La primavera no es época para el Festival de Cine Europeo de Sevilla
Los profesionales del sector advierten de que el traslado del certamen a esa época del año mina su prestigio internacional y pone en riesgo su continuidad
El desconcierto tras conocerse el pasado miércoles la inesperada decisión del Ayuntamiento de Sevilla de suspender la 20ª edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF), que debía celebrarse en noviembre de este año, para trasladarlo a la primavera de 2024, ha ido trocando con el paso de las horas en indignación y preocupación. Profesionales del sector cinematográfico demandan unas explicaciones creíbles que justifiquen un cambio de fechas que, en su opinión, pone en riesgo el prestigio y, sobre todo, la supervivencia de un certamen consolidado a lo largo de estas dos últimas décadas hasta convertirse en un referente para la industria nacional y europea. Según informó a este diario un portavoz municipal, en 2024 únicamente se celebraría la 20ª edición porque no hay presupuesto para dos festivales en un mismo año.
Aunque en un primer momento el Ayuntamiento justificó el aplazamiento con el argumento de que su celebración era “incompatible” con la gala de los premios Grammy Latinos y los eventos vinculados a este, previstos en Sevilla entre el 12 y el 16 de noviembre —el festival suele celebrarse en la primera quincena de ese mes―, las posteriores declaraciones del nuevo alcalde de la ciudad, el popular José Luis Sanz, restan consistencia a la excusa. Sanz apuntó que el cambio de fecha fue propuesto por el actual director del SEFF, Ildefonso Tito Rodríguez, además de asegurar que no había ganado las elecciones “para hacer la misma política cultural” que el anterior equipo de gobierno —dirigido por el socialista Antonio Muñoz― y que al certamen le “hacía falta un salto de calidad”. Rodríguez ha declinado hacer declaraciones a este diario.
“Las razones que se han esgrimido no son de peso para justificar una decisión que es claramente perjudicial para el festival y que además no tiene consecuencias meramente locales, pues la Academia Europea del Cine está involucrada, otras instituciones nacionales e internacionales, patrocinadores, productores, profesionales…”, considera Carlos Rosado, presidente de la Andalucía Film Commission, entidad gestora del certamen de 2007 a 2011. “El cambio de fechas de un festival de cine es algo inusual y sorprende más en el caso del de Sevilla, que había conseguido arraigar y hacerse un hueco en una fecha concreta marcada en las agendas de los miembros de la industria, porque el festival no supone solo la proyección de películas, es un mercado y un punto de encuentro entre productores, distribuidores…”, abunda Laura Hojman, directora, guionista y productora, que también muestra su “sorpresa y tristeza” por la decisión de aplazar el SEFF.
El riesgo de quedar opacado por otros festivales
El traslado a la primavera —aún sin fecha definida, aunque se baraja entre finales de abril y principios de mayo, antes del festival de Cannes― es el principal motivo que hace temer al sector por la supervivencia y la calidad de su programación. “El único hueco viable cuando se planteó la primera edición era noviembre, por razones de carácter local e internacional y por razones técnicas”, apunta Manuel Grosso, el primer director del SEFF. “En noviembre no hay festivales importantes y eso nos permitía ser los primeros en proyectar las películas exhibidas en Cannes, Venecia, Locarno… Con la nueva fecha solo se podrán proyectar las de Róterdam o la Berlinale”.
El productor Gervasio Iglesias insiste en esa idea y apunta también a los intereses del sector. “Es un error tremendo, porque nadie va a querer presentar sus proyectos en Sevilla estando tan cercano Cannes, que es un escaparate mucho más potente, ni siquiera los productores españoles”, señala Iglesias, quien también alerta del perjuicio que supone para la pujante industria cinematográfica andaluza, habituada a presentar proyectos y estrechar relaciones en la capital hispalense. “Esto aboca a que se convierta en un festival de segunda”.
La primavera no solo es una época que en Sevilla está marcada en rojo por la Semana Santa, la Feria y el Rocío —hasta el punto de que la ciudad decidió trasladar la Feria del Libro al otoño para concitar más público―, también es cuando se celebran más certámenes de cine en Andalucía, incluido el de Málaga, en marzo. Esa es otra de las principales razones por las que se decidió colocar en noviembre el SEFF. “Los premios del cine europeo se conceden en diciembre y la programación del festival se nutre de buena parte de las películas que concurren a esos galardones, que se anuncian aquí”, recuerda Rosado.
Muchos profesionales, entre ellos Rosado, Iglesias o Grosso, están alzando la voz para que mantener esta edición en noviembre o, si se pospone al próximo año, trasladarla a ese mismo mes. “Es complicado y más después de tanta polémica, pero en el caso de un festival tan consolidado y con la colaboración del sector y redoblando los esfuerzos, podría ser posible”, apunta el director de la Andalucía Film Commision. “Si la excusa es que todos los espacios de la ciudad estarán copados por los Grammy, las presentaciones del festival pueden circunscribirse a los cines o aplazarse a finales de noviembre”, propone Iglesias.
Una idea que también respalda la iniciativa Salvemos al Festival de Cine Europeo de Sevilla, impulsada en Change.org por Jóvenes Programadores, colectivo de cinéfilos de entre 15 y 19 años que trabajan en el certamen encargándose de las entradas y la atención al público y que se reúnen cada edición para ver y debatir las películas seleccionadas. El presidente de la Diputación de Sevilla, el socialista Javier Fernández, también ha ofrecido este viernes el apoyo del área metropolitana para tener espacios alternativos y no perder la cita de este año.
Que el PP defina el festival que quiere
La implicación del público joven es un ejemplo del arraigo del SEFF entre los sevillanos, refrendado cada año con una media de 75.000 visitantes. “Noviembre es un mes en el que se puede ir al cine en Sevilla, en primavera no va nadie porque hay muchos eventos en la ciudad, esa es otra de las claves del éxito del festival”, incide Iglesias. Una notoriedad que también ha sido reconocida por el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), que durante cinco años consecutivos ha situado al Festival de Sevilla como el mejor valorado de España, por delante del de San Sebastián, una evidencia que también cuestiona el argumento del alcalde de que el certamen necesita un “salto de calidad”. Todo ello abona las críticas de que lo que subyace tras la decisión de suspender esta edición es el desinterés del nuevo Consistorio hacia un evento en el que el anterior regidor estaba especialmente involucrado.
“Si el nuevo equipo de gobierno no está de acuerdo con la definición del festival, está en su derecho de cambiarlo, pero eso supone perder el esfuerzo acumulado de 20 años. Esto les va a exigir mucho esfuerzo y muchos recursos para compensar la pérdida de credibilidad que supone el cambio de fecha”, indica Rosado. “Lo que sería conveniente saber es qué tipo de certamen quiere el nuevo alcalde”, añade Grosso, quien llama la atención sobre el modelo que ha arraigado en estas dos décadas, muy vinculado al cine europeo de calidad. “Cada festival tiene su público y no se puede cambiar la baraja después de dos décadas de juego. Los productores saben qué festival conviene a sus películas”, advierte. La industria sevillana no es ajena a que el PP, que gobierna en minoría, necesita del apoyo de Vox para sacar adelante los presupuestos municipales, un partido que en su programa recogía la supresión del SEFF.
El sector se muestra estupefacto porque nadie le haya consultado una decisión de semejante trascendencia. “No nos han contado nada y estamos esperando a que nos expliquen por qué”, se queja Hojman. Un portavoz municipal ha asegurado que cuando tomaron posesión no había ningún tipo de programación cerrada. De fondo subyace el cambio en la dirección del festival provocado por la repentina marcha el pasado abril de su anterior responsable, José Luis Cienfuegos, que obligó a buscar a un sustituto, Tito Rodríguez, en ese momento director de Políticas de marketing del ICAA, y que fue nombrado poco antes de las elecciones municipales. Fuentes de la anterior Corporación señalan a este diario que Cienfuegos se marchó sin dejar cerrada una programación, pero que Rodríguez sí elaboró una propuesta que debía aprobar el nuevo equipo de gobierno. Cienfuegos también ha rehusado contestar a este diario.
“Todos los festivales se preparan durante el año anterior y, entre noviembre y abril, el anterior director tendría que haber avanzado en la programación. El nuevo también ha tenido tiempo para seguir trabajando. Alegar que no había un programa cerrado es un argumento que no vale, y menos para un festival que tiene 20 años. Con un sobreesfuerzo se podría haber realizado a tiempo”, señala Dorado. “Si el nuevo responsable está de acuerdo con el aplazamiento, debería explicarlo”, añade.
Mientras se esperan argumentos que apuntalen una decisión tan trascendente y, sobre todo, se cierra una fecha para la celebración del año que viene, el hecho es que por primera vez en 20 años, y justo coincidiendo con un aniversario tan redondo, el Festival de Cine Europeo de Sevilla no se va a celebrar en noviembre. Un año en blanco que puede dejar heridos de muerte su prestigio y la continuidad del certamen.
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