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De la supervivencia en la Cañada Real al oropel de Cannes

El cortometraje ‘Aunque es de noche’, de Guillermo García López, concursa en el festival con una historia de amistad entre chavales en el barrio madrileño, el mayor asentamiento irregular de Europa

Toni, el protagonista de 'Aunque es de noche', el corto de Guillermo García López.
Gregorio Belinchón

Nasser y Toni tienen 13 años y viven en la Cañada Real, el barrio madrileño considerado el mayor asentamiento irregular de Europa: unas 8.000 personas que viven a ambos lados de una antigua vía pecuaria de 16 kilómetros, a muy pocos minutos en coche del centro de Madrid. Y que llevan casi 1.000 días sin electricidad. Pero Aunque es de noche, de Guillermo García López, el corto español de 15 minutos que en esta edición concursa en el festival de Cannes, no se centra en eso, sino en esos dos chicos: Nasser se va en pocos días, no tiene móvil, y Toni hará lo que haga falta para poder seguir hablando con su amigo.

García López (Madrid, 37 años) no es nuevo en el cine. Con Frágil equilibrio obtuvo el Goya a mejor largometraje documental en 2017. “En aquel entonces ya estaba yendo al sector 6 de la Cañada Real [el más al sur, entre la carretera de Valencia y la linde con Getafe]. Pero Frágil equilibrio iba de otra cosa, se centraba en los desahucios y sus ecos mundiales”. Al cineasta le conmovió profundamente lo que vio y sintió que las imágenes de ese asentamiento que se veían en televisión no era lo que él mismo estaba observando. “Peor, sus habitantes estaban asumiendo esas imágenes, tomando esos roles y cambiando sus comportamientos”, recuerda. Un mimetismo semejante al que ocurrió con la mafia neoyorquina cuando se estrenó El padrino, película de la que extrajeron nuevos comportamientos y cambios de vestuario. “Al final las imágenes determinan lo que pensamos que somos. Ese fue mi punto de partida”. Y por eso Aunque es de noche arranca con lo que se graban de sí mismos los dos chavales, que cámara en mano juegan con la textura de las imágenes y arrancan la narración de su estilo.

Con la confianza de sus vecinos

Al cineasta le interesan mucho los espacios límite, frontera: “Por ahora se ha dado así, y por eso acabé en la Cañada Real cuando ilustraba el tema de los desahucios, porque esta zona vive siempre bajo esta amenaza. Y empecé a relacionarme con sus habitantes de la manera que mejor sé hacer: con el cine”, reflexiona. Por eso, comenzó a realizar talleres audiovisuales para niños y adolescentes. “Aprendieron elementos básicos y empezaron a hacer filmes con móviles”. Así se aproximaba al corazón de su problema: ¿cómo hacer una película en el asentamiento? ¿Cuánto tiempo le tomaría? “De hecho, tardé muchísimo en sacar la cámara. Por los permisos y también para lograr la confianza y la seguridad de que no invades el espacio de nadie. Hay muchas cámaras que vienen y se van en unas horas”, cuenta sobre el rodaje, que tuvo lugar entre la primavera y el verano del año pasado. El resultado se ve este viernes por la mañana en una sesión que agrupa a todos los cortos que concursan en la sección oficial del festival francés.

Los dos protagonistas de 'Aunque es de  noche', Toni y Nasser.
Los dos protagonistas de 'Aunque es de noche', Toni y Nasser.

El cineasta insiste: Aunque es de noche no es un filme social. “Pero quería que quedara claro cómo es vivir allí, cómo es sentir allí. Y por eso escogí el sector 6, el que acarrea peor fama. Al final, entiendes que por supuesto las cosas que viven de manera familiar, incluso íntima, se acercan a las que vivimos desde el centro de la ciudad. Sin embargo, a nivel social, estamos tan separados... Esa doble faceta me impulsó”, asegura. Poco a poco, entendieron que sí, que iba a haber película, y los vecinos se involucraron. “Nos convertimos en el evento social. Y mejor aún, quienes no querían aparecer sencillamente se pusieron de lado y nadie molestó en el rodaje. No hubo jamás problemas”. Con todo, el guion se basó en una ficción construida allí, “aunque con todo tipo de notas documentales necesarias”.

Imagen de 'Aunque es de noche', el corto de Guillermo García López.
Imagen de 'Aunque es de noche', el corto de Guillermo García López.

Para el cineasta, “lo más político está en lo íntimo”. Por eso Aunque es de noche gira alrededor de los dos chavales, “porque para acercar ese lugar al público había que hacerlo a través de las emociones”. Y sobre todo, agarrarse a Toni: “Él está bregando con dos pérdidas, la del amigo que se va y la de un lugar, la infancia. A ambas pérdidas se resiste”. Viven en una noche constante, sin luz, en la que los niños pueden ver hasta fantasmas. “Es tan complejo lo que ocurre ahí a nivel político y social, que me parece hasta pretencioso abarcar toda la Cañada Real. Y no todo sale en los medios, como la resiliencia de sus habitantes. Y yo no puedo llegar a las raíces del problema, ni puedo hacer cine panfletario. ¿Lo primero? Escucharles a ellos. La solución fácil, la de los realojos que separan familias, tampoco arregla las cosas. Y, por supuesto, habría que devolverles la electricidad”.

Imagen del cortometraje 'Aunque es de noche'
Imagen del cortometraje 'Aunque es de noche'

El viaje de la Cañada Real a La Croisette, el paseo marítimo de Cannes en el que se desarrolla el festival, va de una larga recta geográfica a otra. Ahí acaba la semejanza. El cineasta bromea: “Y ambas localizaciones son far west. En realidad, el mismo Cannes ya es un lugar de contrastes absolutos”. Y más en serio, analiza: “Es una situación muy polarizada. Pero si nos olvidamos de los oropeles, en este festival puedo ver el cine que me gusta. Poder estar aquí es un impulso muy grande para que la película pueda viajar por todo el mundo”. Él mismo sabe de la importancia del certamen, porque en la Quincena de Cineastas ha proyectado otro corto, As gaivotas cortam o céu, correalizado con la portuguesa Mariana Bártolo. “Desde luego ayuda para los contactos posteriores”, incide. Porque García López ya tiene en lontananza su primer largo de ficción, Ciudad sin noche, que se rodará también en la Cañada Real, aunque no tenga nada que ver con este corto: “El cine es un lenguaje con el que consigo expresar lo que siento”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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