La ‘invasión’ de Málaga por las figuras pixeladas del artista Invader llega a juicio
Frank Anthony Slama colocó en 2017 cerca de 30 mosaicos en edificios protegidos de la ciudad. Él y el empresario Fernando Francés están acusados de daños contra el patrimonio
El artista francés Frank Anthony Slama —conocido como Invader—y el gestor cultural Fernando Francés se enfrentan desde este miércoles a un tribunal en la Audiencia Provincial de Málaga por la colocación de 15 mosaicos artísticos en las paredes de diversos edificios del Conjunto Histórico de Málaga, declarado como Bien de Interés Cultural (BIC). Entre ellos se encuentran el Palacio Salinas y el Palacio Episcopal, también protegidos como Monumento Histórico. El artista, que no ha acudido al juicio y que reivindica su autoría en su propia página web, defiende que no es responsable de los posibles daños a los edificios porque le comunicaron que estaba todo autorizado. Francés, por su parte, ha declarado que no tuvo nada que ver con la actuación artística. “Ni sabía lo que iba a hacer, ni dónde, ni cuándo, cómo, qué… No tenía ningún conocimiento. Y por supuesto no financiamos nada”, ha asegurado ante la jueza. La Guardia Civil sí sostiene que el empresario “estaba al tanto de la invasión”, según uno de los agentes que participó en la investigación.
Los hechos ocurrieron en 2017. Entre las noches del 19 y 21 de mayo, Invader y su equipo colocaron 29 mosaicos en la ciudad de Málaga, 15 de ellos en el centro histórico protegido. Representaban figuras como una ballena, una maceta o los personajes del videojuego Space Invader. Lo hicieron sin el consentimiento de los propietarios de los edificios y causando daños en las fachadas, como manifestó el Obispado malagueño, que denunció lo ocurrido porque se instaló una flamenca en el Palacio Episcopal. A raíz de sus quejas, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía solicitó a la Guardia Civil investigar lo sucedido y, finalmente, la Fiscalía de Medio Ambiente presentó una denuncia contra Francés —exdirector Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) y exsecretario General de Innovación Cultural y Museos de la Junta de Andalucía— al que se considera inductor de los hechos, y a Invader como autor material. Ambos se enfrentan a una pena de multa de 24 meses a 50 euros por día, es decir, a un pago de 36.000 euros.
El juicio arrancó esta mañana ante una importante atención mediática y con Fernando Francés como principal protagonista, ya que todas las preguntas, tanto a él como a tres extrabajadoras y la Guardia Civil han girado en torno a su participación en los hechos. Hay tres aspectos principales que se tratan de dilucidar. El primero es si la instalación de los mosaicos —con cierto valor dada la trascendencia internacional del artista y sus proyectos similares en casi un centenar de ciudades de todo el mundo— en un entorno declarado como Bien de Interés Cultural y en dos edificios con especial protección supone un delito de daños en el patrimonio histórico. Y más allá, se trata de conocer la responsabilidad de Invader en los hechos, así como como la de Fernando Francés como posible inductor. Invader es conocido por la instalación de imágenes con azulejos cuadrados con los que representa imágenes que parecen estar pixeladas, como si fueran creaciones digitales. Las obras están basadas en la estética del famoso videojuego Space Invaders desarrollado en la década de los ochenta del siglo pasado y han sido instaladas en casi un centenar de ciudades de todo el mundo.
“Por su cuenta y riesgo”
El gestor cultural reconoce que fue a París en 2015 para reunirse con el artista para proponerle una exposición en el CAC Málaga, que aceptó; así como una posible instalación de sus mosaicos en el barrio del Soho dentro de la iniciativa MAUS que se celebró durante cuatro años entre 2013 y 2016 y en la que participaron otros artistas urbanos como Obey y D*Face. El artista francés viajó un año después a Málaga para conocer la sala y el barrio, pero finalmente el proyecto se pospuso a 2017, como demuestran los correos electrónicos enviados por trabajadoras del CAC y museo MAD Antequera, ambos gestionados por la empresa de Fernando Francés. En uno de esos escritos, fechado una semana antes de la instalación de los mosaicos, el equipo de Invader respondía que la invasión —como denomina a sus actuaciones— llegaría pronto a Málaga.
Sin embargo, Francés dice que no tenía ningún conocimiento de que iba a ir a la capital malagueña y que lo hizo “por su cuenta y riesgo” sin relación con ninguno de los proyectos que se traían entre manos, como el relacionado con el MAUS, que recogía la puesta de mosaicos en otros edificios distintos a los que finalmente fueron elegidos por el artista. A pesar de ello, él mismo llegó hacer gestiones ante la Junta de Andalucía para que no eliminasen la flamenca del Palacio Episcopal y su equipo informó al del artista urbano. “That´s the game” (así es el juego) respondió la asistente Slama, restándole importancia a algo que le ha ocurrido en otras muchas ocasiones.
Invader no ha acudido al juicio —no estaba obligado— porque cree que se vería comprometida su seguridad y el anonimato con el que trabaja. No pone en duda su autoría —que sigue mostrando en su propia web— pero cree que no hay delito en los hechos y que, como mucho, se trata de una infracción administrativa. Su abogada, Marisa Castelo, ha arremetido contra Francés —que ha llegado a enfadarse visiblemente— y asegura que el artista estaba convencido de que su invasión estaba totalmente autorizada. “Nadie le dijo nada de permisos ni de nada. Él lo que pensó siempre es que actuaba amparado”, dijo esta semana la letrada en declaraciones a Europa Press.
Invader ya fue identificado por la Guardia Civil como Frank Anthony Slama gracias a que ya había sido detenido en Nueva York en 2013 en plena invasión artística en la ciudad norteamericana, como ha reconocido uno de los agentes que llevó la investigación, desarrollada por el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. En ella, se reveló la existencia de una serie de correos electrónicos entre personal del CAC Málaga y de otro museo dirigido también por Francés —Mad Antequera— para, precisamente, desarrollar todos esos proyectos entre el 19 y el 21 de mayo de 2017. Luego el propio Invader aportó durante la instrucción del caso más contactos en los que se hablaba, precisamente, de la invasión.
Es la palabra clave que aparece en esos mensajes. Y la fiscalía entiende que Francés conocía lo que iba a ocurrir y que no había pedido permiso a ninguna de las comunidades de vecinos —su equipo solo lo había solicitado a los propietarios de un bloque, que se negaron, aunque luego vieron una pieza instalada en sus paredes— ni había obtenido los permisos municipales para la instalación de las obras. Estas fueron en su mayoría retiradas por los propietarios, como el Obispado de Málaga, que gastó casi 2.000 euros en retirar la imagen de una flamenca de su fachada o el ayuntamiento, que gastó casi 9.000 euros en retirar los azulejos de dos edificios municipales. Los representantes de las comunidades de vecinos y administradores de vecinos declararán mañana jueves en la última sesión del juicio. Los gastos, según el fiscal, deberían ser sufragados por la empresa de Francés, Gestión Cultural y Comunicación.
Babelia
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