El mundo del flamenco reclama más presencia en la celebración de los Grammy Latinos en Sevilla

“Andalucía dejará una huella jonda en los Latin Grammy”. Así de contundente se mostró el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, hace escasamente un mes, cuando presentó en el Real Alcázar de Sevilla, y en compañía del consejero delegado de la Academia Latina de la Grabación, Manuel Abud, la programación paralela que irá poniendo en contexto a la ciudad con el hito que supone para Andalucía la celebración en Sevilla de la 24ª edición de los premios Grammy Latinos.

Esta gala, que por primera vez tendrá lugar fuera de Estados Unidos (en casi su cuarto siglo de vida solo ha visitado cinco ciudades: Los Ángeles, Las Vegas, Miami, Houston y Nueva York), se celebrará el 16 de noviembre en el Palacio de Congresos y Exposiciones Fibes de Sevilla. Tanto la fecha como la ciudad escogida son toda una invitación a pensar que la música flamenca debería tener un protagonismo especial en esta edición, cumpliendo así una vieja reivindicación de sus músicos y artistas. Y es que desde que en 2010 la Unesco lo inscribiera en su listado de Bienes Inmateriales Patrimonio de la Humanidad, el flamenco celebra cada 16 de noviembre su Día Mundial, con una presencia especial en Andalucía y en Sevilla, pero también extendida al mundo entero, entendiendo que se trata de un arte universal.

La elección del día para que Sevilla albergue los galardones —pactada entre la Junta y la Academia Latina de Grabación y anunciada por el presidente andaluz en la sede del Gobierno autonómico— no es de hecho casual: “Éramos conscientes cuando anunciamos nuestra fecha en mayo”, reconocen fuentes de la organización. La coincidencia ha puesto al sector en guardia.

Fue el cantaor José Mercé el primero que reconocía públicamente la escasa relevancia que le ha dado históricamente a este arte la Academia Latina de Grabación y reclamaba mayor atención: “Que se enteren de una vez estos señores de los Grammy de la importancia del flamenco; todos los grandes músicos se han acordado siempre de este arte, por algo será”. Se expresaba así el artista de Jerez hace unas semanas en la presentación en el Ayuntamiento de Sevilla de la Santa Lucía Universal Music Week, la programación paralela organizada por la discográfica Universal que tendrá lugar los días previos —del 11 al 15 de noviembre— en el conjunto monumental de la Plaza de España de Sevilla; así como al día siguiente de la gala, el 17 de noviembre, con el colofón de un concierto protagonizado por Antonio Orozco.

Para esta previa ―que no pertenece a la programación oficial de los Grammy―, los artistas elegidos han sido Lola Índigo (11 de noviembre), Pablo López (12), Morat (14) y Juan Magán y Aitana, que actuarán el día 15. En este mar de músicas comerciales, solo figura un hueco para el flamenco, previsto para el lunes 13 de noviembre, con la celebración de una gala que llevará por título El flamenco es Universal y que, además, no será de acceso público, sino un concierto privado para las diferentes delegaciones de la Academia que se darán cita en Sevilla. “Ni siquiera con la evidente excusa de que los Grammy se celebran en Sevilla, tenemos la suerte de que den definitivamente al flamenco el sitio que merece”. Así se manifestaba el cantaor Arcángel en su cuenta de X (antes Twitter), al conocer esta programación.

Y es que el desencuentro entre el mundo del flamenco y los Grammy Latinos viene de lejos. Este arte ocupa “un espacio muy pequeñito dentro del gran universo de esos premios: solo una candidatura, al mejor álbum, de los 56 galardones y dentro de la categoría tradicional”, explica el crítico de flamenco Fermín Lobatón. La música tropical, por comparación, reúne ella sola seis premios y la regional mexicana, cinco. “La elección de la fecha y de la ciudad de Sevilla como sede puede hacer comprensible que se haya intensificado la reclamación de algunos artistas a este respecto”, prosigue Lobatón, que ve en la celebración de los Grammy Latinos una gran oportunidad de reivindicar este arte, que llegó a desaparecer de sus categorías en 2019 por no haberse cumplido el requisito mínimo de 25 candidaturas, pero fue recuperado al año siguiente tras la alerta desatada. “Esto contrasta con la enorme proyección internacional que tiene el flamenco: es la música por la que somos reconocidos como país en el exterior, pero, dentro de este arte, las disciplinas que de siempre hemos exportado han sido el baile y la guitarra, de ahí que los premios al mejor álbum flamenco hayan sido mayoritariamente otorgados a discos de música instrumental: Tomatito reúne seis Grammy, en solitario o en compañía de Michel Camilo”, reflexiona el crítico, que destaca que “los nominados los elige la Academia Latina de la grabación entre las propuestas presentadas por las discográficas, lo que subraya su carácter comercial”.

De hecho, en su única candidatura —mejor álbum flamenco—, se enfatiza esta condición de comercial, con la inclusión de los discos Por la tangente, del guitarrista, cantante y productor Diego Guerrero; el último trabajo de Niña Pastori, titulado Camino; Prohibido el toque, del instrumentista onubense Juanfe Pérez; Pura sangre, del cantaor toledano Israel Fernández; y Quejíos de un maleante, del madrileño Omar Montes, que se cuela en la nominación ante la sorpresa de gran parte del sector, que defiende el género jondo desde la ortodoxia. “El disco de Omar es flamenco”, defiende, sin embargo, el cantaor Arcángel, consultado por EL PAÍS y que salva la nominación de Montes por las colaboraciones en el disco de Israel Fernández, Estrella Morente, Duquende o Capullo de Jerez.

No está de acuerdo, sin embargo, el guitarrista Juan Carmona (Ketama), que ocupa ahora el cargo de director institucional de Flamenco en la Sociedad General de Autores (SGAE). “Una parte del flamenco ortodoxo tiene mucho recelo con respecto a estas nominaciones, las de este año pero también las de ediciones anteriores, porque confunden el flamenco fusión con el ortodoxo. En esta competencia, casi nunca se lleva el premio un flamenco puro, y los artistas ya hemos alzado la voz en muchas ocasiones porque no estamos de acuerdo”, explica este miembro de la saga flamenca de Los Habichuela. Desde SGAE, asegura Carmona, están preparando un escrito para solicitar a la Academia Latina de Grabación que se dividan los premios relacionados con el flamenco y pueda existir una categoría para acoger la música más ortodoxa y otra diferente para el flamenco fusión. “Nosotros respetamos todas las opciones, pero es de justicia darle una entidad propia al flamenco puro”, explica a EL PAÍS.

“Es como si a Ketama nos hubieran nominado alguna vez en la misma categoría que a Enrique Morente”, pone de ejemplo Carmona, que cree que “si en Sevilla le dan el premio a un flamenco fusión quedaría mal, bastante raro, al ser en esta ciudad y el 16 de noviembre. Nosotros lo dijimos con tiempo y no hicieron caso”, asegura el músico, que recuerda que el comité de flamenco de la SGAE ―donde están representadas sagas como la de los Parrilla, los Habichuela y la familia del Lebrijano― se ofreció para hacer una asesoría en la selección de los discos que puedan competir en la categoría de mejor álbum flamenco, sin resultado. “Llega un punto en que es mejor que se pierda el flamenco si se va a hacer esta manera”, se rebela Carmona.

“La Academia Latina de Grabación está abierta a la creación de nuevas categorías, para lo que hay un procedimiento. Cada año se reciben varias propuestas nuevas que deben ser sustentadas con información estadística del número de grabaciones de por lo menos los tres últimos años. Si hay una tendencia que asegure que la nueva categoría va a recibir un número de grabaciones suficientes, se presenta a un comité de nominaciones. Pero por ahora, no hemos recibido una solicitud formal para la creación de una nueva categoría de flamenco fusión”, han respondido fuentes de la Academia Latina de Grabación a la consulta de este periódico.

Más presencia en la gala

Sin embargo, en cuanto a la visibilidad que tendrá el arte jondo en la gala del día 16 en Sevilla ―un escaparate internacional de primera magnitud que se emitirá internacionalmente por primera vez en la historia a través de Televisa Univisión y Radio Televisión Española―, la Academia Latina ha tenido una mejor reacción. De entrada, la ceremonia comenzará con una actuación coral en la que van a participar los cinco nominados en la categoría de mejor álbum flamenco: Niña Pastori, Israel Fernández, Omar Montes, Juanfe Pérez y Diego Guerrero.

Igualmente, los responsables de los Grammy Latinos en Sevilla defienden que “en todos los eventos que se lleven a cabo durante la semana de la gala, el flamenco tendrá un papel destacado para celebrar el legado cultural que representa este género en España”, explican por correo electrónico a preguntas de EL PAÍS.

Incluyen aquí el lanzamiento, a través de las plataformas digitales, de la filmación Latin Grammy Sessions: Flamenco, una pieza audiovisual que se estrena el día 11, “en la que el flamenco, seña de identidad de Andalucía, protagoniza y presenta un retrato del género musical en la actualidad”, describen. Filmada en la Alhambra de Granada, la pieza cuenta con la dirección musical del productor y compositor Javier Limón y la participación de la cantaora jiennense Carmen Linares, el propio Arcángel y Niña Pastori, además de Lola Índigo y Alana Sinkëy —que no son artistas flamencos—, acompañados por la bailaora Belén López. Igualmente, Carmen Linares será galardonada este año con el Premio a la Excelencia Musical 2023 de los Latin Grammy, en el transcurso de una gala que se celebrará el 12 de noviembre.

“El flamenco va a tener su lugar en esa fecha pese a la celebración de los Grammy en Sevilla. Vamos a mantener las actividades en conmemoración de este día en toda Andalucía, independientemente de la gala”, aseguran fuentes de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía.