Miguel Ángel Silva: torero disidente y castigado por los toros, y un periodista ilusionado
El diestro extremeño ha sido intervenido recientemente de una hernia cervical que le comprimía gravemente la médula
El torero Miguel Ángel Silva (Zafra, Badajoz, 1994) está en pleno proceso de una larga rehabilitación tras “una muy dura cornada” de la que fue intervenido quirúrgicamente el pasado 5 de enero en un hospital madrileño. Le diagnosticaron una hernia cervical que comprimía gravemente la médula y ponía en serio peligro su movilidad y su futuro.
Silva es matador de toros, tomó la alternativa en octubre de 2016 en su pueblo, con Morante y Ginés Marín en el cartel; hoy, con escaso bagaje taurino, se define como “un torero sin contratos”; “como tantos otros”, apostilla, y añade, no obstante, que “la felicidad más plena la encuentro vestido de luces en una plaza de toros”. Mientras buscaba oportunidades como torero estudió Ciencias de la Información en Sevilla, y como periodista televisivo en la cadena Cuatro se gana la vida al tiempo que sigue entrenando cada día junto a otros profesionales en la plaza de San Sebastián de los Reyes.
Ha toreado poco, pero ha sido duramente castigado por los toros. El 1 de octubre de 2012, cuando se iniciaba con novillos sin caballos sufrió una cogida muy grave en la localidad abulense de Hoyo de Pinares; al entrar a matar, el animal lo empitonó en el muslo derecho, le arrancó la femoral y le destrozó el paquete vascular. Una pastilla anticoagulante le recuerda cada día aquel mal sueño.
Y ahora, esta nueva y urgente operación que, aunque no está demostrado que la causa sea el toro, el diagnóstico médico asegura que el origen es un traumatismo. Y Silva lo tiene claro: “He sufrido tantas volteretas en el campo y en las plazas que, quizá, alguna haya dado la cara ahora”.
“Me habían inculcado que la verdad del toreo es un hombre delante de un toro, pero no es cierto”
Desde su localidad natal, al abrigo de sus padres y en manos de un fisioterapeuta, Miguel Ángel Silva espera superar en un par de meses las secuelas físicas de su último paso por el quirófano. Desde Zafra resuena al teléfono su potente voz —felizmente recuperada después de que quedara afectada por la operación—, y repasa con facilidad de palabra su afición, su trayectoria, sus desencantos e ilusiones.
Cuenta que su primer referente fue Alejandro Talavante, a quien acudía a verlo en compañía de su abuelo paterno, el único aficionado de toda la familia. Pronto planteó su deseo de inscribirse en la escuela taurina de Badajoz, y ante la negativa de los padres, decidió rebajar las notas escolares, lo que desembocó en un acuerdo entre las partes: contaría con el apoyo familiar si estudiaba una carrera.
Repuesto de la cornada de Hoyo de Pinares, que lo sorprendió con solo 18 años, debutó con caballos en Olivenza el 3 de marzo de 2013 y emprendió una exitosa carrera como novillero hasta que Morante le cedió los trastos de matador y…
“… y me llevé algunas decepciones; siempre digo que soy un torero disidente porque me encuentro separado del colectivo taurino. Me habían inculcado que la verdad del toreo es que un hombre se pone delante de un toro, y que ese es el espectáculo más íntegro que existe. Pero no es verdad. La palabra meritocracia se la pasan los empresarios por el forro de sus intereses. En el mundo del toro se producen flagrantes injusticias… Y, después, el taurineo, el cotilleo, la hipocresía…”.
Cuenta Silva que se sintió “decepcionado y asqueado”. “Y llegué a pensar”, continúa, “que me había equivocado de mundo, y eso me fastidiaba porque había dedicado mi vida a formarme en el ambiente de los toros, y soy persona gracias a la disciplina y a los valores que aprendí. Pero se me apagó la llama de la ilusión”.
Pregunta. Por lo que usted comenta, no es el toro el que pone a cada uno en su sitio, como dicen los taurinos.
Respuesta. Mentiría si dijese que es el toro o el llamado sistema el que decide absolutamente la carrera de un torero. Influyen muchas circunstancias, unas más justas que otras. Lo que está claro es que lo que se hace en la cara del toro no es lo único que importa para ser figura del toreo.
La última vez que se vio anunciado en un cartel fue en 2018, en la localidad navarra de Sangüesa. El pasado año, su amigo Ginés Marín le ofreció la posibilidad de que lo acompañara como sobresaliente en su encerrona con seis toros en la feria de Santander. “Y le dije que tenía que pensarlo porque nunca me había visto en ese perfil; pero me apetecía mucho, la verdad; tenía muchas ganas de vestirme de luces”.
P. Y aceptó la invitación…
R. Me preparé a fondo y le dije que sí, pero solo por esta vez. Y recuerdo que aquella tarde estaba en el hotel con el ritual de vestirme de torero, y se me escapaban las lágrimas. Me cuesta creer que se me ponga la piel de gallina mientras retransmito una crónica en la tele. Por eso, insisto en que la felicidad plena la encuentro enfundado en un vestido de torear.
“Mi vida profesional gira en torno a la comunicación, pero siento la necesidad artística y espiritual de torear”
P. Pero hay que ser realista…
R. Desde luego. Soy consciente de que mi vida profesional gira en torno a la comunicación, pero siento la necesidad artística y espiritual de torear.
P. ¿Sigue creyendo que tiene aptitudes para ser figura del toreo?
R. Si sueño con torear después de la cornada que me arrancó la femoral y tras esta última intervención en las cervicales es porque estoy convencido de que poseo facultades. Lo contrario sería una locura.
A pesar de todo, Miguel Ángel Silva asegura que no se siente frustrado, aunque las dudas le han asaltado en algunos momentos. “A veces, he pensado que el tiempo que dediqué a la carrera de Periodismo se lo había robado al toro, pero no: he descubierto que, en el toro y en la vida, la madurez llega cuando tiene que llegar. A mí me faltó que esa capacidad para tomar decisiones correctas me llegase en el momento adecuado. Por eso hay toreros superdotados, como es el caso de Roca Rey, que siendo muy niños con capaces de entender y aprovechar sus circunstancias. Mi sensación no es de frustración. He disfrutado de cada etapa de mi vida; tengo la suerte de ser matador de toros y torear en el campo, pero también he aprendido a ser feliz como periodista. Claro que no puedo ocultar que me gustaría ser figura del toreo antes que del periodismo, pero hay que vivir la vida como viene.
P. Entonces, no ha pensado en cortarse la coleta…
R. No. Mantengo la ilusión por torear, y para ello entreno cada día. Reniego de muchas de las situaciones que se producen en el mundo del toro, pero aún no he pensado que no quiera saber nada de la profesión.
Miguel Ángel Silva hace rehabilitación diaria, a veces con doble sesión, con el objetivo de incorporarse pronto a su trabajo en el programa En boca de todos y a la plaza de San Sebastián de los Reyes. Los médicos no le han asegurado que supere la escasa sensibilidad que aún padece en las manos, la zona interna de los muslos y los tobillos, pero el torero afirma que nunca dejará de entrenar, torear en el campo y soñar con ese triunfo que una larga cambiada del destino lo ha situado, por ahora, delante de una cámara de televisión.
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