‘Indiana Jones y el dial del destino’: Indy se merecía una despedida mejor
Que siga sobreviviendo el cine de aventuras, pero la última película del seductor arqueólogo no me proporciona ni frío ni calor
El prólogo de Indiana Jones y el dial del destino no ofrece sorpresas. Pero sí el peligro de la digitalización rejuveneciendo al mito, experiencia peligrosa que a Scorsese no le salió demasiado bien en la excelente El irlandés al empeñarse en utilizar a los mismos actores en una historia que transcurre a lo largo de muchos años, desde la madurez a la ancianidad. Era posible que no fuera convincente Indiana al quitarle un montón de años mediante la tecnología. Pero cuela, está logrado. Los nazis, eternos enemigos del seductor arqueólogo, están en inapelable derrota, aunque Hitler y sus científicos todavía creen en milagros que les salven del desastre y cambien la historia, concretamente si se hacen con un todopoderoso dial. El ritmo es tan frenético como previsible a bordo de un tren en el que uno de nuestros héroes favoritos, acompañado de un atemorizado sabio de Oxford, se enfrenta a los uniformados villanos para lograr la posesión de algo que podría cambiar el destino. Bueno, ya hemos visto esas persecuciones otras veces.
Pasan los años y nos reencontramos con el antiguo héroe a punto de jubilación académica y en un estado anímico cercano a la desolación. Su esposa se largó, la nevera está casi vacía, la colada tendida en la terraza, el café del desayuno va acompañado de un chorro de alcohol, le urge acabar la clase y el homenaje que le dan sus compañeros para trasegar whiskies mañaneros en un bar. El retrato de la vejez y la decadencia de alguien al que siempre imaginamos como eternamente joven e invulnerable provoca tristeza y ternura. Todo ello es provisional, porque sabemos que la aventura y la épica le siguen necesitando.
Y llegará el retorno a la acción para salvar el mundo en compañía de su ahijada, señora que no me resulta nada atractiva, y de un chaval tangerino al que no le pillo la mínima gracia. Y ocurren en ese tramo persecuciones y peleas ya vistas muchas veces, el desarrollo de un guion tirando a rutinario, demasiado previsible. En la parte final remonta. Se les ha ocurrido que Indiana Jones y sus amigos pueden viajar en el tiempo para salvar a la humanidad de los diabólicos planes que ha urdido un científico nazi que fue contratado posteriormente por la NASA. La historia se anima con el tipo del sombrero y el látigo conociendo al genial matemático Arquímedes, que al parecer lo inventó todo hace infinitos años en la asediada ciudad de Siracusa.
Steven Spielberg no dirige la última aventura del imborrable personaje que se inventaron hace 40 años George Lucas y él. Aquí solo participan ambos como productores ejecutivos. A Spielberg le ha sustituido James Mangold. Y tampoco figura en el guion, que firman tres personas. Aunque se trate, como casi siempre, de una operación comercial de proporciones grandiosas y que no puede fallar, quiero pensar que con Spielberg dirigiendo el barco la despedida hubiera sido más brillante. ¿Y Harrison Ford? Pues a los 80 años resiste muy bien. La decrepitud física no se ha cebado con él. Y el aura se mantiene. No sé qué pensarán de él las nuevas generaciones, pero a las antiguas siempre nos ha caído muy bien. Posee ese algo tan difícil de copiar. Ha sido Han Solo e Indiana Jones, una mitología difícil de igualar. Aunque las dos interpretaciones de Ford a las que siempre retorno y me enamoran son las de Blade Runner y Único testigo. Y que siga sobreviviendo el cine de aventuras. Hay películas formidables en ese género. Indiana Jones y el dial del destino no me proporciona ni frío ni calor. Me urge volver a empaparme de aventuras memorables. Como las que ocurren en las maravillosas El hombre que pudo reinar y El viento y el león.
INDIANA JONES Y EL DIAL DEL DESTINO
Dirección: James Mangold.
Intérpretes: Harrison Ford, Mads Mikkelsen, Phoebe Waller-Bridge, Antonio Banderas, Boyd Holbrook.
Género: aventuras. Estados Unidos, 2023.
Duración: 154 minutos.
Estreno: 28 de junio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.