descripción detallada de su labor al enviar las imágenes. “La primera línea de protección es esta”, asegura al teléfono Andrew Davies, su jefe de comunicación. La segunda barrera es múltiple y está compuesta por el jurado junto con los investigadores independientes y los análisis forenses de cada imagen. “Para nosotros, una foto recoge algo que ha sucedido en realidad, y las generadas por completo con inteligencia artificial no son fotos”, añade. El Formato Abierto acoge técnicas innovadoras, montajes, collages y procedimientos alternativos, pero “las imágenes generadas por IA están excluidas”.
Lo importante para el concurso es que tanto el jurado como el público sepan lo que están viendo, aunque Davies admite que puede haber quien trate de saltarse las reglas usando técnicas inesperadas. Hay, también, lo que denomina “una zona gris”. Si bien los pilares del certamen son las imágenes periodísticas y documentales, “reconocemos lo que está pasando con la IA”. “De ahí que en el Formato Abierto se pueda mostrar esta herramienta, siempre que no vulnere la ética o la confianza de jurado y espectador”. La fotografía tomada con lente permanece como la fuente central y original del proyecto.
Imagen sepia generada por IA
En abril de este año, Boris Eldagsen ganó el concurso anual Sony World Photography Awards con una imagen en blanco y negro y tonos sepia de dos mujeres. Venció en la categoría creativa, pero no se trataba de una obra de estudio con aire antiguo. La generó con IA y, según dijo, lo hizo “para abrir un debate”. De hecho, tras saber que había ganado, renunció al premio y explicó sus razones. Quería, explicó entonces, cuestionar la diferencia fundamental entre la fotografía clásica y las imágenes de IA. “Son entidades distintas. La IA no es fotografía, y por eso no recibiré el premio”, aseguró.
En agosto pasado, el informativo de las seis de la tarde de la televisión pública holandesa (NOS) incluyó, por error, una foto realizada por IA. Presentaba a unos pingüinos en la Antártida, pero las aves que aparecieron en pantalla no eran reales. “No lo comprobamos bien, esa es la verdad”, admitió luego Wilma Haan, la subdirectora. “Hay que fiarse de las fuentes y la IA cambia las reglas. No es lo mismo que retocar la luz”, asegura Vincent Mentzel, uno de los fotógrafos más laureados de Países Bajos.
Ganador de dos premios World Press Photo, entre otros premios, advierte de que todo depende de la ética. “De las intenciones detrás del uso de la inteligencia artificial en fotografía, porque puede ser una forma de manipular al espectador”. Hay fotos que son como una opinión, “y en prensa y en este tipo de concursos hay que confiar en la organización, aunque siempre puede haber alguien con dobles intenciones”, indica.
Fotografía y manipulación
Mirjam Kooiman, conservadora del museo Foam de fotografía, en Ámsterdam, señala que si bien la fotografía va de la mano de la manipulación desde que fue inventada, es preciso entender las implicaciones sociales de la IA. “Tenemos que saber cómo funciona, y eso empieza con un enfoque crítico a pesar de que es un terreno técnico y complejo. Creo que unas nociones básicas de lo que hacen las tecnologías ―no solo para qué están hechas― debería ser obligatorio en las escuelas”.
En respuesta a un cuestionario enviado por EL PAÍS, Kooiman asegura que si bien las noticias falsas no son nuevas, “la facilidad con que pueden generarse a escala visual no tiene precedentes”. En su opinión, la IA nos obliga a “replantear nuestra relación con la realidad a través de las imágenes”. Aunque considera que las imágenes creadas de este modo no son fotografías en sentido estricto, dice que “pueden considerarse ´fotográficas´, ya que parten del archivo histórico de la fotografía”. Lo importante para ella es repensar la noción misma de fotografía. “Decir que la IA no tiene nada que ver con la fotografía es negar que la segunda nunca ha estado quieta y sus usos y mezclas con otras tecnologías no son de hoy”.
El Dutch Photo Museum, en Róterdam, organizó este verano una charla sobre la inteligencia artificial y sus portavoces recuerdan ahora que “todo el mundo toma fotos, pero no todos son fotógrafos”. Con la IA se preguntan si una máquina puede serlo. Para el encuentro veraniego fueron incluso más allá preguntando a ChatGPT (la aplicación de IA especializada en el diálogo) cuál será la influencia de la IA en el futuro de la fotografía. Esta es la respuesta que les dio: “Si bien la inteligencia artificial ha hecho más accesible y versátil la fotografía, la visión creativa y la perspectiva de un fotógrafo humano sigue siendo inestimable e irreemplazable”. La aplicación acabó diciendo que su uso en fotografía “es una herramienta, no un sustituto de la creación e intuición humanas”.
Vincent Mentzel recuerda que entregó una vez una foto periodística en blanco y negro de un artista al piano, y luego pusieron color rojo a los tulipanes que había sobre el instrumento. “Hubo un gran enfado por parte de los editores porque se había modificado el original: la realidad”. Mirjam Kooiman coincide en que la aparición de la IA obliga a confiar más que nunca en las fuentes de las fotos que llegan a los medios de comunicación. “Aparte de eso, creo que el público debe ser más crítico con las imágenes fotorrealistas, y ahí los museos de fotografía tenemos una gran responsabilidad educativa”, asegura. Para los responsables de World Press Photo, lo importante es que el jurado sepa si una foto es auténtica y qué ha sido añadido. “La ética es esencial”, insiste Andrew Davies.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.