El festival de Cannes se muestra “sorprendido” por la crítica de Erice sobre el proceso de selección de su película
La organización del certamen responde que la decisión de no incluir ‘Cerrar los ojos’ en la competición se produjo dentro de los cauces habituales y rechaza que hubiera falta de diálogo, como asegura el cineasta español
“Somos los primeros sorprendidos”. Así ha respondido el festival de Cannes a la carta abierta de Víctor Erice publicada en EL PAÍS este miércoles, en la que el director español explica que el motivo de que no asistiera a la proyección de su filme Cerrar los ojos el lunes se debía a una falta de diálogo con la organización durante el proceso de selección. “La selección de la película Cerrar los ojos de Víctor Erice tuvo lugar en las condiciones habituales del proceso de selección. La invitación de su película a la sección oficial fue notificada al director el 12 de abril. Desde el principio, el diálogo fue permanente entre Thierry Frémaux [delegado general del festival] y Christian Jeune [su ayudante en la programación] con el productor español y el distribuidor francés, y el propio Thierry Frémaux tuvo contacto con Víctor Erice”, desgrana en un breve comunicado a este diario a primera hora de la tarde. “El festival de Cannes es el primer sorprendido de las consideraciones hechas en torno a la selección de la película porque está ante todo orgulloso y feliz de haber acogido Cerrar los ojos de Víctor Erice en su 76ª edición”. Horas antes, preguntado por EL PAÍS sobre la carta al empezar la mañana, Frémaux había eludido la cuestión: “No sé, no sé. Tengo que leerla”, respondió, antes de dirigirse inmediatamente a su despacho.
Según explica Erice en su texto, su ausencia el lunes se debió a que la falta de diálogo durante el proceso de selección de las películas a concurso le impidió considerar opciones para estrenarla en otros certámenes tras saber que no había sido elegido en la sección de competición: “Entre marzo y abril, a la espera de lo que el Comité de la Selección Oficial decidiera, recibí de la prestigiosa sección Quinzaine des Cinéastes [...] la propuesta de inaugurar en Cannes la Quinzaine con mi película, en una sesión especial. Un evento que en anteriores ediciones se ha ofrecido a directores consagrados, como Francis Ford Coppola. De inmediato escribí a Thierry Frémaux para decirle que si Cerrar los ojos no iba a ser seleccionada, me lo comunicara con tiempo suficiente (es algo que se acostumbra a hacer), para poder así considerar las otras opciones que a la película se le ofrecían. En Cannes (Quinzaine des Cinéastes), y fuera de Cannes (Festival de Locarno o Mostra de Venecia). Pero en ese tiempo de espera, Frémaux nunca dio señales de vida. El comité de la Quinzaine mantuvo su ofrecimiento durante semanas, hasta agotar el tiempo de sus protocolos”.
Aunque el texto de Erice no pone en cuestión el sistema de selección, sino solo la falta de información de parte del festival sobre en qué sección se iba a proyectar Cerrar los ojos, sí pone bajo el foco su complejidad y lo decisivo que puede ser para el futuro de una película que se estrene allí. El certamen francés tiene, dentro de su sección oficial, varios apartados: competición, sesiones especiales, fuera de competición, Cannes Première (creada tras el confinamiento) y Una Cierta Mirada, que desde hace dos años se centra en primeras y segundas películas de realizadores que empiezan, por tanto, su carrera. En total, casi 60 títulos. A su vez, en Cannes se celebran en paralelo, aunque sin conexiones organizativas, la Quincena de Cineastas a la que hace referencia Erice en su carta (este año ha cambiado de nombre, tras llamarse durante décadas Quincena de Realizadores), la Semana de la Crítica, Acid y el Mercado de cine, el más grande del mundo, y que se desarrolla en los sótanos del Palacio de Festivales, mientras arriba transcurre el festival. Para la taquilla digital y las acreditaciones, todos estos eventos comparten soportes informáticos y web.
Anuncio de la selección
Hay pocos momentos más tensos para el cine de autor que la mañana del jueves de abril en la que Thierry Frémaux, acompañado del presidente del festival, cargo en el que ha debutado este año la alemana Iris Knobloch, anuncia la mayor parte de los títulos que participarán en el certamen y en qué secciones. En la rueda de prensa del 13 de abril, Frémaux contó que cuando llamó a Ken Loach para anunciarle su inclusión en el concurso, el británico, de 86 años, respondió: “¿Estás seguro de la decisión?”. Ese día aseguró que solo de cine francés habían recibido cerca de 200 películas, y que había acabado el puzle, pocas horas antes, a la una de la madrugada, pronto incluso para sus horarios habituales (en ediciones anteriores habían completado la parrilla a las tres). Y eso que faltaban títulos por anunciar. Días después llegaron los consiguientes anuncios de programación de la Quincena y de la Semana, que tienen sus propios comités seleccionadores.
Cerrar los ojos acabó en Cannes Première, decisión que, vista la película, ha soliviantado a la crítica española y la prensa internacional. En la reseña del drama de Erice en The Hollywood Reporter, Jordan Mitzer escribe: “Un día Frémaux debería explicar por qué ha programado un tributo al cine tan poderoso y elegante en una sección lateral como Cannes Première en vez de en la competición. Cerrar los ojos es un consumado trabajo fílmico de un gran artista”.
“Todo cineasta que se precie quiere participar en Cannes”, contaba hace unos días Albert Serra en La Croisette, el paseo marítimo en el que se desarrollan las actividades del certamen. La puerta más fácil de acceso a una selección en cualquier sección es la misma que desgranaba para entrar en el concurso hace unos días Beatriz Navas, directora general del ICAA, el Instituto de la Cinematografía del Ministerio de Cultura y Deporte: “Si uno analiza las películas a competición, es obvio que tienen un vínculo fuerte con Francia. O bien son coproducidas con Francia, o detrás de ellas están agentes franceses de ventas [las empresas que ofertan las películas a las distribuidoras mundiales]”.
Por prestigio y por industria: el eco mediático y económico es brutal. Cannes es el mejor escaparate posible. Al certamen francés acuden cientos de buscadores de títulos para otros certámenes o exhibidores, por la gran cantidad de películas programadas, las proyecciones de mercado y la posibilidad de reunirse con productores y agentes de ventas de todo el mundo. José Luis Rebordinos, director del festival de San Sebastián, el único de la quincena de la clase A (los mejores) que se celebra en España, y presente estos días en Cannes, explica: “Cannes es el festival más importante del mundo, sin ninguna duda, por la repercusión mediática, industrial y artística. Es el gran mercado del audiovisual, y a la vez tiene distintas programaciones con lo mejor del momento, de lo más artístico a lo más popular”.
Su elección de filmes se asemeja al del certamen francés. “Nosotros en el proceso de selección no hablamos con los directores, sino con los productores, que son quienes inscriben la película”, explica Rebordinos. En su caso, de la próxima edición, que empieza el 22 de septiembre, ya tiene cerradas tres películas de cineastas conocidos y asegura que no ha hablado con ninguno. Los programadores de los festivales se reúnen siempre con quien tiene los derechos de ventas de las películas, que casi nunca son los realizadores, excusa que no sirve en el caso de Erice porque es coproductor de Cerrar los ojos.
Si un festival es grande, posee un comité de selección. Si su tamaño es medio, tendrá tres o cuatro programadores ojeadores. Y hay competición entre ellos por ver quién consigue los mejores filmes para su evento. “En nuestro caso”, explica Rebordinos, “somos 12 quienes componemos el comité”. Ellos van asistiendo a pases o avances de los títulos. “Ese proceso, insisto, se hace a través de quien tiene los derechos internacionales del filme o de sus productores, en el caso español. Ellos son quienes inscriben la película. A veces nos las envían a San Sebastián, otras vamos a verlas a París en dos viajes anuales, Londres, Madrid y Barcelona. Cannes es una cita para reunirse y ver alguna película en pases privados”. Para hacerse una idea de la cantidad de ofertas recibidas por Cannes, baste decir que el año pasado en el certamen donostiarra vieron 3.900 películas, de ellas 600 cortos.
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