_
_
_
_
La película de la semana | El irlandés
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Realista, complejo, admirable Scorsese

Si este es el trabajo de despedida del director italoamericano, lo habrá hecho a lo grande

Al Pacino, como Jimmy Hoffa, y Robert De Niro, que encarna a Frank Sheeran, en 'El irlandés'. En el vídeo, Boyero habla de la película.
Carlos Boyero

El definitivo testamento de ese italoamericano abarrotado de talento llamado Martin Scorsese sobre el tenebroso y paradójicamente muy seductor universo de la Mafia dura tres horas y media, metraje abusivo en demasiados casos. En mi caso, no me importaría que fuera más larga, ya que me siento hipnotizado de principio a fin, aunque en el arranque me sienta desconcertado por la digitalización de los rostros de los protagonistas (se desarrolla a lo largo de 40 años la afectiva, turbia y muy compleja relación entre el Don Bufalino, el killer irlandés Frank Sheeran, y el sindicalista Jimmy Hoffa). Y la parte final, hablando del ocaso, la devastación física y mental, aquello que Chandler al hablar de un largo adiós definió con lirismo y lucidez como “triste, solitario y final”, me parece uno de los grandes desenlaces de la historia del cine.

EL IRLANDÉS

Dirección: Martin Scorsese.

Intérpretes: Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci, Stephen Graham.

Género: thriller. EE UU, 2019.

Duración: 209 minutos.

Y existía glamour y poder magnético, aunque hablara de tipos deleznables, en los admirables retratos que había realizado Scorsese sobre diversas mafias, con originalidad pero también con balbuceos y tono entre enfermizo y místico en Malas calles, y con magisterio absoluto en Uno de los nuestros, Casino, Gangs of New York e Infiltrados. Sin embargo, los personajes de El irlandés tienen escasa fascinación para mí, descritos por el guionista Steven Zaillian y por Scorsese con voluntad de realismo absoluto, más cercanos a la grisura del mundo real que a los elementos fascinantes que convienen a las ficciones y al gran espectáculo. Ni su ropa, sus casas, su expresividad o sus diálogos tienen vocación de deslumbrar al receptor, se ajustan a como debían de ser y parecer, sin concesiones a la mitificación. Pero es imposible en ningún momento desentenderte de ellos y de lo que les va ocurriendo. La ancestralmente prodigiosa cámara de Scorsese hace virguerías solo cuando la historia necesita esos planos. Como Hitchcock y Keaton, sus gloriosos antecesores en la creación de formas visuales que te dejan sin aliento, no pretende el exhibicionismo vacuo sino que utiliza ese lenguaje tan poderoso para transmitir emociones. Pero no existen ese barroquismo y ese vértigo en la mayoría de las secuencias. Ocurren cosas terribles, los asesinatos están filmados de forma seca, deben de parecerse mucho a la realidad (Hoffa da un gritito cuando siente el impacto de las balas), las conversaciones entre los honorables de la sociedad poseen giros, claves, silencios y miradas muy elocuentes, pero nunca pretenden ser brillantes. Scorsese no juega nunca con el espectador, no le hace trampas para tenerlo enganchado. Se sirve de otros recursos artísticos para que este no se ausente jamás de lo que está viendo y escuchando. Hablo, como siempre, en primera persona. O sea, siendo fumador compulsivo no me acuerdo del tabaco en esos 209 minutos que transcurren muy rápidos. Ni otra necesidad fisiológica relacionada con la vejiga y la próstata hace que me pierda unos minutos de esta película por algo tan humano como acudir al lavabo.

Pacino está pasado al principio y al final resulta conmovedor. No soporto al Robert De Niro de las últimas décadas. Aquí está sobrio, sugerente y perfecto en un personaje muy difícil. Y cada vez que aparece Joe Pesci, ese actor capaz de expresar muchas cosas con gestos mínimos, emblema de la violencia y del peligro, me deja asombrado. Si esta película supusiera la despedida de Scorsese, lo habrá hecho a lo grande, a la altura artística de su irremplazable cine.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_